La bioeconomía nace de la necesidad de combinar el propósito de la economía, como actividad que responde a las necesidades humanas, con el desafío de utilizar materiales y energías renovables para reducir el impacto medioambiental. Esta nueva manera de concebir la economía se desarrolla en coincidencia con las metas y compromisos que los Gobiernos, las sociedades se han establecido.
Con la mirada puesta en la sostenibilidad de nuestros ecosistemas, cada vez es más frecuente la inclusión de ideas, como la economía ecológica, en las estrategias nacionales e internacionales.
Una fórmula de economía ecológica se ha encontrado en los bosques, uno de los ecosistemas que más ha aprovechado la humanidad a lo largo de su historia. En España se ha comenzado a apostar por nuevos modelos de desarrollo sostenible, y el ejemplo más claro, pero algo menos explorado, es la bioeconomía forestal.
Esto se ha debido, por un lado, a los problemas que experimentan algunas zonas rurales, como la despoblación o el alto nivel de desempleo, y, por otro, a la amplia extensión superficie forestal que existe en el país.
La bioeconomía ha llegado para favorecer el aprovechamiento de recursos naturales regenerables
Según refleja el último Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, los ecosistemas que más territorio ocupan son los forestales, con un 37 % de superficie forestal arbolada (bosques y dehesas) y un 19% no arbolada (matorrales, eriales, canchales, arenales, etc.).
La bioeconomía ha llegado para favorecer el aprovechamiento de recursos naturales regenerables y potenciar el desarrollo rural sostenible, identificando y desarrollando oportunidades que pueden ofrecen activos endógenos abundantes, como los bosques. Y proyectos como Urban Forest Innovation Lab Cuenca desafían la concepción monolítica de los bosques como ecosistemas reservados para la explotación turística o maderera.
La bioeconomía forestal, un paso más allá
Carmen Avilés, profesora titular en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSI-UPM), explica las implicaciones que tiene la bioeconomía forestal. Si a la bioeconomía "le añadimos el forestal, y le ponemos además el apellido circular, estaríamos aprovechando lo máximo posible sin desmerecer un desarrollo sostenible en el futuro".
El impacto de esta nueva manera de gestionar los recursos forestales se ha extendido a otros sectores, como el textil o el de la construcción. "Hablar de bioeconomía forestal es dar un paso más allá", afirma Avilés. Cada vez más, se intentan desarrollar materiales teniendo en cuenta su impacto medioambiental. Un ejemplo es el de la madera transparente, que puede ser una alternativa al cristal y a los plásticos para fabricar ventanas.
"Hablar de bioeconomía forestal es dar un paso más allá", señala Avilés
No solamente se pueden aprovechar las maderas para la producción. Hay una serie de elementos adicionales, todo aquello que hay alrededor de los árboles es un recurso para la fabricación de productos. Se puede aprovechar la resina o las podas. También se pueden emplear este tipo de recursos para la generación de bioenergía.
El aprovechamiento, de una manera sostenible, de los recursos naturales renovables es lo que pretende impulsar el Urban Forest Innovation Lab (UFIL), una incubadora de ideas para poner en práctica la bioeconomía forestal, en el que participan entidades públicas y privadas.
Una solución a los problemas sociales y ambientales
La bioeconomía forestal, teniendo en cuenta la amplia superficie forestal que presenta España, es vista como una de las posibles soluciones a algunos problemas sociales como la despoblación, el desempleo juvenil o la desintegración del tejido económico en las zonas rurales. "El uso de productos procedentes del bosque permiten adecuarnos y acercarnos mucho más a la economía circular" sostiene Avilés.
Junto al aprovechamiento de los recursos naturales forestales, la bioeconomía forestal también comprende aquellos servicios y actividades que giran en torno a los bosques, desde el asesoramiento en gestión forestal al ecoturismo. Algunos de los beneficios de esta última están relacionados con la salud, el confort, el conocimiento o la cultura.
"Cuando los bosques están abandonados puede haber consecuencias negativas en su biodiversidad", explican desde FSC
La apuesta por aprovechar todos los recursos que ofrecen los bosques también tienen como resultado un impacto medioambiental más positivo. Desde FSC España , Patricia Vines, responsable de comunicación explica que "cuando los bosques están abandonados es cuando puede haber consecuencias negativas sobre su biodiversidad, con problemas como los incendios".
Una incubadora de ideas para aprovechar la riqueza forestal
El Laboratorio Urbano en Economía Forestal (Urban Forest Inovation Lab, UFIL) nació en el año 2018 para conectar lo urbano y lo rural facilitando la construcción de un tejido económico local basado en el principal activo de Cuenca: sus bosques. La ciudad de Cuenca es, de hecho, una de las ciudades europeas con mayor superficie forestal de toda la Unión Europea, con 55.000 hectáreas arboladas.
Ideado como un laboratorio e incubadora de ideas, brinda oportunidad a personas con madera de emprendedores o con ideas prometedoras para formarse y llevarlas eventualmente a la práctica; a empresas que quieran plantear un desafío de negocio en torno a la bioeconomía forestal; y a personas, empresas, instituciones u otros agentes que quieran formar parte del ecosistema de la bioeconomía forestal conquense.
UFIL ha sido reconocida en Europa como una iniciativa pionera en bioeconomía forestal. Fue una de las propuestas seleccionadas por la Comisión Europea en su tercera convocatoria de Acciones Urbanas Innovadoras, por su carácter integrador e innovador. Así, el proyecto cuenta con la financiación, en un 80%, del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Además, ha recibido el reconocimiento del Alto Comisionado para España Nación Emprendedora.
"El monte es algo que, si no se aprovecha, se muere", concluye Avilés
El proyecto, que está desarrollando su tercera y última edición, está impulsado y coordinado por el Ayuntamiento de Cuenca y son varias las entidades (locales, regionales y nacionales) que colaboran como FSC España, la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) o la Universidad Politécnica de Madrid, entre otras.
Conversando sobre el proyecto UFIL, en el que participa aportando asesoramiento científico, Avilés señala que "este tipo de proyectos presentan beneficios muy interesantes, haciendo que las poblaciones y el entorno empresarial lo vean como algo necesario para promover la riqueza". Poniendo en valor la relevancia del aspecto medioambiental, Avilés concluye que se está inculcando que "el monte es algo que, si no se aprovecha, se muere".