Los efectos del cambio climático están teniendo consecuencias en el abastecimiento de agua en todo el mundo. Aunque algunas comunidades lo están sufriendo más que otras. Para intentar paliar este desastre, desde la ONG Rescate han desarrollado un proyecto en Jordania para generar agua a través de la condensación de la humedad ambiente.
Según el informe relativo al estrés hídrico elaborado en 2021 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), "alrededor de un tercio de la población mundial –2.300 millones de personas– vive en países donde se sufre por la falta de agua".
Jordania es uno de los países con mayor nivel de estrés hídrico. Es decir, como aclara el responsable de proyectos en Oriente Medio de la ONG Rescate, Francisco Fuentes, "hay una mayor demanda de agua de la que se dispone". Además, se trata también de uno de los más áridos del mundo. Por tanto, la falta de abastecimiento de este recurso natural es cada vez mayor.
La mayoría de la población tiene acceso al agua a través de acuíferos, "pero dos terceras partes de estos están ya secos", explica el experto. La escasez de recursos está incrementando y repercute también directamente en la actividad agrícola, pues los pequeños productores disminuyen sus fuentes de ingreso al no poder cosechar y sembrar sus productos. Esto, explica Fuentes, podría derivar incluso en inseguridad alimentaria.
Una solución innovadora
La ONG Rescate ha trabajado codo con codo con Generaciones Fotovoltaicas de La Mancha (GFM) y con los equipos cedidos de GENAQ, empresa que, precisamente, crea dispositivos que permiten obtener agua a través de la condensación del aire de forma autónoma y económica.
Así, en la pequeña localidad de Al-Sarhan, en la provincia jordana de Al-Mafraq, han llevado a cabo una solución innovadora: un sistema de abastecimiento de agua que obtiene a través de la energía solar la condensación de la humedad del ambiente.
"Son proyectos que dan vida y salvan vidas", asegura Javier Bustos, CEO de GFM. Esta tecnología capta el aire del exterior y lo transforma en agua, sometiéndola a un proceso de potabilización y eliminación de partículas. Desde Rescate aseguran que puede actuar con temperaturas de hasta 55º y con bajos niveles de humedad.
Se trata de un proyecto autónomo y sostenible. "Esta máquina se puede transportar de un sitio a otro, donde se requiera; puedes generar agua en cualquier parte", explica Fuentes. Lleva en funcionamiento desde este verano y los resultados demuestran su éxito: se están generando unos 100 litros de agua diarios.
Para acompañar a esta solución tecnológica, el acercamiento y la colaboración con la comunidad local es esencial. Por ello, el proyecto ha sido gestionado por Tawasul Association for Family and Childhood Development, una organización que ejecuta varios proyectos comunitarios en la zona.
Buscan concienciar y formar a la población local para incidir en sus hábitos de consumo. Trabajan con gente que tiene pocos recursos, y estas actividades son esenciales. "Algunos utilizaban el agua sólo para limpiar los suelos y a través de las actividades se les enseña a purificarla con métodos para que pueda servir para otras cosas", cuenta Fuentes.
La máquina de Rescate y GFM están generando unos 100 litros de agua diarios
A las formaciones de gestión y uso eficiente de agua se han sumado las de energías renovables y eficiencia energética.
Gracias a estas formaciones, la jordana Amani Motawe, cuenta que ha conseguido aplicar medidas de ahorro en su hogar, cambiando los grifos y reutilizando el agua para regar sus olivos y limoneros.
Población refugiada
La organización no sólo ha trabajado con la población local, pues el municipio jordano de Al Mafraq, fronterizo con Siria, ha recibido un gran número de población refugiada. Esto ha provocado que, como cuenta Carlos García, miembro de la ONG Rescate en Jordania, "su población se haya incrementado el doble en los últimos años".
Según datos de ACNUR en marzo de 2021, Jordania es un país con 753.676 refugiados, lo que incrementa los problemas de escasez de recursos y servicios públicos. "Esto genera mucha tensión entre las comunidades, por eso es necesario trabajar con la población local y también la refugiada", cuenta Fuentes.
Jordania es uno de los países de la región que más población refugiada recibe, sobre todo siria. Pero Fuentes teme que, de seguir así, y como consecuencia del estrés hídrico, los propios jordanos sean los que abandonen su país "ante la dificultad de subsistir con los poquísimos recursos que tienen". Del acceso al agua depende un futuro como refugiados climáticos o no.