El término hardballing se traduce al español como sacar a relucir las intenciones o ser claro por lo que es un enfoque mucho más directo que lo que hacíamos hasta ahora en las relaciones.
Se trata de ser honesto con la otra parte desde el primer momento, en muchos casos incluso antes de tener la primera cita. Una forma más sensata de iniciar una relación que pretende ahorrarse los malos entendidos que puede haber, principalmente, en los comienzos de toda pareja.
La cultura de la inmediatez ha llegado también a las relaciones y, los jóvenes de ahora, tienen muy claro lo que quieren y no esperan a perder el tiempo.
Lo hemos visto reflejado en el desarrollo de aplicaciones como Tinder donde el swipe up o deslizar hacia un lado u otro en función de si alguien te gusta o no, deja clara tus intenciones con esa persona.
Además, desde la plataforma de citas, definen este concepto como expresar lo que uno quiere con honestidad y de manera directa. "La transparencia y la autenticidad es un requisito indispensable a la hora de hacer match en Tinder", añaden desde la app.
Sin embargo, esto no quiere decir que la generación Z acuda a cada cita con ciertos requisitos que la otra persona debe cumplir y que, si no lo hace, será descartada de inmediato.
Lo que sique deja claro es que se está imponiendo un tipo de relaciones más rápidas y superficiales cuando, también es necesario que haya espacio para otras personas que buscan algo más.
Para más de uno, entablar una conversación e ir al grano hace en ocasiones incómodas las charlas mientras que para otros, establece los requisitos, fija los límites y planea hasta a dónde se quiere llegar con la relación.
En ocasiones, no se es del todo claro y muchos tienden al gosthing: dejar de contestar del día a la mañana como si de un fantasma se tratara, sin tener en cuenta a la otra persona y, mucho menos, sin ejercer cierta responsabilidad afectiva sobre esta.
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Nuestros actos tienen consecuencias en otras personas y, por lo tanto, debemos prestar atención a cómo nos relacionamos, aplicando el respeto, la comunicación, la empatía y el cuidado que cada vínculo requiere.
Necesario en cualquier tipo de relación, ya sea familiar, de amistad, de pareja o sexual, y más o menos larga en el tiempo, ser claro es esencial en todas las situaciones vitales en el día a día.
La responsabilidad afectiva nos lleva a tener en cuenta a la otra persona y sus emociones, aunque no a responsabilizarnos de ellas. Pero el hardballing va más allá y el que ser sincero, en ocasiones, tiene un limite que se rebasa.
Está bien ser sinceros con nuestras intenciones, pero hay muchas formas de plantearlas y de expresárselas al otro. Y es que a veces la sinceridad, mal expresada, puede ser tan hiriente como una mentira.
El hardballing puede ser el extremo de lo sincero ya que el problema llega cuando esta sinceridad se expresa sin empatía y sin sensibilidad hacia la otra persona, o cuando hace que todo sea un intercambio práctico y frío, sin dejar margen a la improvisación o al dejar fluir las cosas.
Para evitar caer en un sincericidio lo mejor sería optar por una comunicación asertiva y empática, donde se expresen las emociones desde la simpatía con palabras respetuosas, pensando en cómo sentarán a la persona que las reciba.
Es necesario para ejercer un hardballing de la forma menos hiriente posible el no expresar necesidades, ni requerimientos que suenen a instantáneo, sino pacientes y tranquilos.
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Está bien saber la disponibilidad inicial del uno y del otro, junto con las cosas que quiere cada uno. Pero en ocasiones el intentar ir al grano e ir rápido con todo puede agobiar a la otra parte.
Sin mentiras, pero tampoco con verdades que asusten al otro, se puede construir una relación desde el hardballing. Y es que es necesario la seducción e ir paso a paso entre personas que tienen ciertas intenciones aparentes.
Además, para que una relación fluya y se haga efectiva, lo ideal para no perder el tiempo es evitar adoptar perfiles alejados de uno mismo que suenen vacíos ya que con el tiempo se tiende a descubrir.