La fiebre azul ha vuelto a las salas de cine con Avatar: El sentido del agua. Esta segunda entrega inspira el mismo ambientalismo que promovía la primera, con un valor añadido que emana de sus avanzados efectos especiales que no han dejado indiferente a nadie. Ha invitado a los espectadores a tomar cuenta de fenómenos como el Síndrome de Depresión Post-Avatar (SDPA, o PADS por sus siglas en inglés), el trastorno por déficit de naturaleza o el empoderamiento femenino.
En los últimos años, los taquillazos de Marvel o DC han podido recoger diversas injusticias sociales como el racismo, caracterizado en la franquicia de Black Panther; la xenofobia, en la película Shang-Chi o la serie Ms. Marvel; la LGTBI-fobia, con personajes como Carol Denvers (Capitana Marvel); o el empoderamiento femenino, con Wonder Woman o She-Hulk.
Lejos de dejar atrás esta tendencia, la secuela de Avatar representa el último eslabón. A través de uno de los personajes, Ronal, líder del clan acuático Metkayina e interpretada por Kate Winslet, el espectador puede reflexionar sobre la fortaleza de las mujeres desde un enfoque diferente. "Todo el mundo habla siempre del empoderamiento femenino", explicó James Cameron en un coloquio con Robert Rodriguez, publicado en la revista Variety.
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"Pero ¿qué es una parte tan importante de la vida de una mujer que nosotros, como hombres, no experimentamos? Y pensé: 'Bueno, si realmente vamos a ir hasta el fondo de la madriguera del empoderamiento femenino, tengamos a una guerrera embarazada de seis meses en plena batalla'", añadió.
El director también reconoció que "las mujeres embarazadas son capaces de ser mucho más atléticas de lo que nosotros, como cultura, reconocemos".
La 'supermujer'
Durante su carrera cinematográfica, Cameron ya había puesto en el centro de sus largometrajes a figuras femeninas empoderadas. Definió el arquetipo de 'supermujer' en el género de Acción: Sarah Connor en Terminator 2: Judgment Day o la teniente Ellen Ripley en Aliens.
Estos personajes femeninos tenían un denominador común: eran madres y mujeres fuertes. También dirigió la adaptación del manga Alita: Ángel de combate, que cuenta la historia de una heroína cíborg.
En una entrevista reciente, Cameron comparó el simbolismo de estas figuras con las de las superheroínas Wonder Woman y Capitana Marvel. "Todas estas otras mujeres increíbles están representadas, pero no son madres ni están embarazadas mientras luchan contra el mal".
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Esta no es la primera vez que el director, ahogado en más de una ocasión por la polémica, arremete contra estas figuras. En 2017, en una entrevista a The Guardian y coincidiendo con el estreno de la versión de 3D de Terminator 2, criticó la cosificación que se hacía de las superheroínas.
“Todas las palmaditas en la espalda que Hollywood se ha dado por Wonder Woman han sido muy equivocadas. Es un icono cosificado, y esto es solo el Hollywood masculino haciendo lo mismo de siempre. No digo que no me haya gustado la película, pero para mí es un paso atrás”, señaló.
En el caso de la saga de Avatar, en la que empezó a trabajar allá por 1994, en conversaciones con The New Yorker, el director expresó que, antes de ponerse manos a la obra, pensó: 'Olvídate de todas esas películas para chicas y haz una película clásica de aventuras para chicos'.
Y casi inconscientemente, la película acabó girando en torno a las mujeres, sobre cómo los personajes varones se relacionan con sus amantes y madres. "Hay una gran presencia femenina", expresó el director. "Intento hacer mi película de testosterona y se convierte en una película de chicas. Así es para mí", añadió.
La testosterona, un veneno
Hace unas semanas, el director fue objeto de críticas por las declaraciones que realizó en su entrevista con The Hollywood Reporter:"Siempre pienso en la testosterona como un veneno (o toxina) que tienes que ir eliminando poco a poco de tu organismo”.
Hablando sobre su carrera en el cine, aclaró que se arrepiente de muchas cosas que hizo: "Muchas de las cosas que hice antes no las haría, en términos de carrera y riesgos que tomas como un joven salvaje y envenenado por la testosterona".
Aunque no se comparta el activismo feminista que predica Cameron, no cabe duda de que la saga Avatar ha sido y continúa siendo una referencia en el mundo del cine de ciencia-ficción.
Con sus paisajes marinos de ensueño y criaturas nunca antes vistas, el mundo de Pandora, en palabras del director, nos recuerda “cuán importante es la naturaleza para nosotros" y nos traslada a "esa especie de perspectiva de la infancia donde tenemos una sensación de curiosidad y conexión con la naturaleza”.