Dos investigadores en un laboratorio.

Dos investigadores en un laboratorio. iStock

Historias

Apostar por la investigación clínica después de la covid-19: "Es urgente que no sea algo puntual"

Los doctores Antonio Berruezo y Borja Ibáñez, ambos especialistas de Quirónsalud, hablan de la importancia de la investigación médica.

23 junio, 2022 12:16

"Estamos en un momento en el que necesitaríamos hacer grandes inversiones y destinar más dinero a proyectos de investigación, tanto nacionales como europeos". Así define Antonio Berruezo, director del Departamento de Arritmias y director de Investigación e Innovación del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon de Barcelona, el presente de la investigación médica. 

Su colega de profesión, Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, añade que desde hace unos años viene produciéndose "un cambio de paradigma". Y lo explica: "Hasta hace poco, todos los esfuerzos se centraban en conocer los mecanismos de la enfermedad, pero hemos avanzado en el conocimiento de estilos de vida y ambientes que se asocian a la salud".

Para el médico, esto "es capital" porque "la población cada vez es más longeva". Y para envejecer sanos y tener una buena calidad de vida es vital la investigación. "Estos avances han sido posibles gracias a estudios de investigación básica y clínica, y a la colaboración entre ambas", zanja.

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Tanto Berruezo como Ibáñez saben bien de lo que hablan. Ambos expertos, especialistas en centros de Quirónsalud, están dedicando su vida profesional a esa investigación médica que se antoja esencial no sólo para vivir más, sino mejor. Por desgracia, su tarea no es siempre fácil.

Berruezo lamenta que uno de los mayores obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar como investigador es "conseguir recursos estables para poder mantener las líneas de investigación a largo plazo, sobre todo en lo referente a la contratación de personal investigador". Dotarse de las instalaciones para la investigación básica y la financiación para los recursos estructurales "también han sido grandes limitaciones", reconoce.

Para Ibáñez, que trabaja en esa frontera entre la investigación básica y la clínica, el mayor reto no siempre ha sido la financiación en sí, sino el "poder mantener ambas actividades (investigadora y clínica)"; algo que, asegura, "requiere un esfuerzo muy importante". Aunque, confiesa, "es altamente gratificante cuando algo que has identificado en el laboratorio puedes llevarlo a la clínica y compruebas que estás ayudando a muchas personas".

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Invertir en ciencia

Dos años y medio de pandemia nos han enseñado mucho, especialmente lo que pueden conseguir los científicos cuando se ponen todos los medios posibles a su alcance. Ahora, con los fondos europeos, la ciencia española recibirá una inyección ansiada por el sector. Pero, como recuerda Ibáñez, "es urgente que esto no sea algo puntual, sino que pueda mantenerse en el tiempo".

Y es que, recuerda el cardiólogo, "la investigación necesita financiación importante a largo plazo"; algo en lo que España no ha venido destacando. "Algunos países dedican más de un 4% de su PIB a la ciencia", señala. Ibáñez, además, hace hincapié en que "el retorno al país de la inversión en ciencia puede ser muy alto, pero tiene un ciclo de años y, por tanto, necesita de una inyección continua de financiación".

Véase, por ejemplo, la rapidez con la que se han desarrollado las vacunas contra la covid-19. Algo que podría parecer rápido y eficaz ha sido sólo el resultado de años de investigaciones previas sobre otro tipo de coronavirus. Y esto, según Berruezo, nos indica que "hay que invertir en investigación básica, en desarrollo tecnológico y en investigación clínica aplicada". Y poner especial énfasis en que los resultados de esa investigación llegue al paciente. 

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Pero alerta: "La investigación es cara y requiere recursos y voluntad política". Por eso, insisten, "la fórmula con la que se consigan los recursos no es tan importante como que se consigan". Porque, concluye, "invertir en investigación es básico para el progreso de la sociedad y reporta beneficios tangibles a muchos niveles… casi a todos".

A pesar de que con la pandemia de la covid-19, como cuenta Ibáñez, se han visto interrumpidas líneas de investigación o los suministros llegan con más retraso, "la comunidad científica ha demostrado una plasticidad enorme". Algo que podría traducirse en un renovado voto de confianza en la ciencia y sus hacedores.