2022 acabó con una muestra de solidaridad que recorrió el planeta entero y copó las redes sociales: Ismail Mashal, profesor universitario afgano, hizo pedazos sus diplomas universitarios –originales– en directo durante una entrevista en la televisión afgana Tolo TV. "Si mi hermana y mi madre no pueden estudiar, ¿qué significan estos títulos para mí?", dijo antes de romper los documentos frente a la cámara.
Esa imagen ha recorrido el mundo y, sobre todo, ha llegado a buena parte de los hogares afganos. Con ese simple –pero peligroso– acto, Mashal se rebelaba en contra de la última normativa machista de los talibanes, puesta en marcha el pasado diciembre: la prohibición, a través de un decreto, de la presencia de mujeres en la universidad.
Algo que, como recordaron los ministros de Exteriores del G7 el pasado 22 de diciembre y recogía Europa Press, podría "constituir un crimen contra la humanidad" según el Estatuto de Roma, del que forma parte Kabul.
Una ola de dimisiones
La de Mashal no ha sido la única reacción a la prohibición del gobierno talibán. Según recoge el diario británico The Guardian, a fecha de 4 de enero, serían al menos 60 catedráticos y académicos afganos los que habrían dimitido de sus puestos universitarios como forma de repulsa.
"La noche que los talibanes cerraron las puertas de las universidades a las mujeres afganas, recibí muchas llamadas y mensajes de mis estudiantes. No encuentro palabras para describir esta situación", explica a la cabecera británica uno de ellos, Baktash Amini, profesor auxiliar de Física en la Universidad de Kabul. Y añade: "La única manera en que podía expresar mi descontento era abandonando".
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Amini dejó su "trabajo soñado", como hizo Abdul Raqib Ekleel, profesor de Desarrollo Urbano en la Universidad Politécnica de Kabul, quien dicen que lo que han hecho los talibanes es "una traición a la patria".
Ekleel hace un repaso de las normativas "irracionales" que los talibanes han impuesto en el último año y medio a las universitarias: "Han regulado su ropa y el hijab, segregado las aulas, las han obligado a ir acompañadas de su mahram o tutor legal… y tanto alumnas como los profesores las hemos cumplido. Y a pesar de todo, los talibanes han prohibido a las mujeres el acceso a los centros educativos", asegura.
Esta decisión, remarca Ekleel, va "en contra de los intereses nacionales". E insiste en que perjudica a todos y no solo a las mujeres. Por eso, confiesa, "no podía seguir siendo parte del sistema".
"No es país para la educación"
Durante su dimisión pública, Mashal remarcó que el Afganistán talibán "no país para la educación". Y como el resto de profesores que han abandonado sus trabajos en los últimos días, recordó que no volvería a enseñar hasta que su madre y su hermana pudiesen matricularse en la universidad.
Sin embargo, ya incluso antes del retorno de los talibanes, el entorno universitario era todo un reto para las mujeres afganas. En un país marcado por el control talibán, la invasión estadounidense y la guerra, las alumnas se enfrentaban a diario a la discriminación y al acoso.
Pero durante el último año y medio la situación no ha hecho más que empeorar. "No puedo describirte el dolor que siento. Estoy en mi último semestre, solo me quedaban unos meses para graduarme. Solo quiero salir y gritar", confiesa una estudiante afgana a The Guardian.
Una decisión en contra del islam
La decisión tomada por el gobierno talibán es tan solo la última de las medidas llevadas a cabo en el país para recortar los derechos de las mujeres desde que retomasen el poder en agosto de 2021. Y es que desde marzo del año pasado, las niñas y jóvenes mayores de 11 años tenían ya prohibido el acceso a la educación.
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Para justificarse, los talibanes invocan la 'ley islámica'. Sin embargo, como aseguró al diario egipcio Ahram Online Ahmed el Tayeb, gran imán de la Universidad de Al Azhar, poco después del anuncio talibán, esta se trata de una decisión que va en contra de la sharía.
"El islam denuncia firmemente tal prohibición, ya que contradice los derechos legales que el islam garantiza por igual para mujeres y hombres. Afirmar lo contrario es una fabricación contra esta valiosa religión", sentenció.