Mes de septiembre. El calor aprieta, pero eso es lo de menos para el prestigioso arqueólogo Ignacio Martín Lerma porque no para de extraer sedimentos, con su paletín, como alma que lleva el diablo: "Tenía la adrenalina por las nubes". La intuición le dice a este profesor de Prehistoria de la Universidad de Murcia que hay algo tras aquel talud del Pleistoceno, amontonado en la Cueva del Arco: un yacimiento arqueológico. Y está en lo cierto porque acaba descubriendo "una catedral en el subsuelo" que da acceso a un paseo por la Prehistoria.
"Lo que hemos descubierto es comparable a yacimientos tipo Atapuerca", subraya el arqueólogo y profesor de Prehistoria de la Universidad de Murcia, Ignacio Martín Lerma, en conversación con ENCLAVE ODS para hacer públicos los últimos detalles de un descubrimiento con repercusión mundial en el campo de la geología y de la arqueología.
Prueba de ello es que hasta The Guardian se ha hecho eco del avistamiento de esta enorme cavidad que ha situado en el mapa internacional a Cieza: una localidad murciana de 35.298 habitantes, conocida por la calidad de sus árboles frutales, la espectacular floración de sus almendros y los emocionantes descensos por el río Segura -al abrigo del Cañón de Almadenes-. Ahora, todo eso ha quedado eclipsado por la cavidad 'D' del conjunto arqueológico de la Cueva del Arco.
"En la Cueva del Arco estamos trabajando desde 2015 y empezamos a ver que había un lugar en el que se podía abrir una 'estancia' nueva, pensábamos que sería una bóveda, pero lo que nos hemos encontrado es que esa nueva 'sala' que hay en el subsuelo, tiene un recorrido accesible de más de un kilómetro y medio", tal y como detalla este arqueólogo de 41 años. El tono de las explicaciones del profesor Martín Lerma evidencia que todavía tiene la adrenalina por las nubes ante la repercusión de este hallazgo, ligado al objetivo ODS número 13, sobre diversidad y evolución de los animales.
"Es espectacular porque no es una ratonera, como se dice en espeleología, se puede ir caminando: es una auténtica locura, tiene bóvedas de veinte metros". Esa cavidad alberga impresionantes estalactitas fistulosas, de 4 metros de longitud, con un espesor milimétrico. "Son las 'lágrimas' más grandes del mundo", tal y como confirma Ignacio Martín Lerma a ENCLAVE ODS. También se han localizado zarpazos del oso de las cavernas, que midió más de tres metros de altura, una especie de la que, hasta ahora, no se tenía constancia de su existencia en esta zona del país.
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"Esto es un notición porque se pensaba que los osos cavernarios no eran comunes en el sur, en esas cronologías tan antiguas", resalta el docente de la UMU. "No podemos dar una fecha concreta porque aún no la sabemos, pero lo que sí está confirmado es que la entrada de esta cueva estaba tapada por niveles paleolíticos, con más de 50.000 años, de modo que todo lo que hay debajo es mucho más antiguo".
Tales marcas en las paredes son la prueba de que en esa cavidad invernaron osos de las cavernas: "Usaban esta piedra caliza para afilar sus uñas porque los zarpazos miden más de medio metro: son brutales". Incluso tuvieron crías. "Del tamaño de los zarpazos se desprende que hubo oseznos". De momento, se desconoce el número y su linaje: "No conocemos la especie, sabemos que vivieron en la Prehistoria más antigua y que doblaban el tamaño del oso actual".
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¿Cuál es el siguiente paso después de hacer público ese descubrimiento mundial?
Ahora mismo lo importante de la cavidad no es tanto lo grande o lo larga que es, sino que está intacta. Lo más valioso que tiene es que todo lo que está ahí dentro está sin tocar. Todavía no podemos calcular la magnitud de lo que hay dentro. En este momento, viene una etapa de un año de trabajo científico en el que se estudiará a fondo la cavidad.
La Cueva del Arco es un yacimiento referente en el sureste peninsular porque tiene las pinturas rupestres más antiguas de la Región de Murcia y restos de ocupaciones humanas durante 50.000 años que llegan hasta los neandertales. Pero el avistamiento de la cavidad 'D', supone elevar este enclave al nivel de Atapuerca.
"Se tendrá que convertir en un proyecto de interés geológico nacional: la financiación tiene que estar a la altura de un hallazgo mundial", reflexiona este arqueólogo, al tiempo que lanza un claro mensaje a las administraciones regional y estatal para apostar por este enclave.
Este hallazgo ha hecho que pasen a la historia los miembros del equipo que han desarrollado las labores de excavación de la Cueva del Arco y que estaban dirigidos por Ignacio Martín Lerma, de la Universidad de Murcia, y por Didac Román, de la Universitat Jaume I de Castellón, así como el grupo de espeleólogos del Grupo Geca de Cieza.
"Estábamos trabajando en la Cueva del Arco y lo que hemos abierto es una gran cueva justo debajo: tiene casi dos kilómetros de recorrido por debajo, pero no sabemos hasta dónde llega", insiste ilusionado este profesor que suma doce años de carrera en la Universidad de Murcia. La incógnita es tan apasionante como todo lo que hay por descubrir y para eso hace falta invertir fondos públicos con el objetivo de determinar el verdadero alcance del hallazgo.
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¿Por qué han esperado hasta ahora para desvelar la existencia de la cavidad 'D' que descubrieron en septiembre?
En estos meses, hemos hecho tres o cuatro incursiones en la cavidad para analizarla. De momento, en una línea geológica, por primera vez, tenemos una cavidad que no ha sido alterada ni por animales, ni por el aire, ni por el ser humano, ni por el agua (de lluvia). También hay minerales que parece que no estaban constatados por la naturaleza y que se están analizando en varios laboratorios del país. Y a nivel arqueológico, las paredes tienen zarpazos que pertenecen al oso de las cavernas.
¿Cuál será la línea de trabajo que se siga a parir de ahora?
Habrá dos líneas de actuación. La parte geológica, es decir, el continente, y la parte arqueológica, el contenido. En la parte geológica tenemos a la cabeza al catedrático José María Calaforra y en la arqueológica me acompañará Didac Román. La otra pata del proyecto serán los espeleólogos del Grupo Geca que siguen explorando la cavidad.
Ni que decir tiene que la cavidad 'D' no será visitable y que permanecerá blindada hasta que todos los estudios científicos estén finalizados. "Hay que tener en cuenta que tenemos entre las manos un tesoro natural intacto y así es como debería seguir estando", advierte Ignacio Martín Lerma, con experiencia en diversos estudios paleolíticos en el sureste español. "Llevo toda la vida dedicado a la arqueología".
Y tal dedicación se ha visto recompensada como responsable de un hallazgo de talla mundial. "Los grandes pasos de la humanidad, a veces, se hacen con los elementos más sencillos: accedí a esa cavidad con un paletín y una linterna. No era consciente de lo que iba a descubrir".