Cuando Carlos Fresneda escribía en su libro Ecohéroes que más del 60% de los diputados daneses cogían su bicicleta para ir a trabajar, la imagen parecía sacada de una utopía. Sin embargo, quien haya viajado a Copenhague o a Ámsterdam, en Holanda, y comprobado con sus propios ojos la maraña de bicicletas que inunda la ciudad entenderá por qué. En España es raro ver a un diputado o a un alcalde pedaleando por la Gran Vía; en La Haya hasta el primer ministro Mark Rutte se desplaza en bicicleta a su oficina. Es una cuestión cultural.
El uso de las eBikes o electronic bikes y las bicicletas convencionales no es una moda pasajera: se erige como una realidad que las instituciones y gobiernos deberían implantar para generar una nueva cultura de la movilidad si realmente se quiere conseguir que las ciudades sean lugares más sostenibles (ODS 11). España, lamentablemente, no está a la vanguardia: ninguna ciudad nacional está entre las 5 europeas con más carriles bici. Parece que las tendencias están cambiando en todo el mundo, pero los pasos aún son pequeños y poco ambiciosos. En algunos casos, incluso, se ve una regresión.
"Está empezando a haber una marcha atrás en todos los sentidos, y ahora más con la guerra, con esta prisa que nos entra para comprar más petróleo y más gás", señala Fresneda. "El tráfico está subiendo espectacularmente y está habiendo una especie de retroceso. Siempre se avanza así: dos pasos alante y uno atrás, que decía Lenin. Pero es un momento crítico en el que hay que impulsar el tema y que no ceda".
Desigualdades culturales
De momento, el podio de kilómetros de carriles bici por ciudades en Europa se lo reparten dos países escandinavos y la propia Holanda: Helsinki tiene 1.301 km de carriles bici, Estocolmo 913 km y Ámsterdam 858 km. Tan sólo hace falta comprobar la diferencia con las principales ciudades de España para apreciar la enorme brecha: Barcelona tiene 209 km y Madrid 195 km, a pesar de que en este último caso el ayuntamiento tiene en marcha crear carriles bici en el Paseo de la Castellana (las obras comienzan la semana que viene) e impulsar la red Ciclista Anillo Verde para 2022. También están en marcha, a nivel nacional, una Estrategia Estatal por la Bicicleta y una nueva ley de Movilidad Sostenible.
"En Madrid, es imperdonable que no haya ya un carril bici en la Castellana, y eso que está diseñado desde los años ochenta", añade Fresneda. "Yo hablé con el diseñador del Plan de Movilidad sostenible de Madrid y ahí está, guardado en un cajón [...] No hay un pulso decidido. En el caso de Sevilla había un plan y se creó una red, pero en la capital no hay redes. Puedes dar vueltas alrededor de la ciudad pero si vas por Serrano tienes el carril bici en la acera, que es lo último que se puede hacer".
"Nuestro sistema permite recompensar a los empleados más sostenibles y cuantificar la reducción de emisiones de CO2", señala el CMO de Ciclogreen
"Todo el terreno ganado tras los confinamientos, tras acabar la pandemia: corremos el peligro de perderlo si no presionamos a nivel local, si hacemos que el coche reconquiste el espacio tomado por la bicicleta. Sin olvidar al patinete eléctrico, que debería compartir carril con la bicicleta".
Precisamente a raíz de las regresiones en materia de movilidad, muchas empresas privadas, como Panot o Ciclogreen, buscan concienciar sobre la necesidad de impulsar iniciativas que motiven a los ciudadanos a ajustarse el sillín y fomentar la cultura del piñón. Las bicicletas y las eBikes o bicis eléctricas se erigen así como una alternativa necesaria; también las apps de gamificación que invitan a los usuarios a ponerse el casco y hacer ejercicio para ir al trabajo. Son pequeños incentivos y guiños que, sumados, pueden hacer del futuro un lugar mejor.
Ciclogreen: gamificación a pedales
Bajo el lema "cuantifica y reduce las emisiones de tu empresa fomentando la movilidad sostenible", la compañía Ciclogreen se propuso reducir la huella de carbono de los empleados de otras organizaciones a través de premios. La startup ayuda a que las empresas puedan medir y corregir su impacto medioambiental, y lo hace a través de incentivos corporativos, como si se tratase de un juego. Es lo que se conoce como 'gamificación'.
"Mediante programas de incentivos basados en retos, gamificación e incentivos, motivamos a los empleados para que se desplacen al trabajo de forma menos contaminante", señala José María Muro, CMO de Ciclogreen. "Nuestro sistema permite recompensar a los empleados más sostenibles y cuantificar la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera resultante, una información que la empresa puede incorporar a sus reportes de sostenibilidad".
Ciclogreen ha lanzado el 'Reto 30 días en bici', una iniciativa a través de la cual diferentes empresas debían competir entre sí por ver quién recorría más kilómetros en bicicleta o eBike durante sus desplazamientos de casa al trabajo. Los ganadores reciben un premio económico a repartir entre sus trabajadores.
Para Muro este tipo de acciones de gamificación son un incentivo esencial: "Hay dos formas de conseguir que una persona cambie de hábitos: una es por obligación externa; la otra es de forma voluntaria, pero para ello necesitamos una palanca que nos motive y nos mueva a la acción, en este caso, los incentivos", considera el CMO. "Hay que tener en cuenta que un hábito es una conducta asentada en el tiempo, con lo que es muy difícil cambiarla y salir de nuestra zona de confort. Gracias a la gamificación y los incentivos, conseguimos ese primer paso necesario para implantar una conducta nueva".
Panot: la bicicleta del futuro
La movilidad sostenible también pasa por impulsar el uso de la bicicleta en las ciudades. Países como Alemania u Holanda tienen en su ADN la utilización de las dos ruedas para moverse de un lado a otro, pero en España es raro encontrarse masas de ciclistas recorriendo las principales arterias de las grandes urbes. Por eso iniciativas como la de PANOT se erigen como pilares necesarios para el cambio.
PANOT nace con el objetivo de ofrecer soluciones de movilidad sostenible y fomentar la transición ecológica hacia la descarbonización total. Todo mediante la adopción de nuevos modelos de movilidad que ya están funcionando con éxito en otros países de Europa. Para ejemplificarlo ha diseñado una eBike 100% sostenible y ecológica, además de ergonómica, cómoda y desmontable.
"La tecnología y la sostenibilidad marcarán el futuro de las ciudades", señala Didac Sabaté, CEO de PANOT. "Ciudades con un urbanismo que piensa en las personas El 70% de la población vivirá en ciudades en 2050. Sólo en España se realizan más de 123 millones de desplazamientos al día por motivos laborales", recalca, "de los cuales más del 50% se realizan en distancias inferiores a 10 km, lo que se conoce como micromovilidad. La velocidad no llega a superar los 10 km/h".
En respuesta, PANOT ha diseñado en Barcelona y producido en Portugal su innovadora y atractiva bicicleta eléctrica. No es barata, pero ofrece una suculenta línea de financiación a pagos que equivale a la "del transporte público". "La eBike es un vehículo cargado de argumentos para conquistar las ciudades", juzga Sabaté. "Un vehículo más sostenible, saludable, inteligente y comprometido con el futuro".
Pero más allá de sus bicicletas, una de las misiones que tiene PANOT es concienciar a otras empresas de la necesidad de adoptar criterios sostenibles en su desarrollo corporativo: "Hemos diseñado PANOT Bussines con el foco puesto en el canal profesional. Se trata de impulsar soluciones de movilidad sostenible para las empresas. Nuestro objetivo es introducir la movilidad sostenible como eje clave en la estrategia de Responsabilidad Social Empresarial (RSC)".
Hacia una movilidad sostenible
"Históricamente se ha echado en falta una estrategia de movilidad sostenible a nivel nacional", denuncia José María Muro de Ciclogreen. "Recientemente vamos viendo positivos avances en ese sentido, como la presentación de la Estrategia Estatal por la Bicicleta y la campaña #EfectoBicicleta de fomento de los desplazamientos en bicicleta al trabajo". Se refiere a la campaña que lanzó la semana pasada el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana amparada en el eslogan "porque ir a trabajar no cuesta trabajo".
"Necesitamos una nueva cultura de movilidad urbana, una cultura basada en ciudades más eficientes, más limpias y saludables", señala el CEO de PANOT
"Sin duda es una buena noticia, aunque ahora queda ver cómo esa estrategia se traduce en acciones tangibles", advierte. Y añade: "Igualmente, la futura Ley de Movilidad Sostenible sin duda será de gran ayuda, incluyendo medidas como la obligación de contar con un Plan de Transporte al Trabajo en empresas con más de 500 empleados".
Didac Sabaté se suma al reclamo de Muro y advierte que en España aún quedan algunas barrearas por superar. "Hay dos: la cultural, es decir, la de cambiar el chip; y la de las infraestructuras, que pasa por construir más kilómetros de carril bici y buscar soluciones de aparcamiento". Y recala en una idea fundamental de cara a las ciudades del futuro: "Está claro que necesitamos una nueva cultura de movilidad urbana, una cultura basada en ciudades más eficientes, más limpias y saludables que sea, en definitiva, más sostenible".
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