Este sábado ha tenido lugar la segunda jornada de la segunda edición de los Diálogos para el Día Después, celebrados en la provincia de Soria. En este evento, diversos ponentes dialogan sobre cómo construir un nuevo contrato social, intergeneracional y territorial que garantice la justicia social e impulse la Agenda 2030 y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En la segunda jornada, el hilo conductor del debate y la exposición de ideas ha continuado siendo el contrato social que, tal y como explican los organizadores, “sólo podremos alcanzar mediante un proceso de diálogo democrático abierto y plural”.
Un contrato que podría ayudarnos a enfrentar los retos a los que se enfrenta el mundo en la actualidad, con actores como el cambio climático, la desigualdad o la guerra. Unos retos muy difíciles de abordar, y que están empezando a cuestionar aquel consenso global que las democracias liberales alcanzaron después del trauma de la Segunda Guerra Mundial, con el bienestar y la justicia social como epicentro.
Los gritos del planeta
En la primera parte del foro, el debate se ha centrado en ese nuevo contrato global urgente que se hace necesario para poder gestionar los retos actuales. En esta primera mesa, se ha hablado sobre cómo la crisis ambiental y la ocasionada por la pandemia han puesto en evidencia las limitaciones que todavía existen para abordar desde una acción multilateral los desafíos de nuestra época.
Enfrentarlos adecuadamente se presenta como una de las claves para poder alcanzar lo pactado en la Agenda 2030 y lograr el cumplimiento de los ODS, que también suponen el compromiso formal y sobre el papel de decenas de países del planeta. La paz, el multilateralismo o la cooperación internacional, por lo tanto, se han propuesto como condiciones fundamentales para encarar todos estos cambios.
Para, Josep María Antó, experto en Salud Global y Salud Planetaria de ISGlobal, “en los últimos 50 años todos los parámetros que miden la salud global indican que la salud del ser humano ha mejorado muchísimo, en contraposición a la del planeta, que se ha hundido”.
El principal culpable de esta mala salud planetaria es el cambio climático, pero también contribuyen problemas humanos como la pobreza, el hambre o la creciente desigualdad social. Por lo tanto, esa salud de la humanidad y del planeta estarían conectadas, y lo que le ocurre a una tiene repercusiones inmediatas, o es consecuencia, de lo que le sucede a la otra.
Siguiendo esta idea, la coordinadora del Área de Fe y Desarrollo Humano, Dicasterio Vaticano Desarrollo Humano Integral, Marta Pedrajas, ha sentenciado que “se trata de contribuir a la vez al grito de los pobres y al grito del planeta”. En el diálogo, los ponentes han mostrado su acuerdo de que el mundo y millones de personas en él están gritando, pero ha sobrevolado la pregunta: “¿Realmente estamos escuchando?.
Intentando responder a esa cuestión, el investigador del CSIC y experto en Acción Climática, Fernando Valladares, ha asegurado que “vivimos en una sociedad anestesiada que busca la anestesia. Busca mensajes edulcorados y suavizados, mensajes que no los alarmen, que no los pongan nerviosos”.
Valladares considera que no es posible “saltar” a otro sistema socioeconómico, pero está convencido de que hay piezas, sobre todo en el ámbito social y político, que deberán apoyarse en la ciencia y la tecnología: “El desafío es social. Tenemos que dejar de definir el éxito como crecimiento, hay que cambiar los indicadores de éxito por niveles de felicidad o de bienestar y no de producto interior bruto”.
Pedrajas ha expuesto datos como el de la llamada última milla, que “alude a una milla moral, al último grupo de seres humanos que viven en la pobreza extrema”, y que ya son en torno a mil millones de personas. La experta asegura que esta gran bolsa de población es la “más difícil de integrar en procesos de desarrollo”, y ha alertado de que ese número de personas está aumentando por primera vez en los últimos 20 años. “Estamos yendo para atrás, sin ellos no puede haber un nuevo contrato social”.
Antó ha añadido otro dato que pone de manifiesto esa simbiosis entre humanidad y planeta: “Hay siete millones de muertos por contaminación atmosférica cada año, pero hemos fracasado en ajustar la gobernanza y la justicia social al conocimiento disponible”.
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Para concluir, el investigador del CSIC, Fernando Valladares ha sentenciado que “el problema es que los tomadores de decisiones ya han decidido sin consultar a la ciencia, y solo quieren datos que les den la razón”. Para él, otro de los grandes problemas es que se pretende hacer negocio con todo: “En la salud, la solución está en la prevención, pero eso no da dinero”.
Un diálogo transatlántico
Moderada por la abogada, vicepresidenta de EL ESPAÑOL y directora de ENCLAVE ODS, Cruz Sánchez de Lara, la segunda mesa de diálogo ha tenido como protagonista la conversación intergeneracional centrada en las relaciones entre América latina y Europa. Para De Lara, esa interacción "buscará las claves desde las que responder a estos desafíos. Es necesario subrayar en este marco el rol de la ciudadanía global como impulsora del desarrollo sostenible e inclusivo que propone la Agenda 2030”.
Desde su experiencia en la directiva del diario digital, la abogada ha reflexionado sobre el papel de los medios de comunicación, asegurando que “los medios nativos tienen la posibilidad de hacer una expansión hacia Latinoamérica por lo que nos une: el idioma [...] Igual que la UE se construyó en torno a la unidad económica, la fragilidad de las democracias allí han hecho que se despliegue un extraordinario sistema de derechos humanos más avanzado que el nuestro. Mientras que en Europa asociamos derechos humanos con derechos civiles y políticos, en Latinoamérica los derechos también son económicos, sociales, culturales y ambientales”.
En consonancia con la idea expuesta por De Lara, el director para las Américas en el Servicio Europeo de Acción Exterior de la Comisión Europea, Javier Niño, es necesario “poner a la persona en el centro del debate medioambiental, tecnológico y social, y hacerlo de la mano de Latinoamérica”. Niño ha remarcado que Europa y América Latina juntas “somos un tercio de la ONU y un tercio del G-7”.
La enorme cercanía entre nuestro continente y el americano, a pesar de que nos separa todo un océano, ha marcado también el carácter de la intervención de la presidenta de la Fundación EU-LAC, directora de Desarrollo Global de ISGlobal y presidenta de REDS-SDSN Spain, Leire Pajín.
Pajín ha asegurado que “a nuestras regiones nos une un interés común y recíproco”. Por lo tanto, ha añadido, “el contrato global debe tener en cuenta el terreno de los valores, dónde están las aspiraciones comunes, y creo que nuestras regiones los comparten”.
Ha puesto el ejemplo de “espacios de avance como la red de mujeres eurolatinoamericanas, mujeres de ambos continentes, de diferentes generaciones y de distintos ámbitos, que trabajan juntas en una agenda común. Mujeres con el deseo de construir juntas”.
A través de videollamada desde Méjico, subsecretario General de las Naciones Unidas y director Regional del PNUD para América Latina y el Caribe, Luis Felipe López- Calva, ha iniciado su ponencia con el dato de que “América Latina tiene el 8% de la población mundial y el 37% de los homicidios a nivel global”, y ha dado claves para intentar construir un nuevo contrato social en un momento de especial vulnerabilidad, incertidumbre y complejidad.
López-Calva asegura que existen varios caminos, como las “asociaciones estratégicas globales, que son el eje central en medio de estas turbulencias sociales y económicas”, también ha destacado la importancia de “la conexión entre gobiernos locales de ambas regiones [Europa y Latinoamérica]”, y ha puesto el acento en “el papel de la sociedad civil y las asociaciones, donde los medios de comunicación también es un actor muy importante”.
En su intervención, el especialista en cooperación triangular, Javier Gavilanes, ha explicado en qué consiste esta modalidad de cooperación que, en América Latina se une a las dos tradicionales formas: la norte-sur y la sur-sur. Gavilanes, asegura que estas dos “funcionan, pero de alguna manera la cooperación triangular busca aprovechar lo mejor de estas dos, y se centra en no dejar a nadie fuera de las relaciones de cooperación”.
Profundizando un poco más, Gavilanes ha destacado que la cooperación triangular incluye la experiencia de los países de Europa, “que se complementa con los de los países latinoamericanos, por lo que se genera un triángulo donde un país de América Latina que tiene un reto puede responderlo gracias a la colaboración con otros países de ese continente o de Europa”.
Por último y en otro vídeo, esta vez desde Brasil, Paloma Costa, una de las 7 asesoras climáticas jóvenes del Secretario General de la ONU, ha hablado sobre las medidas que se pueden tomar para acelerar la respuesta ante el colapso por la emergencia climática. En concreto, Costa argumenta que “para una participación efectiva en los espacios de toma de decisiones se deben cumplir tres pilares básicos: una educación de calidad, el acceso a la información y la construcción de espacios formales de toma de decisiones que incluyan a los jóvenes”.
El aspecto generacional ha sido un punto bastante destacado en su intervención, donde también ha criticado que, “al final, nuestras recomendaciones y nuestras prioridades no son llevadas de forma deliberativas a aquellas comunidades que están sufriendo directamente la emergencia climática”.
Para concluir Costa ha advertido de que “solo tenemos una oportunidad como una comunidad global si actuamos, en efecto, en comunidad e incluimos la participación ciudadana. Creo que esta unión entre UE y Latinoamérica es muy beneficiosa porque, si tomamos todo lo mejor que cada uno puede ofrecer, podremos actuar juntos”.
Cruz Sánchez de Lara ha clausurado la mesa apuntando que, “como joven reivindicativa que fui, ahora en un puesto de responsabilidad, mi compromiso y activismo se canalizan a través de ENCLAVE ODS, un medio abierto a todo aquel que tenga algo que contar con espíritu constructivo. Es es espacio blanco en el rosco de los ODS”.
El desafío territorial
Tras esta segunda mesa han comenzado dos diálogos. El primero se ha centrado en las misiones de adaptación y ciudad como base para el contrato territorial. Los ponentes han intentado responder a la pregunta de cómo aprovechamos la transición ecológica de ciudades y territorios para garantizar el nuevo contrato social, y han profundizado en una visión integral de la planificación y el desarrollo urbano y territorial que tenga en cuenta a todos los agentes y las relaciones entre ellos.
Para abrir el diálogo, el director de innovación cultural de la Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, Federico Buyolo, ha reconocido que “La Agenda 2030 primero era una utopía para mí, pero después entendí que es la base para la construcción del nuevo contrato social, que también tiene que ser un contrato global”.
Para Buyolo, ese contrato social “lo firman los ciudadanos, no las instituciones. Necesitamos instituciones fuertes que, a través de la transparencia, la trazabilidad, la simplificación y la participación, faciliten el cumplimiento de ese contrato. Pero los protagonistas son siempre los ciudadanos”.
Por su parte, Sergi Chimenos, socio y director de área en RocaJunyent ha remarcado que, para él, “los principios fundamentales para la transición son la transparencia, la necesidad de compartir información; el derecho de participación ciudadana antes de que se tomen las decisiones a nivel político; y la simplificación de procedimientos”.
Chimenos ha destacado también lo que ha llamado “el derecho al error”, ya que “hoy se pueden crear sandbox regulatorios, espacios donde se puede experimentar con regulaciones sin que los errores tengan impacto a gran escala”.
En el caso de España, en los últimos años ha surgido en el debate ciudadano y político un término, el de España Vaciada, que supone uno de los mayores retos de la cohesión territorial de nuestro país. A Mercedes Molina, catedrática emérita de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, no le gusta el término: “No me gusta hablar de la España vaciada, porque hay personas en esa España que están demostrando que otro mundo rural es posible a través del emprendimiento y la inversión”.
La provincia de Soria es una de las que más presente tienen el desafío demográfico y territorial que supone la España Vaciada. El alcalde de su capital, Carlos Martínez (que además es enviado especial para la Nueva Agenda Urbana), está convencido de que “necesitamos hablar de territorios e integración territorial, o no lograremos ese nuevo contrato social por el que todos abogamos”.
El espacio urbano
El segundo diálogo, que también ha sido el cierre de esta segunda edición de los Diálogos para el Día Después, ha versado sobre la innovación y colaboración basada en las misiones europeas de adaptación y ciudadaes.
Para abrir esta última mesa, el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid y coordinador de la iniciativa citiES 2030, Julio Lumbreras, ha comentado que “en España hay casi 600.000 funcionarios y funcionarias solo en los municipios. Un batallón de gente que podríamos sumar a otros miles de personas en las empresas, las universidades, etc, para actuar juntas en la transformación urbana.
Lumbreras asevera que “la ciudad es un espacio de gestión de conflictos, pero también es una oportunidad. No se trata de pelear por los intereses propios, sino por un objetivo común que no podríamos lograr por separado. Para ello hay que formar en colaborar y no solo competir”.
Sobre ciudad también ha hablado Jordi Peris, coordinador general de Estrategias Urbanas y Agenda Sostenible del Ayuntamiento de Valencia, que afirma que su “estrategia de ciudad recoge todas las políticas de adaptación y mitigación en un marco único, independientemente de quién sea el organismo responsable”.
Otra ciudad española, pero en este caso Vitoria, ha sido la protagonista en la intervención de Ana Oregi, teniente de alcalde del Ayuntamiento de capital alavesa, que dice que “hoy todos somos conscientes de que las políticas de sostenibilidad son fundamentales, pero cuando Vitoria empezó, era una política sospechosa”. Luego, después de 30 años implementándola “hemos aprendido que la sostenibilidad no se negocia, hay que ir a por ella”.