20 años de la Fundación Juanfe en Colombia: "El embarazo adolescente es un cáncer en Latinoamérica"
La entidad sin ánimo de lucro colombiana lleva dos décadas ofreciendo apoyo psicosocial y laboral para que las jóvenes que se quedan embarazadas y sus familias salgan del círculo de la pobreza.
20 octubre, 2021 01:28"Sientes que te quedaste sola, porque la sociedad te está diciendo que te cagaste la vida". Orlidys Vergara tiene 33 años, es trabajadora social y estudiante de Psicología. Pero también pasó por esa situación que cuenta de "encontrarse sola frente al mundo" al quedarse embaraza con 17 años.
Esta colombiana dio a luz a una bebé que ahora es adolescente, siendo ella poco más que una niña, como les ocurre a 18 millones de menores cada año en el mundo.
Un problema que no solo empobrece a las madres y a sus familias, sino que, como explica Catalina Escobar, fundadora de la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar (Juanfe), "afecta a la economía y a toda la sociedad".
Y es que solo en América Latina, la exclusión del mercado laboral y el abandono escolar derivados del embarazo adolescente, junto al propio coste para la sanidad que este acarrea, supone el 2% del PIB anual de la región.
Para evitarlo, la organización liderada por Escobar lleva dos décadas dando apoyo psicosocial y formativo a las jóvenes. Con su proyecto 360º ha conseguido reducir la mortalidad infantil, sin políticas públicas detrás, en un 81% y, de paso, romper el círculo de pobreza en el que viven millones de familias.
"En Colombia, cuando una niña tiene 15 años, vive por debajo de la línea de pobreza y queda embarazada, tiene un 86% de probabilidad de tener tres hijos antes de los 20 años", alerta Escobar.
La Fundación Juanfe ha reducido la mortalidad infantil un 81% en dos décadas
Y recuerda que, además, esas jóvenes son hijas, nietas y, en ocasiones, bisnietas de madres adolescentes. La Juanfe busca, precisamente, acabar con un problema –el embarazo en la adolescencia– que su fundadora define como "un cáncer que vive América Latina" desde hace tiempo.
El modelo 360º
La mejor quimioterapia para este cáncer, asegura Escobar, es "ponerlas a ellas en el centro de un ecosistema muy invasivo que nos permite sacarlas de la pobreza". El modelo que llevan a cabo en Juanfe arranca con seis meses que "son definitivos", marcados por una fuerte intervención psicosocial.
"Somos una UCI a la que nos llegan pacientes de cuidados intensivos emocionales gravísimos", asegura Escobar. Y explica esta metáfora: "Hablo de niñas con intentos suicidas, jóvenes que han estado prostituidas, que consumen sustancias psicoactivas… son muchachas producto de todo tipo de abusos".
Por tanto, cuenta, la labor de la fundación es trabajar en reparar y "en la medida que reparamos, además, estamos generando todo un valor para ellas mismas, que la mayoría no saben ni definir esa palabra: valor".
Ese es el trabajo que Juanfe realiza el 70% del tiempo. El 30% del tiempo restante, "ya les empezamos a dar todas unas herramientas para que entren a una cadena progresiva laboral". Tras los seis primeros meses, las jóvenes entran en un ciclo de un año consistente en la formación.
Más educación, menos embarazos
"Otra vez, el 70% del tiempo lo dedicamos a formarlas en toda una gama de carreras técnicas que están desarrolladas de acuerdo a lo que pide la ciudad, bajo los estándares de la región", asegura. Ese otro 30% se sigue destinando a trabajar la parte psicosocial y de empoderamiento.
Muchas jóvenes como Vergara consiguen, de esta manera, acceder a unos estudios soñados, pero que nunca creyeron poder lograr. "Siempre quise estudiar, pero no me lo podía costear, y luego llegó el embarazo". Esta (casi) psicóloga asegura que la Juanfe le enseñó que nunca es tarde para empezar de nuevo.
"Somos una UCI a la que nos llegan pacientes de cuidados intensivos emocionales gravísimos", asegura Escobar
Alejandra Rodríguez, de 18 años, madre de un niño de 15 meses, ha descubierto, como parte del programa de la Juanfe, la pasión por la cocina. "Mi sueño es terminar en la Juanfe, hacer mis prácticas, estudiar y abrir mi propio restaurante".
Sin embargo, como otras muchas chicas en su situación, Rodríguez nunca tuvo claro tan siquiera si tendría un futuro al que aspirar. "Cuando quedé embarazada no sabía qué hacer, no entendía por qué yo, recibía mucho desprecio e indiferencias por parte de las personas de mi entorno y se me vinieron muchos pensamientos negativos…", confiesa.
Como ella, cada hora en Colombia se quedan embarazadas 15 jóvenes menores de edad. A pesar de que las complicaciones en el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las chicas de entre 15 y 19 años, los intentos de suicidio es una de las principales problemáticas a las que se enfrentan desde la fundación de Escobar.
Por ello, desde Juanfe aseguran que en 20 años han "salvado" a 250.000 mujeres. Solo entre 2002 y 2007, además, consiguieron salvarles la vida a 4.449 niños menores de un año.
Pero hace falta más. Escobar reclama "una educación sexual absolutamente radical en los colegios estatales", además de acceso financiado al 100% a métodos anticonceptivos. Y, sobre todo, dejar a un lado "tanta ridiculez católica, porque aquí nos estamos llenando de hijos y eso nos está empobreciendo".
En un país donde las políticas públicas efectivas contra esta problemática carecen de la contundencia necesaria, esta fundación es, dice Escobar, "el único pase a la libertad" de las jóvenes que se quedan embarazadas. Y lo es en todos los sentidos: "Es su pase a la libertad interior, a la independencia económica, al no estar sometidas a un hombre que las maltrata o a una familia que las ha sometido en sus derechos y sus necesidades".
Cada hora en Colombia se quedan embarazadas 15 jóvenes menores de edad
Vergara, que "se graduó" en Juanfe en 2012 coincide: "Cuando me quedé embarazada no sabía lo que eran los anticonceptivos, ni siquiera sabía qué eran los derechos de las mujeres ni que había habido una lucha histórica para conseguirlos".
La joven confiesa, incluso, que de adolescente desconocía que su país llevase décadas sumido en un conflicto armado con el de las FARC –ahora en estrecha relación con su labor como trabajadora social–.
Pero, ante todo, Vergara admite que lo primero que aprendió fue "a aceptar a esa niña que, siendo adolescente, iba a tener. Porque fue lo que marcó la reconstrucción de un proyecto de vida".
Y concluye: "Primero tuve que ser yo madre adolescente para que mi hija no vuelva a repetir la historia".