Las selvas tropicales son el último reducto de la riqueza del planeta. Albergan una biodiversidad difícil de encontrar en otras latitudes. Y según estimaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la Unión Europea es el segundo importador mundial de productos que provocan la deforestación tropical y sus emisiones asociadas.
La deforestación y la degradación forestal están avanzando a un ritmo alarmante, agravando así el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. El factor que más influye en la deforestación y la degradación forestal es la expansión de las tierras agrícolas para obtener materias primas como ganado bovino, madera, aceite de palma, soja, cacao o café.
Es el momento de que Europa ponga solución y deje de estar en un pódium no muy honroso. Las cifras lo confirman. Alrededor de 420 millones de hectáreas de bosque (en torno al 10% de los bosques disponibles mundialmente) se han perdido entre 1990 y 2020. Y la agricultura comercial a gran escala (principalmente la cría de ganado vacuno y el cultivo de soja y aceite de palma) fue la causa del 40% de la deforestación de bosques tropicales entre los años 2000 y 2010.
Las emisiones derivadas del cambio en el uso de la tierra, debido principalmente a la deforestación, representan un 12% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y son la segunda causa más importante del cambio climático después de la combustión de carbón, petróleo y gas.
Pero hay más datos. Los bosques proporcionan más de 86 millones de empleos verdes y sustentan los medios de vida de muchas personas más.
España, en tercer lugar
Por eso, los movimientos ecologistas han aplaudido la decisión de la Comisión Europea de aprobar un Reglamento relativo a la comercialización en el mercado de la Unión y a la exportación desde la Unión de determinadas materias primas y productos derivados asociados a la deforestación y la degradación forestal. El borrador, presentado en noviembre pasado, presenta una serie de exigencias para controlar y evitar que productos, como por ejemplo, la madera, pueda llegar al Viejo Continente de la tala de estos bosques primarios.
Sin embargo, las organizaciones ambientalistas creen que es insuficiente. Según Mighty Earth, una organización mundial que trabaja para defender la Naturaleza y un planeta vivo, ha enviado una carta a la vicepresidenta tercera de España y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, advirtiéndole de que el Reglamento que Europa quiere aprobar tiene graves carencias e importantes deficiencias que debilitarían sustancial e innecesariamente su impacto real.
Esta organización ha centrado sus peticiones al Gobierno español porque "España es el tercer país europeo con mayor impacto en este asunto".
"Aunque la normativa propuesta por la Comisión protegería partes de la selva amazónica, deja fuera otros ecosistemas distintos de los bosques, como las sabanas y los humedales, que son de gran importancia para la acción climática y la biodiversidad, y que no recibirán protección", asegura en su carta.
Y señala a grandes empresas agrícolas y cárnicas como JBS, Bunge y la estadounidense Cargill, que podría seguir impulsando la deforestación a gran escala justo al lado, en las sabanas del Cerrado de Brasil, los humedales del Pantanal y los bosques secos bolivianos, paraguayos y argentinos, y exportar los productos de esa destrucción a Europa.
Por último, advierte que "con respecto a los productos, la propuesta de la Comisión no incluye el caucho, a pesar de que los países productores de caucho, como Camboya y Vietnam, tienen una de las tasas de deforestación más altas del mundo".
Empresas sostenibles
Las empresas europeas son conscientes de que el futuro pasa por un proceso de producción, transporte y consumo más sostenible. La sociedad, sus clientes, quiere productos libres de la transformación de ecosistemas naturales en campos agrícolas o en zonas de pastos para el ganado.
En mayo de 2021, más de 70 grandes empresas como las cadenas de supermercados Carrefour y Lidl, los fabricantes de alimentos Danone y Ferrero, las marcas de cosméticos L'Oreal y The Body Shop, entre otras, instaron a la UE a proteger las sabanas.
Se prevé que el aumento de la población mundial y la creciente demanda de productos agrícolas, especialmente los de origen animal, presionen la necesidad de suelo agrícola y ejerzan una presión adicional sobre los bosques. Es el momento de empezar a producir de una forma sostenible que no provoque más deforestación y degradación forestal.