Con los efectos del cambio climático más visibles que nunca, y ante los múltiples desafíos ecológicos a los que nos enfrentamos, es imprescindible que todas las entidades y organizaciones, con independencia de su naturaleza, den un paso al frente para avanzar en materia de sostenibilidad. Una obligación, cuanto menos moral, del que no está exento el sector de la cultura, que en los últimos tiempos ha venido reivindicando un papel protagonista en la lucha por la preservación del medio ambiente y su contribución a un desarrollo sostenible.
En el caso concreto de los museos, el Consejo Internacional de Museos (ICOM), organización consultiva ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, se ha mostrado consciente de los tiempos difíciles que vivimos y de que estas instituciones no siempre han estado a la altura de los retos.
“Actualmente, la sostenibilidad juega un mero papel secundario en la mayoría de las instituciones de nuestra organización. Si bien algunas exposiciones, depósitos y museos cuentan con diferentes planteamientos para mejorar su huella ecológica o de carbono, hay otras implicaciones de mayor alcance relacionadas con entender la sostenibilidad como valor fundamental para el sector museístico que se suelen pasar por alto”, explican en su página web.
[La cultura sostenible puede cambiar el futuro del planeta]
Una realidad que les ha llevado a plantear la necesidad de trabajar para dar un giro radical a esta situación y promover prácticas para fomentar la sostenibilidad con la adopción de un nuevo enfoque de gestión, la Gestión de la Sostenibilidad en los Museos (GSM), adaptado a los contextos y necesidades específicas de los museos y otras instituciones culturales.
En respuesta a esta llamada, museos de todo el mundo se han puesto manos a la obra para poner en marcha nuevos planes e iniciativas que sitúen la sostenibilidad como uno de sus pilares fundamentales. A continuación, vamos a hacer un repaso de algunas de ellas.
1. Un plan de acción
El primer paso para comenzar a ser un museo sostenible es elaborar un buen plan de acción. Muchos museos cuentan con él, con el objetivo de establecer los objetivos y los pasos necesarios para llegar a ellos. Para empezar, podría ser útil hacer un balance de dónde se encuentra actualmente el museo, en términos de su sostenibilidad.
[Un vistazo a los museos más sorprendentes de España]
Esto lo ayudará a determinar desde dónde comienza y qué podría lograr razonablemente. Un buen ejemplo de un plan de sostenibilidad lo encontramos en el Museum Of London, con cinco ejes prioritarios para mejorar diferentes indicadores de sostenibilidad, como mejorar la interlocución con los agentes sociales o evitar el desperdicio de recursos.
2. Control energético
Uno de los grandes costes económicos y ecológicos de los museos es el que causa el uso de energía eléctrica. Por eso, apostar por sistemas de iluminación que los reduzcan es una buena práctica para todo tipo de museos e instituciones culturales.
Por ejemplo, dejar a un lado la iluminación convencional y apostar por instalaciones LED es un ejercicio continuo que puede marcar una diferencia significativa. En esta línea, encontramos el Museo del Prado, que desde 2017 está desarrollando un proyecto con el que ha logrado un ahorro energético anual del 75% y una reducción de sus emisiones de CO₂ en 320 toneladas cada año.
Además de mejoras en la eficiencia en la iluminación, existen otras acciones que los museos pueden poner en práctica en relación con el consumo energético.
El Museu do Amanhã en Brasil abrió sus puertas en 2015. Apostando por la sostenibilidad, el edificio cuenta con paneles solares que se mueven con el sol, así como un sistema de aire acondicionado que utiliza agua de la cercana bahía de Guanabara, limpiándola y devolviéndola a su fuente en el proceso. De esta forma, ahorra alrededor 2.400 MWh al año.
3. Gestión de las exposiciones temporales
A veces, no es necesario embarcarse en un proyecto mastodóntico para mejorar en sostenibilidad. Al contrario, dar pequeños pasos, sencillos pero realistas, puede ser la clave. En este sentido, una forma en que los museos pueden mejorar es actuando sobre sus exposiciones temporales para reducir la huella de carbono de estas.
Esto se puede lograr apostando, por ejemplo, por la reutilización de materiales o escogiendo medios sostenibles para el transporte de obras y objetos expositivos. Un ejemplo de buenas prácticas en este ámbito es el Science Museum en Londres, que se ha comprometido a convertirse en un espacio carbono cero para 2033 con una estrategia muy centrada en la gestión de sus exposiciones temporales, a través de la reutilización de todo tipo de materiales.
4. Tiendas y 'merchandising'
Los museos también pueden actuar sobre el impacto de sus tiendas y con productos de mercadotecnia y de promoción de sus actividades. Esto se puede lograr con diferentes actuaciones. Una de ellas es la de reducir al máximo –o incluso eliminar– el plástico, tanto en los productos que ofrecen como en las bolsas o en el embalaje.
En esta línea se ha trabajado en la tienda del Museo Thyssen-Bornemisza, que, como explica en su Memoria de actividades y sostenibilidad 2020, ha logrado reducir el uso del plástico de forma sustancial, así como promover el uso de materiales reciclados en sus productos. Otra forma en la que las tiendas de los museos pueden colaborar en mejorar la sostenibilidad es en el tipo de productos que ofrecen, apostando por productos locales o artesanales.
5. Sinergias y colaboración
Los museos pueden trabajar juntos y con otras instituciones para compartir las mejores prácticas de sostenibilidad o desarrollar proyectos comunes. A nivel internacional, podemos destacar algunas iniciativas como Museums For Future, Green Art Lab Alliance, Coalition of Museums for Climate Justice o Culture Declares Emergency.
A menor escala, pero no por ello menos importante, se han dado pasos para promover una colaboración que signifique un respiro para el planeta. De ello es un buen ejemplo el Museo Guggenheim, que hace algunos meses se comprometió en compartir con otras instituciones los transportes de obras de arte, evitando los embarques exclusivos, así como elementos museográficos como pedestales, peanas o vitrinas para su reutilización.
6. Apuesta por la rehabilitación
Los museos de nueva construcción suelen crearse a partir de exigentes estándares de sostenibilidad. Sin embargo, por su propia naturaleza, un buen proyecto de rehabilitación puede ser una respuesta mucho más respetuosa con el medio ambiente.
Ejemplos hay muchos, y uno de ellos es el Hermitage de Ámsterdam, cuyos orígenes se remontan a 1683. Gracias a diversas intervenciones de rehabilitación, el museo ha logrado reducir su consumo de energía al agregar aislamiento moderno. También ha implementado mejores sistemas de control climático.
Además, en 2016, se asoció con Hortus Botanicus para compartir los excedentes de calor y frío. Como resultado, el museo ahora ahorra 77.215 metros cúbicos de gas, 200.000 kWh de energía, 259.000 kilos de CO₂ y 12.950 árboles cada año. El proyecto ganó el Premio Patrimonio Sostenible en 2016.
7. Divulgar la sostenibilidad
Los museos pueden realizar acciones para volverse más sostenibles en sí mismos, los museos también pueden generar un impacto positivo al difundir el mensaje de sostenibilidad a sus audiencias, estableciendo conexiones significativas con sus visitantes, con independencia de su tamaño.
Hay muchas y muy interesantes iniciativas en esta línea. En esta línea, destaca el Museo Nacional de Ciencias Naturales, que entre sus ejes prioritarios está el de promover el respeto al medio ambiente y a la sostenibilidad, con actividades como la muestra MNCS Sostenible, en el marco del proyecto ODS e inclusión: juntos por un planeta sostenible, justo e igualitario financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
Otro ejemplo lo encontramos en el Museo Thyssen-Bornemisza, que ofrece un recorrido temático con el nombre de Arte y sostenibilidad. Algunos retos sociales desde la Colección Thyssen-Bornemisza. Tal y como explican en su web, se trata de “un recorrido destinado a fomentar el pensamiento sostenible a través de la colección permanente del museo”, a partir de una selección de obras seleccionadas que ponen en relación arte y desarrollo sostenible en términos de ecología, economía y sociedad.
8. Un equipo comprometido
En realidad, el éxito de muchas de las iniciativas que los museos pueden llevar a cabo para avanzar en sostenibilidad depende del compromiso de todos los miembros de la institución, desde los empleados hasta los directivos. Para ello, es imprescindible formar, concienciar y dar voz a todas las personas que de una forma u otra forman parte y participan en las actividades de los museos.
En esta línea ha trabajado el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA) que, entre otras iniciativas, ha implementado un plan de movilidad para que los miembros de la institución opten por los medios de transporte menos contaminantes y reducir de ese modo su huella de carbono.