Cuando se acerca una tormenta o se levanta viento del sur muchos sienten un cosquilleo en la nuca, un dolor de cabeza incipiente, algo de molestia en las articulaciones. ¿Será a causa de los resfriados estacionales, de la gripe o el fantasma de la mismísima covid-19? Existe la posibilidad, claro, pero la respuesta también podría encontrarse en la meteorosensibilidad. Si usted es de los que dice que cuando cambia el tiempo le duele todo, no está solo: hay una rama de la ciencia que investiga la correlación entre la salud y los fenómenos meteorológicos: la biometeorología.
Esta disciplina tiene como objetivo de estudiar cómo los procesos atmosféricos y el cambio climático afectan a los seres vivos. En España su máxima autoridad es el Geobiomet, un grupo de investigación específico dependiente del Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria.
Tal y como explica en su página web, los estudios biometeorológicos de Geobiomet se centran en tres grandes áreas de estudio: la biometeorología humana, la ambiental y la animal. En el caso de la relación entre los cambios meteorológicos y las personas, hablamos de la biometeorología humana, ya que tiene como objeto de análisis la interacción entre las variables atmosféricas y la salud de los ciudadanos.
"La biometeorología humana muestra un gran interés en el estudio de la interacción entre las variables atmosféricas (temperatura del aire, viento, humedad del aire, flujos de radiación, lluvia, rayos) y la salud humana a la escala meteorológica", sostiene Geobiomet en su portal. "Los cambios meteorológicos –el tiempo atmosférico– están también relacionados con procesos físico-químicos y microbiológicos de gran relevancia en el mundo de la medicina y tienen su repercusión en la salud de los seres humanos".
Meteorosensibilidad humana
Geobiomet explica a ENCLAVE ODS que los cambios meteorológicos bruscos pueden provocar un empeoramiento de enfermedades o patologías preexistentes. "Hay personas meteorosensibles a las que los cambios de tiempo les pueden afectar", señala el experto, quien incide en que no existe un perfil biometeorológico prototipo, ya que el azar, la genética y las condiciones de salud de cada individuo desempeñan un papel determinante a la hora de ser más o menos meteorosensible ante los cambios de tiempo.
"Quizás cuando hay una humedad baja y una temperatura muy alta a ciertas personas les produce migraña o dolor de cabeza, ya que la presión es un factor importante. Pero casi siempre suele ser un efecto combinado de varias variables meteorológicas". Un ejemplo: "Todos los seres humanos interaccionamos con el entorno atmosférico y tenemos un punto de confort térmico. Si, por ejemplo, aumenta la temperatura, la respuesta fisiológica humana va a exigir un esfuerzo extra; si va hacia temperaturas más bajas, también".
"Nosotros lo llamamos 'situaciones opresivas', como cuando uno se siente cansado o dice que el tiempo está 'como pesado'"
La biometeorología, además, podría ser la ciencia que explique que nos duela la cabeza cuando se acerca un frente (es lo que se conoce como presión barométrica), que tengamos la piel reseca o incluso que notemos la nariz áspera tras la irrupción del conocido como Efecto Foehn. "Nosotros lo llamamos 'situaciones opresivas', como cuando uno se siente cansado o dice que el tiempo está 'pesado'".
Los cambios meteorológicos extremos pueden llegar a afectar negativamente a personas que, además de meteorosensibles, pertenezcan a colectivos vulnerables, como los niños o los ancianos. "A un señor mayor con seis patologías previas y medicado, un cambio brusco de tiempo o una presión excesiva [...] le puede llevar a un hospital", señalan desde Geobiomet
Aunque este tipo de casos extremos derivan esencialmente de las olas de calor o de frío, parte del ‘malestar’ que sienten algunas personas cuando se acerca una tormenta, tiene que ver con las altas o bajas presiones. "Cuando llega un frente existe esta sensación opresiva al acercarse, y luego, cuando descarga el agua, existe una sensación de alivio por la propia ionización que genera la lluvia en la atmósfera". De hecho, varios estudios recientes han abierto la puerta a establecer relaciones entre la carga eléctrica negativa generada por aerosoles derivados de las corrientes de agua y una mejor salud humana.
Perfiles biometeorológicos y SAT
El problema radica en la dificultad de establecer un perfil biometeorológico común de diferentes personas. No se puede definir a ciencia cierta cómo un tipo de cambio de tiempo va a afectar a una persona. Precisamente Geobiomet se dedica a crear los conocidos como Sistemas de Alerta Temprana (SAT), que "permiten anticipar los potenciales riesgos que el cambio y la variabilidad climática tienen sobre la salud humana".
Precisamente esta rama de investigación de la Universidad de Cantabria reclama una mayor inversión gubernamental para crear SAT eficaces que permitan pronosticar mejor los efectos que pueden generar los cambios meteorológicos –y a la postre el cambio climático– sobre la población. Con una mayor capacidad de identificación de las correlaciones entre clima, tiempo y salud, se pueden generar SAT cada vez más efectivos que permitan mejorar la vida de algunas personas.