Exposiciones, charlas, talleres y experimentos. La divulgación científica en diferentes formas parece formar parte de nuestro paisaje natural, sobre todo en centros educativos. Sin embargo, al igual que ocurre con muchos fenómenos culturales, existe un pequeño filtro urbanita que nos impide darnos cuenta de que es mucho más accesible en las grandes ciudades o capitales de provincias que en el resto de España. Hace ya diez años un programa del CSIC se propuso atajarlo, y este marzo de 2022 se celebra la primera década de estas “misiones pedagógicas” científicas en la España interior, que se programan a la carta y de manera gratuita en ayuntamientos de todo el país.
Fue en 2012 cuando nació Ciudad Ciencia, un programa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para fomentar la divulgación en municipios alejados de los grandes núcleos de población. Carmen Guerrero, coordinadora de proyectos de cultura científica de la agencia estatal, explica a ENCLAVE ODS que “en los últimos 15 ó 20 años en España ha habido una explosión de museos y centros de divulgación que nos ha puesto a la par de Europa, pero era una oferta casi exclusivamente circunscrita a las grandes ciudades o capitales de provincias”.
Como organismo público de investigación “con el compromiso social de crear puentes entre ciencia y sociedad y fomentar la cultura científica”, Guerrero explica que se desarrolló este proyecto con la idea de atender a municipios de menos de 10.000 o como mucho 50.000 habitantes, que no sean capitales de provincias ni estén demasiado cerca de grandes núcleos. Empezó de manera piloto con seis localidades y luego fue ampliándose, de manera que ahora está presente en todas las Comunidades Autónomas.
"Uno de los objetivos es que la población conozca los centros cercanos a ellos y sus especializaciones", explica Carmen Guerrero
Guerrero nos recuerda que Ciudad Ciencia ha contado con el apoyo de la Obra Social laCaixa hasta julio de 2018, y con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) hasta junio de 2021. Actualmente forman parte del proyecto 50 localidades de toda España.
“La idea es dar servicio a municipios que, por su tamaño, no tienen acceso a este tipo de oferta divulgativa, y lo hacemos de manera gratuita y a la carta, es decir, que ellos eligen qué actividades quieren”, explica la investigadora. “También que conozcan de primera mano lo que se hace en nuestros laboratorios con sus impuestos. Una de nuestras funciones es rendir cuentas a quienes nos permiten investigar”. En el caso de los talleres presenciales, por logística se prioriza que estén impartidos por científicos de las instalaciones de CSIC en cada CCAA. Uno de los objetivos es que “la población conozca los centros cercanos a ellos y sus especializaciones”.
¿Y qué talleres son los que lleva una década impartiendo en CSIC por los pueblos de España? Los presenciales incluyen desde la astrobiología a la violencia de género. Algunos, como el que imparte la investigadora María Ángeles Martín, del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (ICTAN) del CSIC, implican conocer los beneficios y contraindicaciones de alimentos tan cotidianos como el chocolate o el aceite.
Aprender con ejemplos prácticos
“En el taller del chocolate y el cacao primero impartimos una charla para diferenciarlos bien, porque la gente tiende a creer que es lo mismo”, nos explica Martín. “Luego enseñamos a distinguirlos mediante una cata de chocolates con distintos porcentajes de cacao, para que noten óomo uno es muy dulce y el otro más amargo. Así, establecemos que los chocolates saludables son los que tienen al menos un 70% de cacao y menos azúcar”.
Para la investigadora, este modelo de divulgación tiene la ventaja de que “vincula la ciencia con la cotidianidad" ya que "no es lo mismo que te den una charlita a hacer una cata: se te queda mejor la idea con lo segundo y es más atractivo”. Su taller, que tiene otra versión con tipos de aceite y en “defensa” del 'virgen extra' español, está orientado al público general: ”No hace falta que tengan ningún tipo de formación científica”. También existe una versión para instituto en alumnos de 4 de la ESO, Bachillerato y FP.
Los talleres de Ciudad Ciencia se vehiculan siempre a través de las instituciones locales, es decir, de los Ayuntamientos, que pueden pedir los contenidos que demanden sus vecinos y que sólo se comprometen a poner a su disposición las instalaciones necesarias. Aunque hay específicos para centros educativos, están pensados para todas las edades y existe un catálogo exhaustivo en su web.
En el caso de los talleres educativos pensados para centros escolares existen algunos como el de Agricultura sostenible en el aula, coordinado por expertos como José Manuel Martín, investigador del Instituto de Ciencias Agrarias (ICA) del CSIC. En este caso los centros educativos reciben ocho actividades a modo de unidades didácticas “para crear un ecosistema agrícola en su huerto escolar: hacer compost, criar insectos para lucha biológica, identificar la especies beneficiosas de plantas o las perjudiciales… cada una lleva asociada un material que les enviamos nosotros a los colegios, que son los que van diciendo qué actividades quieren o pueden hacer”.
"Debemos xplicar cómo afecta la ciencia a nuestras vidas y crear una conciencia de la necesidad evidencia científica", considera Guerrero
Martín explica que el taller fue diseñado por un experto en erosión de suelos, por otra experta en insectos y microorganismos y un tercero en agricultura. “Planteamos una serie de charlas relativas al taller, sobre insectos, plantas o suelo, pero lo realizan ellos. En ese sentido la implicación del profesor o profesora es importante”. En este caso el programa existe desde hace 10 años, tan antiguo como la propia Ciudad Ciencia, y se ha impartido en un 99% de los casos institutos y colegios.
Guerrero concluye explicándonos que una de las tareas fundamentales de Ciudad Ciencia sería “explicar cómo afecta la ciencia a nuestras vidas y crear una conciencia de la necesidad evidencia científica, dando las herramientas a los ciudadanos para que valoren qué tipos de informaciones son veraces, y al mismo tiempo que sepan que la ciencia no tiene verdades absolutas, sino que la investigación y el avance permite evolucionan con el tiempo”.