"Mujeres. Vida. Libertad". "Justicia". "Libertad para elegir usar el hiyab". Esos son los gritos que llevan inundado las calles de Irán las dos últimas semanas. El motivo: las protestas que se han extendido como un polvorín por el país –y en países vecinos– tras la muerte violenta de la joven activista de origen kurdo Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral.
Desde que Amini muriese en el hospital con evidentes signos de haber sido torturada, como denuncian periodistas iraníes en redes sociales, hombres y sobre todo mujeres se han echado a la calle. Sus reclamaciones son sencillas: quieren libertad para que las mujeres decidan usar o no el hiyab –velo islámico que cubre el pelo– en un país en el que su uso es obligatorio.
Lo más sorprendente de este desafío directo a las normas del ayatolá Jamenei, líder supremo del país, es que las manifestaciones han sido fruto de la movilización espontánea de las mujeres del país, a las que pronto se han sumado los hombres.
[Las protestas se extienden por Irán tras la muerte de Mahsa Amini]
Ayer mismo, sábado 1 de octubre, las protestas se concentraron en los centros universitarios. Algunos periodistas de la región aseguran que se extendieron por un centenar de ellas.
Todo ocurre, además, en un país en el que las concentraciones de este tipo están penadas. Y donde, como ha dicho la corresponsal de la cadena árabe AlJazeera, Dorsa Jabbari, en el podcast The Take emitido el 28 de septiembre, estas "no ocurren con frecuencia".
Y es que, como ha explicado la periodista, no se veían protestas de este calibre desde 2017 y 2019, y aquellas estaban más relacionadas con la situación económica por la que estaba pasando el país.
Algo en lo que Jabbari ha puesto especial énfasis ha sido en las "sorprendentes" imágenes, especialmente en los últimos días, de personas, hombres y mujeres, "plantando cara y enfrentándose a las fuerzas de seguridad". Eso, admite la corresponsal de la cadena catarí, no sucede con frecuencia, pues "sabes que el resultado será que te peguen una paliza".
El símbolo de la protesta
Pero empecemos por el principio. ¿Cómo estallaron estas protestas que parecen la chispa de una nueva revolución? Por desgracia, con la muerte de Mahsa Amini, que se ha convertido en el símbolo de las manifestaciones iraníes dentro y fuera del país.
La joven, de 22 años, fue detenida por llevar mal puesto el velo o hiyab en un país en el que, desde la Revolución de 1979, es obligatorio para todas las mujeres y niñas mayores de 7 años. Además, las sanciones por violar esta ley se incluyeron en el Código Penal allá en 1983.
Los agentes de la Policía de la Moral son los encargados de velar por el cumplimiento de la norma. Y según las informaciones que llegan del país, su vigilancia se ha intensificado en los últimos tiempos. Ellos –y ellas, porque también hay mujeres que forman parte de este cuerpo de seguridad– son los encargados de que toda niña y mujer iraní vista acorde a los mandatos del ayatolá.
Según testigos de la detención de Amini, fue la Policía de la Moral la que, tras darle el alto y detenerla en Teherán, le golpearon violentamente dentro de una furgoneta donde, presumiblemente, habría otras detenidas.
Y es que las patrullas de la Policía de la Moral consisten en una camioneta con agentes (masculinos) a los que acompañan mujeres vestidas con chador, el velo oscuro que cubre la cabeza y el cuerpo hasta los pies. Suelen rondar, además, lugares concurridos como centros comerciales, parques, plazas o estaciones de metro. La violencia, como la vivida por Amini, es su arma disuasoria más común y eficaz.
Los muertos en las manifestaciones
La muerte de la joven kurda provocó la furia en todo el país. Las iraníes tomaron las calles y las redes sociales, a pesar de los apagones masivos de internet y las caídas de líneas que se han venido sucediendo por todo el país. El acceso a WhatsApp e Instagram, por ejemplo, se ha restringido en buena parte de Irán.
Sin embargo, ni eso ni las amenazas de ser recibidas con violencia e incluso violaciones han amedrentado a las mujeres del país. En masa, han salido a las calles, y los hombres se han unido pronto en símbolo de apoyo.
El viernes 30 de septiembre, según informaciones del diario británico The Guardian, la violencia seguía sucediéndose, también lo hacían las detenciones.
A pesar de que es imposible saber el número exacto de detenidos y muertos, según declaraciones de la organización Iran Human Rights para el medio británico, serían 83 las personas fallecidas a manos de la "brutal respuesta violenta" de la policía iraní. Los detenidos y heridos se cuentan en centenares.
El pelo, símbolo de rebeldía
Las manifestaciones en Irán han sobrepasado lo físico, y han adquirido, con el paso de los días, una simbología muy potente. Son muchas las mujeres, dentro y fuera del país, dentro y fuera de la región, las que se han unido a uno de los mayores actos de rebeldía, que tiene fuertes connotaciones culturales y sociales. Las redes se han inundado en los últimos días de mujeres cortándose el pelo durante las protestas o en vídeos en directo en redes sociales.
Para muchas iraníes, el pelo es un símbolo de belleza, de autocuidado, que se ven forzadas a ocultar por ley. Cortárselo o rapárselo indica, sin duda, una rebelión contra todo lo establecido: sin pelo, no hay nada que ocultar. Como explica a la CNN Faezeh Afshan, una ingeniera química iraní que vive en Italia y que ha compartido un vídeo en redes sociales en el que se corta el pelo, "este acto muestra que estamos enfadadas y que no nos importan sus estándares de belleza".
En la literatura iraní esta práctica está enraizada y especialmente ligada al luto. Y aparece ya en poemas épicos persas que datan de hace más de mil años. Por eso, dice Afshan, "si así podemos demostrar nuestro hartazgo, ¿por qué no hacerlo?".
Adiós al hiyab
Si cortarse el pelo es un símbolo de rebeldía, aún lo es más mostrarlo. Y las mujeres de Irán le están perdiendo el miedo incluso a una de las leyes más estrictas: la obligatoriedad del velo.
En diferentes manifestaciones públicas y actos de desobediencia civil se puede ver cómo se lo arrancan de sus cabezas e, incluso, lo llevan a quemar, prendiendo fuego a todo lo que este significa como sistema de opresión.
No están solas
Por suerte, las iraníes no están solas en esta lucha. Los hombres se han movilizado junto a ellas para gritar, protestar y recibir golpes por sus compatriotas. Incluso algunos de las caras más reconocidas del país han alzado su voz públicamente, a pesar de las represalias que esta decisión pueda suponer.
Ese es el caso, por ejemplo, de Mehram Modiri, uno de los actores y productores más famosos del país. Modiri, en una publicación en redes sociales, ha puesto de manifiesto su hartazgo por la situación y ha dicho: "No quiero que mi trabajo se emita en la televisión iraní hasta que las autoridades escuchen al pueblo".
Varias celebrities que han demostrado su apoyo a las protestas han sido, incluso, detenidas, según informa el canal persa de televisión Iran International English.
Otro caso sonado ha sido el de la selección de fútbol iraní. En el último partido, jugado contra Senegal, los futbolistas decidieron saltar al campo vestidos de negro, cubriendo cualquier símbolo de su país en sus uniformes. Así protestaron por la muerte de Amini y por la represión violenta contra las manifestaciones que viven sus compatriotas desde las últimas dos semanas.
Pero no solo los hombres de su país se han unido a las manifestaciones. En todo el mundo, mujeres y hombres han salido a la calle, se han cortado el pelo y han quemado sus hiyabs en protesta por la muerte de Mahsa Amini y en apoyo a las iraníes.
Toda una revolución se está viviendo en el país musulmán. Tanto que ha contagiado a un país vecino, donde las mujeres tampoco gozan de derechos. Las afganas han vuelto a alzar su voz, esta vez para apoyar a sus "hermanas" iraníes.
Y su mensaje es más potente que nunca: "Irán se ha levantado; ahora nos toca a nosotras".