Buscando nuevas formas de trabajar diferentes estándares de aprendizaje, nace el proyecto Fútbol Terapeútico del Colegio de Celia y Pepe. Niños entre 4 y 16 años con diferentes enfermedades neurológicas disfrutan y corren sin parar por el minicampo de fútbol que la Fundación Atlético de Madrid les construyó en el centro hace tiempo.
A través de un deporte como el fútbol, los niños y adolescentes pueden mejorar la concentración, comprensión e, incluso, aumentar el autoconocimiento del cuerpo. Para conseguir estos avances, el profesor de Educación Física del colegio, Daniel Barroso, cuenta también con la presencia de un entrenador nacional de fútbol cedido por la Fundación Atlético de Madrid.
Barroso destaca la importancia que supone este proyecto para la autoestima de los niños: "Estoy viendo en ellos unos cambios maravillosos". Progresos que, según explica, son principalmente motores: "Que un niño sea capaz de saltar con los pies juntos cuando antes no lo hacía y que llegue a saltar a la pata coja manteniendo el equilibrio es un gran aprendizaje". Y es que para todos los niños, en general, "el desarrollo motor es fundamental para su desarrollo íntegro", explica.
Unos cambios que no sólo han notado los entrenadores, también las familias. María Eugenia Arribas es responsable de investigación de la Fundación Querer, organización que ejecuta el proyecto del Colegio de Celia y Pepe. Cuenta que trabajar con estos niños a través del fútbol terapéutico es innovador e interesante y les ayuda expresares, pues "les cuesta mucho hacer amigos o formar equipo". Además, "en las casas nos dicen que los niños emocionalmente están mucho más tranquilos y abiertos", detalla.
¿Puede ser el fútbol una terapia?
El Cole de Celia y Pepe ha demostrado que, gracias a estos nuevos métodos, los niños presentan grandes resultados. El fútbol les ayuda a mejorar en ámbitos como la toma de decisiones, aumenta su capacidad de concentración, comprensión, equilibrio y apoya el desarrollo de sus habilidades motrices básicas.
Arribas asegura que "este proyecto potencia las capacidades de cada parte de su cuerpo y a poderlas coordinar correctamente". Y es que, para ellos, el fútbol es algo más que correr detrás de la pelota: "es muy complicado saber jugar a este deporte porque no solamente es saber jugar, tienes que conocer tu cuerpo, tus capacidades de coordinación, de dirección, de gestión de equipo o de estrategia". Para los alumnos es gran reto, pues el sistema nervioso de muchos está afectado desde una temprana edad.
Para conseguir una evaluación que mida si, realmente, esta terapia funciona o no, cuentan con una serie de indicadores que demuestran si cada niño ha conseguido los objetivos que se marcaron de forma individualizada. "Desde el primer año todos los indicadores de los niños han sido positivos", explica Arribas. Y añade: "todos están progresando adecuadamente. Aunque hay algunos que tienen más dificultades y necesitan más trabajo y tiempo".
Gracias a la ayuda de la Fundación Atlético de Madrid, han desarrollado a través de este deporte una metodología de aprendizaje que la fundación podrá implementar en otros países. De este modo, mucho más niños podrán beneficiarse de este método vanguardista, pues como concluye Arribas: "Hemos encontrado en el futbol una terapia divertida que les hace avanzar mucho más rápido".
Un reto profesional
Barroso, además de coordinar el proyecto de Fútbol Terapéutico, también gestiona las actividades físico-deportivas del colegio. A la hora de gestionar este tipo de programas, considera que es necesario "replantear las expectativas". Cada niño al que imparte clase tiene un síndrome o trastorno diferente, debido al cual se ven afectados sus capacidades físicas o motoras: "A veces, por ejemplo, consideras que quieres trabajar un golpeo con el balón, pero llegas a clase y ves que algunos no pueden realizar eso con solvencia", describe.
Por ello, este profesional indica que su mayor reto en el colegio ha sido "adaptarse a todas las necesidades de cada niño". Y resalta: "A nivel motor, mientras uno es capaz de saltar 50 centímetros por encima de un obstáculo, otro ni siquiera es capaz de despegar los pies". Su objetivo es que todos los niños puedan sentirse cómodos y disfrutar de esta actividad.
Este profesor consigue que sus alumnos disfruten de un entrenamiento de fútbol mientras desarrollan sus habilidades motoras, la coordinación y el movimiento. "Planteamos ejercicios que no solamente tengan que ver con el mundo del fútbol, sino aquellos que puedan ser tradicionales, pero a los que se le añade un componente: el balón".
Tras cada clase o entrenamiento, a veces, crea lo que llama "una asamblea". Después de relajar a los alumnos antes de su vuelta al pupitre, les reúne para comentar cuáles han sido sus dificultades en la práctica. La comunicación también es la base de este deporte, porque, como indica el profesional: "los niños tienen que comunicarse y relacionarse con los compañeros, que haya una vivencia entre ellos".