La nieve está desapareciendo de las pistas de esquí. Las temperaturas más elevadas y la previsión de calentamiento global en este siglo mantienen en vilo a un sector cada vez más dependiente de lo artificial. Una realidad que ya está generando polémicas en zonas como Navacerrada en la Comunidad de Madrid.
De acuerdo a los datos que ofrece el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), la temperatura media en Navacerrada en las últimas cinco décadas ha aumentado 1,95 °C, a la par que se han perdido unos 24,2 días de nieve al año. Como consecuencia, la presencia de nieve natural ha llegado a disminuir hasta un 25%.
Pistas de esquí como la de Navacerrada se encuentran así en el ojo del huracán. La decisión acerca de no renovar las concesiones del 1996 se deriva, única y exclusivamente, de la crisis climática.
La presencia de nieve natural en Navacerrada ha llegado a disminuir hasta un 25%
Así lo asegura el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, entidad dependiente del MITECO, que a principios de año tomó ya la determinación de cerrar las instalaciones por su dependencia de la nieve artificial y, en consecuencia, su consumo hidrológico y energético.
Las previsiones para las próximas décadas tampoco son nada halagüeñas. Según datos oficiales, la cota de nieve se mantendrá por encima de los 2.000 metros, lo que tendrá un impacto directo sobre las pistas de esquí que se encuentren por debajo de este nivel. Navacerrada, por ejemplo, se encuentra a 1.800 metros. Pero no es la única.
Un análisis que adelantó Ballena Blanca con datos de Atudem, el organismo que agrupa a las 35 pistas de esquí de España, asegura que la nieve artificial ya cubre más de la mitad (un 52%) de la superficie de los mayores centros de esquí situados en Pirineos y Sierra Nevada. De hecho, con respecto a 2011, estas pistas tienen un 12% más de nieve artificial.
Los cañones de nieve artificial
Detrás de los campos blancos de nieve artificial se esconde todo un sistema complejo de tuberías y cañerías –conocido como sistema de innivación– para conseguir cubrir las pistas de esquí, que deben tener al menos 30 centímetros de nieve durante 100 días para que puedan considerarse viables.
El agua se obtiene de balsas y llega por tuberías hasta los cañones donde, con aire presurizado, se expulsan las partículas heladas que, a baja temperatura, simulan la nieve natural. No obstante, para ello es necesario un clima de 0 °C y una humedad baja, de -3 °C. Cuanto más frío haga y más baja sea la humedad, más calidad tendrá la nieve y más eficaz será el sistema.
Según el mismo análisis que publicó Ballena Blanca, a la par que descendía la nieve natural en las estaciones españolas de esquí más relevantes, también ha aumentado el número de cañones disponibles en las pistas. A excepción de la estación de Cerler, donde se ha mantenido estable, el resto han experimentado un aumento del 13% desde el 2011.
No obstante, esto es un simple parche ante la situación que plantea el cambio climático. En su último informe, el Grupo de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas señalaba que, al ritmo de emisiones actual, el mundo se enfrenta a un aumento de las temperaturas superior al límite de 1,5 °C, lo que tendría consecuencias e impactos directos en nuestras sociedades, que ya se están constatando.
Cuanto más frío haga y más baja sea la humedad, más calidad tendrá la nieve artificial
Según el informe Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España, las heladas son cada vez menos habituales. De hecho, de acuerdo a los datos expuestos en el documento, cada año hay 21,6 días menos que en la década de los 70.
El Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC) ha informado de que las temporadas de esquí ya se están retrasando como consecuencia de la situación climática. En concreto, en las estaciones con cota baja se ha retrasado hasta 50 días el inicio de temporada, y en la de cota media, un total de 30 días.
El ¿futuro? de las pistas de esquí
El OPCC ha constatado en un estudio científico que no sólo hay ya un impacto directo del clima en la disponibilidad de nieve en las estaciones, sino que además el 63% de las pistas en los Pirineos será inviable sin nieve artificial en un escenario de unos 2 °C de calentamiento.
En esta cordillera, sin ir más lejos, la temperatura media ya ha aumentado 1,3 °C en los últimos 60 años, un 30% más que la media global.
La nieve artificial también se vería afectada por este aumento de la temperatura media. Las que se encuentran más al sur o en cotas bajas podrían encontrar un clima difícil para poder producir nieve, o al menos nieve de calidad.
Pero no sólo a la hora de generar la nieve artificial, sino también para mantenerla en superficie sin que se disuelva. El centro prevé que, por este motivo, más de un tercio de las estaciones que dependen de los cañones tendrán que cerrar.
Esto no sólo da una idea sobre la situación climática en la que nos encontramos. Las consecuencias económicas de la debacle progresiva del sector también tendrán un impacto sobre la sostenibilidad del sistema.
A excepción de la estación de Cerler, el resto han experimentado un aumento del 13% de nieve artificial desde el 2011
Atudem aseguraba en su último informe que el empleo directo generado por las estaciones de esquí alcanza las 3.103 personas. Pero, además, se trata de una industria que en el último año generó hasta 118.755 millones de euros de ingresos y un 80% concentrado en el entorno de los Pirineos.
La situación a la que se enfrenta el sector no es algo propio de España. De acuerdo a un estudio del instituto italiano EURAC –con datos desde el año 2000–, hasta el 78% de las zonas montañosas del mundo tienen menos nieve a consecuencia de la crisis climática.
Como recoge la Agencia EFE, el resultado revela "una situación preocupante" sobre todo a alta cuota: sobre los 4.000 metros de altitud todas las zonas montañosas observadas "está empeorando", pierden extensión nevada, duración de la nieve y aumenta la temperatura del aire.