"En 2010, la FIFA otorgó la Copa del Mundo de una manera inaceptable con consecuencias inaceptables". Con estas palabras se dirigió la presidenta de la Federación noruega de fútbol, Lise Klaveness, el pasado 1 de abril a todos los presentes en el sorteo de los grupos del Mundial en Doha (Qatar).
Su crítica buscaba llamar la atención por la violación de los derechos de las mujeres, del colectivo LGTBIQ+; pero, sobre todo, de los millones de trabajadores y trabajadoras migrantes que llegaron a Qatar con la esperanza de encontrar un futuro mejor para ellos y para sus familias, pero que pronto sus sueños se dieron de bruces con la realidad.
“Qatar es un país donde la libertad de expresión y las voces críticas son silenciadas continuamente, donde las mujeres están discriminadas y viven bajo un sistema de tutela masculina que limita sus vidas; y donde el Código Penal castiga las relaciones homosexuales con hasta 7 años de prisión”, señala Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional en España.
Promesas incumplidas
A menudo, muchos migrantes de países como Nepal o Bangladés que buscan huir de la pobreza, tienen que pagar elevadas sumas de dinero para poder conseguir empleo en Qatar. Human Rights Watch (HRW), una ONG con sede en Nueva York, indica que tienen que pagar hasta 2.600 dólares estadounidenses antes de que se les permita trabajar en el país. Amnistía eleva la cifra hasta los 4.300 dólares.
Así, nada más aterrizar, los trabajadores llegan con la carga de una elevada deuda que además se cobra un alto interés. Es lo que se conoce como kafala, un sistema de patrocinio laboral que han creado y mantenido las autoridades qataríes sin que haya ningún tipo de recurso efectivo para quienes sufren los abusos, señala HRW.
Este sistema abusivo ha permitido que los trabajadores hayan quedado a la completa merced de sus empleadores. La deuda y los elevados intereses a los que se enfrentan hacen que tengan que vivir en una situación de cuasi servidumbre y trabajo forzoso, teniendo que trabajar durante meses, incluso años, para poder devolverla.
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Además, en numerosas ocasiones, los agentes de contratación hacen falsas promesas respecto al salario que van a cobrar y al tipo de trabajo que van a realizar. Pero que no se les ocurra protestar, porque el empleador les puede amenazar con retirar el visado de trabajo y devolverles a su país de origen. Otras veces ni siquiera pagan los sueldos durante meses.
Según el informe En lo mejor de su vida de Amnistía, algunos empleadores retienen el salario de dos meses como una forma de fianza para evitar que los trabajadores busquen cambiar de trabajo sin su permiso. De hecho, muchos empleadores requisan el pasaporte a sus trabajadores para evitar que salgan del país hasta que se acabe su contrato laboral, que podría ser de años de duración.
Todo ello, mientras los trabajadores viven en condiciones de hacinamiento y de falta completa de higiene y seguridad.
Situaciones extremas
Desde la victoria de Qatar para ser sede del Mundial de fútbol de 2022, miles de trabajadores inmigrantes han muerto por causas inexplicables. Según revela un informe de Vital Signs Partnership, una colaboración entre diferentes organizaciones para la promoción de derechos laborales en el Golfo y otras organizaciones del sur y sudeste asiático, entre 2010 y 2019, murieron más de 15.000 no qataríes.
Muchas de ellas podrían estar relacionadas con la construcción de infraestructuras para el Mundial, aunque precisar un número es un trabajo muy complicado. “Calcular la cifra de personas muertas desde el año 2010 en todo lo relacionado con la Organización del Mundial es prácticamente imposible”, señala de las Heras.
Una investigación llevada a cabo por el diario británico The Guardian, mostró que el 69% de las muertes de trabajadores de India, Nepal y Bangladés entre 2008 y 2019 se atribuían a 'causas naturales' o 'parada cardíaca', y no contenían información alguna sobre las causas fundamentales de la muerte.
A los obreros se les pide que trabajen en condiciones climáticas muy extremas. Bajo el sol justiciero del desierto, las temperaturas en verano pueden llegar a alcanzar los 45 grados centígrados.
Las medidas de seguridad también brillan por su ausencia. Conforme a un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), casi 50.000 trabajadores sufrieron lesiones durante el año 2020. Las causas de accidentes laborales graves en 2020 se debieron en un 44,7% a las caídas, un 26,3% por lesiones causadas por tráfico, un 15,8% por caída de objetos y un 6,9% por maquinaria.
En un documento informativo distribuido a los periodistas en marzo de 2021, según indica el informe de Vital Sign Partnership, los organizadores de la Copa del Mundo de Qatar afirmaron que el estado de Qatar “cuenta con sólidos procedimientos de investigación” y que “los familiares inmediatos o las autoridades pueden solicitar un examen post-mortem cuando se requiere atención médica”. También indicó que en algunas circunstancias, las familias buscan una rápida repatriación, lo que dificulta la investigación de la muerte.
Sin embargo, una investigación de Amnistía entrevistando a varias familias de trabajadores fallecidos mostró que nunca se les había preguntado “si deseaban que se llevara a cabo una autopsia para determinar la causa de muerte”.
“En estos últimos años, muchas de las familias de esas personas ni siquiera han recibido una explicación, una indemnización o una reparación por la muerte de sus personas queridas”, denuncia de las Heras.
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Un avance incompleto
Desde el año 2017, el gobierno de Qatar ha introducido legislación e iniciativas destinadas a proteger a los inmigrantes. Entre las diferentes iniciativas se encuentra el Sistema de Protección Salarial (Wage Protection System, WPS), creado para que los trabajadores puedan recibir su salario por transferencia bancaria directa como máximo el séptimo día del mes.
También se ha creado un Fondo para el Seguro y el Respaldo de los Trabajadores, destinado a pagar a los trabajadores si las empresas cesan su actividad o dejan de pagar; y se ha puesto fin a los requisitos del permiso de salida y del Certificado de No Objeción (NOC, por sus siglas en inglés), por el cual se permite a los trabajadores a salir de Qatar y cambiar de trabajo sin el permiso de su empleador.
No obstante, HRW y Amnistía denuncian que a pesar de los relativos avances en materia de derechos laborales para los inmigrantes, la legislación y las iniciativas de las autoridades caen en 'papel mojado' por la falta de una correcta supervisión de las políticas.
“Si bien las autoridades cataríes realizan grandes inversiones en relaciones públicas para hacer notar las reformas laborales, rara vez destinan el dinero a quienes lo necesitan cuando se trata de los derechos de los trabajadores migrantes”, señaló Michael Page, subdirector para Medio Oriente de HRW.
El hecho de que Qatar sea sede del Mundial de fútbol ha hecho que esté bajo un continuo escrutinio internacional. Por ello, algunos temen que cuando se apaguen las luces, los derechos laborales podrían volver a retroceder.
“Entre los trabajadores migrantes de Qatar, existe el temor generalizado de que cuando se apaguen los focos tras la Copa Mundial, las mejoras conseguidas se desvanezcan”, señalaron en una carta abierta Jonas Baer-Hoffman, secretario general de FIFPRO, y Ambet Yuson, secretario general de la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera.