Imagen de archivo de un mapache en un campo deforestado.

Imagen de archivo de un mapache en un campo deforestado. Cedida

Historias

El IPBES cifra en 10 billones de dólares las oportunidades de negocio que generaría "salvar la biodiversidad del planeta"

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Esta semana, la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) se ha reunido en Namibia en su 11ª sesión plenaria. Y como suele ocurrir cuando los expertos que conforman este organismo dependiente de la ONU se congregan, las malas noticias no se han hecho esperar.

En un informe de evaluación fruto de tres años de trabajo de 165 expertos internacionales de 57 países de todas las regiones del mundo, han destacado que en los últimos 50 años se ha producido una disminución de la biodiversidad de entre un 2% y un 6% por década.

Algo que, por cierto, afecta directamente a la mitad del PIB mundial, pues 58 billones de dólares de actividad económica anual global depende de la naturaleza. Las industrias "altamente dependientes de la naturaleza", además, representan hasta 13 billones de dólares (el 15% del PIB global).

Pero como toda mala noticia tiene su contrapunto optimista, el IPBES ha presentado otro informe en el que alerta de que "el planeta está en peligro", pero aún hay tiempo para "lograr un cambio transformador". Y es que, aseguran los autores del análisis, las oportunidades de negocio derivadas de "salvar" la diversidad biológica supondrían 10 billones de dólares para 2030.

Asimismo, recuerdan desde la plataforma de la ONU, el cuidado y protección de la naturaleza podría generar 395 millones de empleos a nivel global para finales de la década. 

Cuestión de números

Las cuentas están del lado de los expertos del IPBES… y de la naturaleza. O, bueno, dependiendo de cómo se mire, en su contra. Este sería el resumen de la situación de la biodiversidad mundial en 2024 que recopilan los informes de esta plataforma:

55%. Ese es el aumento en la financiación pública de subvenciones ambientalmente perjudiciales desde 2021.

10,7 billones de dólares. Costes externos anuales estimados de los sectores más responsables del deterioro de la naturaleza.

Menos del 15%. Esta es la proporción global de bosques certificados como gestionados de manera sostenible.

46.955. Este es el número de amenazas ambientales documentadas impugnadas por la sociedad civil analizadas por los autores.

Aproximadamente 40%. Proporción de áreas protegidas y ecosistemas intactos en 87 países gestionados por o con derechos de tenencia de los pueblos indígenas y comunidades locales.

39,2%. Proporción de la riqueza global en manos del 1% más rico de la población mundial en 2021, con un 1,85% en manos del 50% más pobre.

Cerrar la brecha

Los informes publicados esta semana por el IPBES tienen un objetivo claro. Como explican sus propios autores, este no es otro que "cerrar la brecha" entre la ciencia y la política.

Y justo son esas dos vertientes —la científica y la de toma de decisiones— las que convergen en los plenos de este organismo, pues congrega tanto a delegados (políticos) de los países miembro de la ONU como a miembros de la comunidad científica internacional. 

Manifestantes del grupo Scientist Rebellion en el Congreso en Madrid.

Manifestantes del grupo Scientist Rebellion en el Congreso en Madrid. Rodrigo Jiménez EFE

En palabras de Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), "nuestros modelos insostenibles de producción y consumo nos han llevado a un punto de colisión con la naturaleza". Ese, dice, es el momento actual en el que nos encontramos. Uno en el que "los ecosistemas están degradándose y los servicios esenciales que nos brinda la naturaleza están en riesgo".

Saberes indígenas

"Si no actuamos con urgencia para frenar la pérdida de biodiversidad, todos los avances hacia el desarrollo sostenible estarán en peligro", alerta Andersen. Por eso, desde PNUMA y el IPBES apuestan por utilizar los conocimientos de los pueblos indígenas para proteger la naturaleza. Además de, claro está, "aportar soluciones basadas en evidencias científicas para que los responsables políticos puedan aplicarlas en diferentes contextos". 

Solo así, se podrán atajar las "causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad y el deterioro de la naturaleza que crean desigualdades e injusticias", explica Arun Agrawal, uno de los investigadores del IPBES. De ahí que los autores de los informes de esta institución insten a "los actores más ricos", que "más se han aprovechado de la explotación de los ecosistemas", a "generar cambios". 

Y es que, como indica Andersen, a pesar de que los desafíos a los que se enfrenta la humanidad "están interconectados, nuestras respuestas son, a menudo, demasiado aisladas". Es decir, "solucionan un problema y crean otro"

Las estrategias del cambio

El IPBES hace cinco propuestas de transformación mundial para revertir la situación de la biodiversidad terrestre. Y, por ende, la crisis a la que se enfrenta la humanidad. 

Conservar, restaurar y regenerar lugares de valor para las personas y la naturaleza que ejemplifiquen la diversidad biocultural. Así, explican desde el IPBES, "las actividades de restauración también pueden reforzar los valores culturales, la producción sostenible y la biodiversidad".

Impulsar un cambio sistemático e integrar la biodiversidad en los sectores más responsables del declive de la naturaleza. La agricultura, la ganadería, la pesca, la silvicultura, las infraestructuras, el desarrollo urbano, la minería y los combustibles fósiles son los sectores que más contribuyen a la pérdida de biodiversidad.

Por eso, desde el IPBES apuestan por "enfoques transformadores, como el uso multifuncional y regenerativo del suelo" para "promover una serie de beneficios para la naturaleza y las personas".

Transformar los sistemas económicos para la naturaleza y la equidad. Según los investigadores del IPBES, se estima que son necesarios entre 722.000 millones y 967.000 millones anuales para gestionar la biodiversidad de manera sostenible y mantener la integridad de los ecosistemas. Actualmente, se gastan 135.000 millones, mientras las subvenciones a los sectores más contaminantes y nocivos siguen en aumento.

Transformar los sistemas de gobernanza para que sean inclusivos, responsables y adaptables. "Integrar la biodiversidad en las políticas sectoriales y la toma de decisiones, implicar a una mayor diversidad de actores y hacer que estos rindan cuentas son elementos importantes a la hora de transformar los sistemas de gobernanza para obtener resultados más justos y sostenibles para las personas y la naturaleza", indican desde el IPBES.

Transformar las perspectivas y valores para reconocer la interconexión entre los seres humanos y la naturaleza. "Muchos comportamientos humanos son habituales, aprendidos en condiciones sociales y ambientales, pero pueden cambiarse", aseguran los investigadores. Por eso, la concienciación y educación a través de políticas específicas, especialmente aquellas basadas en conocimientos indígenas, son esenciales. 

Transición global

Como explica el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Qu Dongyu, la transición hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles es clave para frenar la pérdida de biodiversidad. Pero solo eso, explican desde la ONU, no es suficiente.

Imagen de archivo de un bomberon salvando a un koala de un incendio en Australia.

Imagen de archivo de un bomberon salvando a un koala de un incendio en Australia. Reuters

La transformación ha de ser generalizada. En palabras de Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), "nuestro planeta enfrenta una crisis ambiental y social sin precedentes".

Asimismo, la evidencia científica demuestra que "estos problemas no pueden resolverse con medidas graduales". Por eso, concluye Azoulay, "necesitamos un cambio transformador en nuestros sistemas sociales y económicos".