"El verano empezó con frío, humedad y una inusual nevada fuerte y tardía en junio, lo que retrasó el inicio de la temporada de deshielo. Sin embargo, una ola de calor a finales de julio precipitó la pérdida masiva de hielo". Así comienza el servicio danés de monitoreo Portal Polar su último informe alertando del deshielo de Groenlandia, que va ya por su 25º año consecutivo.
Su estudio, que forma parte del informe anual sobre el estado del clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), de que el país norteamericano finalizó el pasado año con una masa neta de superficie de cerca de 396.000 toneladas.
Además, el estudio afirma que, entre agosto de 2020 y el mismo mes en 2021, la capa de hielo groenlandesa perdió cerca de 166.000 millones de toneladas en términos de “balance de masa total”. Ese sería, por tanto, el resultado de la suma del deshielo de la superficie, la pérdida de trozos de hielo de los icebergs y el derretimiento de las “lenguas” de los glaciares en contacto con el agua de mar.
El problema de este fenómeno que lleva cuarto de siglo azotando Groenlandia sin freno radica en que el hielo que se derrite "está sobre el continente y, por tanto, va a parar directamente al océano", explica José Luis García, responsable de Clima y Cambio Climático de Greenpeace. Como resultado, apunta, "el efecto directo es de la subida del nivel del mar".
Hay que recordar que la capa de hielo que recubre este país en más del 80% de su extensión es la segunda más extensa del mundo, superada sólo por la de la Antártida. "De hecho, si todo el hielo de Groenlandia se derritiese subiría el nivel del mar 7 metros", continua García.
Como asegura la investigadora del CSIC Marta Marcos en un artículo publicado en The Conversation, "las implicaciones de un cambio de tal magnitud serían enormes en todas las zonas costeras del mundo, incluyendo la sumersión completa de grandes zonas urbanas a largo plazo". Algo que afectaría especialmente a las costas mediterráneas.
Pero, como alerta García, "ese proceso ya está ocurriendo". De media, desde principios del siglo XX, el nivel del mar ha aumentado alrededor de 20 centímetros. Y, hasta 2017, sólo en las últimas tres décadas había ascendido 8 cm, según un estudio publicado en la revista científica PNAS. Por tanto, la velocidad a la que aumenta el nivel del mar se está acelerando.
Más allá del nivel del mar
García también recuerda que el deshielo de Groenlandia no sólo influye en el nivel del mar. También "está el cambio en la salinidad del agua". El agua dulce de los glaciares se derrite y acaba mezclada con el agua salada de los océanos. Al haber mayor proporción de la primera, "la salinidad se modifica, afectando a las corrientes marinas". Estas son las responsables de determinar el clima en distintas zonas del planeta.
"Ya está pasando que la corriente del Golfo se ha ido debilitando y, aunque parezca una paradoja, el clima tiende a calentarse, pero en Europa occidental el efecto puede ser el contrario", advierte el experto, en cambio, climático de Greenpeace. Y añade: "Si se paraliza la corriente del Golfo, aquí se produciría un gran enfriamiento".
Como explican desde el servicio de noticias de Naciones Unidas, el deshielo continuado de Groenlandia "es una muestra clara del rápido avance del cambio climático e implica una transformación de las perspectivas del planeta".
El problema está en que, como asegura García, "lo que se ha perdido hasta ahora ya es irrecuperable, por lo menos a escala humana". No hay manera de volver atrás: el proceso de calentamiento global que causa el deshielo tiene una gran inercia y "costará siglos en el mejor de los casos poderse recuperar", argumenta el experto, que matiza que, en realidad, ahora el reto que enfrentamos es el de "poner freno a que continúe".
Para atajar el deshielo, que no es más que una consecuencia del cambio climático, los científicos avisan de la necesidad de atajar la causa identificada: las emisiones de gases de efecto invernadero. "En la próxima cumbre del clima, los países tienen que presentar planes nuevos para ver si con eso se alcanza el objetivo de que la temperatura no suba más de 1,5 °C respecto a niveles preindustriales. Si eso se consigue, este proceso de deshielo se podría ralentizar e, incluso, llegar a detener. Si no, será irremediable", concluye García.
2021, un año para recordar
El informe de Polar Portal hace hincapié en que el pasado año fue particularmente relevante a nivel climático para Groenlandia –y, por ende, el mundo–. Por un lado, por primera vez se registró lluvia en la estación meteorológica Summit, localizada en lo alto de un glaciar a 3.200 metros de altitud.
Por otro, la pérdida de hielo en el glaciar Sermeq Kujalleq se aceleró después de que su tasa de pérdida llevase estancada varios años. Pero, por otro lado, según el servicio danés, las nevadas invernales estuvieron cerca del promedio para el periodo comprendido entre 1981 y 2010 algo que, recuerda el estudio, "es una buena noticia, pues la combinación de pocas nevadas invernales y un verano cálido puede provocar grandes pérdidas de hielo, como sucedió en 2019".