Utilizar las cáscaras de los tomates y del arroz y los residuos de la fermentación del vino para elaborar pastillas con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias mediante una técnica conocida como micropulverización criogénica. Es el reto que se han propuesto lograr varias empresas internacionales, entre ellas la catalana SITEC Pharmabio, para desarrollar innovadores suplementos nutracéuticos que aprovechen los desechos orgánicos alimentarios.
De momento van por buen camino: a través de un programa piloto financiado por la Unión Europea han logrado demostrar la eficacia de este proceso que, aseguran, es completamente sostenible, ya que el impacto medioambiental es ínfimo gracias a que utilizan el dióxido de carbono como fuente transformadora.
Se trata de un proceso complejo que el director adjunto de SITEC Pharmabio, Pierandrea Esposito, califica como de "impacto ambiental bajo". El argumento está justificado: "Recibimos los extractos producidos por otras empresas en un material fluido y los transformamos a polvo sólido fácilmente manipulable para poder meterlo en cápsulas que faciliten su absorción", explica. Este material "fluido" que les llega está compuesto por extractos de materiales orgánicos como cáscaras de tomate desechadas, residuos de la elaboración del vino (lo que se conoce como lías) o las cáscaras del arroz.
"Una de las moléculas tiene un beneficio enorme para la degeneración de la capacidad visual", explica el representante de SITEC Pharmabio
"Muchos de estos productos tienen biomoléculas con un gran valor añadido antioxidante, de forma que extraemos este biomaterial para usarlo como componente para productos nutracéuticos que sirven para la protección cardiovascular u ocular o para elaborar cosméticos, como los geles para mejorar la salud cutánea", explica el experto.
Pulverización criogénica
Una empresa tecnológica italiana, Exenia, se dedica a procesar estos elementos sin utilizar disolventes orgánicos, sino simplemente dióxido de carbono. "Esta es la peculiaridad del proceso", señala Esposito. "No utilizan disolventes orgánicos que puedan generar impactos medioambientales, sino que utiliza lo que se conoce como dióxido de carbono supercrítico", un fluido inocuo altamente presurizado con grandes capacidades disolventes.
Al recibir estos extractos, que pueden ser oleosos, pastosos o estar traducidos en una "mezcla compleja" que tenga parte líquida y parte sólida, SITEC Pharmabio aplica su tecnología de micropulverización criogénica, también basada en el dióxido de carbono "El producto fluido se encuentra con un flujo de CO2 helado y esto produce la formación de un particulado muy fino y sólido. La ventaja es que trabaja a baja temperatura. Eso es bueno porque muchas de estas partículas tienden a ser sensibles a temperaturas más elevadas".
Una vez conseguido el "polvo micronizado", éste se introduce en cápsulas que puedan ser vendidas en farmacias como suplementos nutracéuticos, es decir, pastillas que contienen las moléculas de los nutrientes originales, algunos de los cuales tienen grandes beneficios para la salud de quien los consume.
"Una de las moléculas tiene un beneficio enorme para la degeneración de la capacidad visual", continúa el directivo de SITEC Pharmabio. "Ademas, para la salud cardiovascular desarrollamos micropartículas antioxidantes y antiinflamatorias que ayudan a reducir la inflamación provocada por diferentes patologías. Y hasta hay posibilidades de aplicarlas en la piel como cosméticos, ya que los polvos se pueden mezclar en un gel aplicable sobre el cutis y actuar como antioxidantes".
De momento esta innovadora técnica se encuentra en fase piloto y la idea de SITEC es lanzarla al mercado nutracéutico y farmacéutico próximamente. De hecho, ellos colaboran con una empresa italiana, Farmaceutici Procemsa, que puede acabar el desarrollo y producir estos polvos a escala industrial para ponerlos en el mercado.
¿Qué es la nutracéutica?
Los productos nutracéuticos son aquellos complementos alimenticios o suplementos (pueden ir en pastillas o polvos) que contienen nutrientes aislados de una serie de alimentos de origen natural, y van desde productos como frutas y verduras, al igual los tomates que pulveriza criogénicamente SITEC Pharmabio, a hierbas, minerales o incluso algunos alimentos procesados.
Tal y como señala la Sociedad Española de Nutracéutica Médica, la definición de esta categoría que entremezcla medicina y farmacéutica fue acuñada en 1989 por el doctor Stephen DeFelice, presidente de la Fundación para la Innovación en Medicina de Nueva Jersey, Estados Unidos, quien definió los productos nutracéuticos como alimentos o parte de un alimento "que proporciona beneficios médicos o para la salud, incluyendo la prevención o el tratamiento de enfermedades".
"El sector ha tenido la tendencia a abusar de este tipo de mensajes", señala el médico Jaume Núñez
Jaume Núñez, médico y Licensing Manager en Biosearch Life, empresa perteneciente a Kerry Company, explica que el concepto de nutracéutico hace referencia a concentrados de nutrientes que se dan de manera dosificada: "Es un nutriente que está destinado a mantener un nivel adecuado de una ingesta o de corregir algún tipo de deficiencia nutricional", explica el experto. "Algo que impacta en la fisiología, no en patologías. Tú no te vas a curar de algo por el hecho de tomar un suplemento alimenticio, pero sí vas a mejorar tu fisiología o a mantenerla para evitar mayores consecuencias ante una enfermedad".
Aunque no existe consenso científico en torno a la efectividad de este tipo de productos, son numerosos los expertos que consideran que sus propiedades biológicas son muy beneficiosas para la salud de quien las consume y hasta pueden tener efectos terapéuticos o de prevención de enfermedades. Nunca son un sustitutivo de un medicamento, pero sí pueden servir como complemento alimentario o suplemento dietético.
Sobre el escepticismo que puede llegar a generar este tipo de suplementos Núñez recuerda que su eficacia está probada científicamente: "Lo que pasa es que es un sector que no está regulado por la Agencia Reguladora del Medicamento sino por la European Food Safety Authority (EFSA). Existen otros criterios de calidad y multitud de fabricantes".
"Nunca son un sustitutivo médico", recuerdan desde Biosearch Life
El médico señala que el sector, en general, ha tenido mucha tendencia al abusar de los mensajes que este tipo de productos: "Tienes productos y marcas que promocionan cosas que no se deberían promocionar y eso redunda en una mala imagen del sector. Son productos cuya inversión en I+D puede ser muy baja y con una buena campaña de mensajes muy agresiva puedes generar la sensación de que ese producto puede curar alguna enfermedad [...] Y no es así, aunque un buen extracto sí que es eficaz".
Jaume Núñez, finalmente, defiende el uso de los elementos nutracéuticos, pero siempre con cautela: "Nunca son un sustitutivo médico, pero en ante la disyuntiva de no dar nada o dar algo a un paciente, existe una zona gris en la que los complementos alimenticios bien diseñados, de buena calidad y con médicos que sepan qué están dando pueden llegar a tener mucha utilidad".