El popotillo, la técnica ancestral azteca que revoluciona el arte: "Una obra nos puede llevar meses"
La feria de arte BADA Madrid acoge a la firma Ariosto Rivera, compuesta por dos talentos mexicanos que realizan esta increíble artesanía prehispánica.
8 mayo, 2022 01:33Ariosto Rivera es una firma formada por dos artistas mexicanos: Joaquín Ariosto y Jesús Rivera. Ellos crean sus obras utilizando unas fibras vegetales conocidas como 'popotillos'. Esta técnica prehispánica, que emerge directamente de sus ancestros aztecas, luce en la feria BADA Madrid como una de las más espectaculares, coloridas y revolucionarias del recinto. No hay nada que se le parezca. Por eso es imposible no caer rendido ante sus coloridas mariposas monarca, sus venados místicos azules y sus imponentes catrinas del Día de Muertos.
Con una enorme sonrisa, Ariosto y Rivera reciben a ENCLAVE ODS en su estand. Están ilusionados por exponer en BADA Madrid, una de las ferias de arte contemporáneo más importantes de la capital. Durante la entrevista es imposible que la mirada se desvíe hacia esos cuadros de los que emana una riqueza de colores vibrante y unas texturas de ensueño formadas por unos diminutos palitos de mijo de fuertes contrastes tan dispares como el naranja chillón, el verde esmeralda o el rosa fucsia.
Tras esa magia se esconde una técnica ancestral azteca: el popotillo. Las finas ramitas de las que se componen sus cuadros provienen de la planta del mijo y toman su nombre de la vaina, que es como un popote. "Nosotros tenemos un dialecto que se llama náhuatl, y de ahí proviene la palabra popote. Popotillo es el diminutivo". Estas finas hebras se cortan y se ensamblan una al lado de la otra, en un minucioso trabajo artesanal que resulta en increíbles cuadros multicolores.
Para la recolección del popotillo hay que esperar a que la planta de mijo esté madura. "Entonces se corta y se sacude en el mismo sitio para permitir que las semillas caigan al suelo. Nos lo llevamos, lo limpiamos y lo lavamos. Cuando ya está seco, se empieza el teñido con pigmentos naturales. El tiempo de pigmentación va a depender de la intensidad del color que quieras".
P. ¿Cuánto tiempo puede llevar hacer una obra de este calibre?
R. Depende del formato. Podemos tardar desde una semana hasta cinco o seis meses, en una jornada normal de cinco o seis horas diarias. También depende de los tonos, los pigmentos y las combinaciones que hagamos para lograr los colores correctos.
¿Cuál es el proceso a seguir para elaborar una obra mediante esta técnica?
Primero el popotillo tiene que absorber el color. Una vez tenemos toda la gama de colores, elegimos el lienzo, la base: puede ser madera, tela o papel. Luego vas trazando un boceto que te va a dar una idea de cómo quieres que sea tu obra. Al escogerlo, agarramos cera de abeja, que se puede obtener en las ferreterías con cierta combinación de miel para que tenga un efecto de adhesivo. Si es muy sólida, se derrite, se pone a la cazuela. Agarras el resultado y con las yemas de los dedos lo esparces de manera que tengas una capa lo suficientemente gruesa. Sobre eso colocas el color. Cortas el popotillo con la uña del dedo y haces la obra.
Lo que hacen es pura artesanía. ¿Cuándo se tiene constancia de ella por primera vez?
A partir del arte plumario. Es previa al penacho de Moctezuma. La bibliografía marca que no se tiene una fecha exacta o un año aproximado de origen, pero se sabe que empieza con la cultura azteca. Dado que también esta fibra crece en las zonas de volcanes de México, era creíble que ellos lo colectaran en ciertas zonas del país, se lo llevaran y le daran un tratamiento con pigmentos.
El popotillo proviene del mijo. ¿Tiene otros usos?
Proviene de la planta del mijo o cambray. Si te fijas son muy duras. Hay algunas gruesas que se pueden utilizar para barrer. Hay escobas de popotillo, elaborada de forma completamente natural. Para nuestras obras nosotros elegimos las más delgaditas. Es un elemento sostenible con una resistencia tremenda que da mucho juego.
¿Qué les impulsó a difundir su arte? ¿Fueron sus antepasados?
Como muchas familias humildes de México, el hogar se sostenía por una mujer. Una forma de obtener ingresos era hacer un trabajo artesanal local con estas fibras. En nuestro caso, esto nace por el interés de acercarse a comprender mejor ese pasado familiar en el que había que sostener a la familia. Nosotros lo retomamos. Desde la observación nace esa curiosidad, ese interés por aprender, por explorar, por practicar.
¿Es común en México?
Al nivel que nosotros lo tenemos, no. Como no queremos que muera la tradición buscamos reinventarlo de alguna manera y seguir dándolo a conocer al mundo.
¿Cuáles son los principales motivos que tratan sus obras?
A nosotros lo que más nos inspira es el Día de Muertos y sus catrinas. Lo consideramos algo universal que une a diferentes formas de arte en el mundo. Es nuestra base. Por ejemplo, aquí tenemos a una catrina peruana. Esta vestimenta es propia del estado de Oaxaca, con el velo que también usan las tehuanas. Nos gusta mucho mezclar toda esta elegancia con el tema de la muerte.
Pero también presentan en la galería piezas muy pop.
Hemos derivado a otras categorías: nos tenemos que adaptar. Fuimos a varios recintos feriales donde nos dijeron: 'Sí, me gusta tu técnica, pero quiero algo que vaya más a la moda'. No nos cerramos a diversificar. Queremos hacernos un nombre, una trayectoria y después ser libres de elegir el camino que queramos. Pero en este momento, que aún nos estamos dando a conocer, nos adaptamos a la moda.
Abundan las mariposas y los venados.
La mariposa monarca es una especie emblemática de México. Hay un santuario en Michoacán donde migran en ciertos periodos del año desde Estados Unidos y Canadá. Es todo un bosque lleno de mariposas. Es un elemento que está presente en muchas de nuestras obras como símbolo de metamorfosis o de evolución de la técnica. Es una forma de querer decir que estamos creciendo y evolucionando.
Sobre el venado, hay una leyenda huichol que dice que nuestros antepasados se morían de hambre porque no había suficiente caza. Cuenta la historia que al consumir el peyote sufrieron una alucinación y se les presentó un ente en forma de venado azul que los guió hasta donde estaba toda fuente de comida. Eso les hizo renacer como civilización. Desde entonces el venado azul está presente en los bordados, en los tejidos, en toda la cultura. Nuestro objetivo siempre es jugar con el pasado y presentarlo de una forma más artística.
¿Qué utilidad creen que tiene el arte?
El arte es una forma de externar todo aquello que guardas y que a veces no te atreves a decir al mundo. En muchas ocasiones la vida está llena de prejuicios, así que el arte una forma de sacar afuera todo lo que llevas dentro. Es un lenguaje universal, una forma de comunicación. A lo mejor no me puedo entender con una persona que no habla mi idioma, pero sí puedo hablar con ella a través de mis obras.
Arte y sostenibilidad también deberían ir de la mano. ¿Se puede concienciar y educar a través de la pintura?
Yo creo que sí. Desde nuestra trinchera nosotros tenemos el poder de aportar una voz que utilizamos para mandar un mensaje. En nuestro caso utilizamos elementos propiamente orgánicos y naturales, lo cual es una forma de decir de que podemos ser amigables con el medio ambiente y que, a su vez, podemos convertir su materia prima en algo hermoso que, además, pueda estar en tu hogar. ¿Por qué no usarlos también como una forma de comunicar un mensaje?
Nosotros, por ejemplo, hemos traído a BADA Madrid las hebras de popotillo. Mostramos la cera de abeja que usamos como pegamento. Además, figurativamente hablando, también mandamos ciertos mensajes: celebrar la muerte, conservar nuestras culturas y leyendas, preservar la tradición: todo aquello a lo que las nuevas generaciones no parecen no tener ya acceso. Ese es nuestro legado. Nuestro deber es transmitirlo.