Un ‘cementerio’ de ropa en Madrid: se acumulan toneladas y nadie sabe de dónde proceden
Varias toneladas de ropa abandonada llevan varias semanas amontonadas en una escombrera madrileña de la localidad de Humanes.
14 enero, 2023 02:03Las paredes y techos de una antigua nave derruida en la localidad madrileña de Humanes acabaron formando en su día una escombrera conocida como La Garva. Pero en las últimas semanas, varios vecinos de viviendas cercanas a este punto han dado la voz de alarma. Lo que ha empezado a aparecer en este vertedero es algo más que escombros. En concreto, varias toneladas de ropa abandonada de la que se desconoce su procedencia.
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Son montañas de vaqueros, camisetas, pantalones y residuos textiles de todo tipo que preocupan a los residentes de la zona, porque unas condiciones meteorológicas desfavorables o cualquier chispa que se pueda generar puede desembocar en un incendio. Y es un riesgo importante que los vecinos de los domicilios cercanos no quieren asumir.
Es uno de los síntomas perceptibles de lo que lleva gestándose varios años en el Polígono Industrial La Fraila, a aproximadamente un kilómetro de distancia de la escombrera. Allí, los fardos de ropa se acumulan en tres naves embargadas hace años por el banco. Después de que la empresa titular quebrara en 2015, toneladas de residuos textiles comenzaron a amontonarse en su interior. Es tal la cantidad que, a menudo, se desborda e inunda la calle del polígono.
Raúl Navarrete, técnico de Ecologistas en Acción, cuenta que “después de que las naves fueran embargadas, ha habido gente que las ha ocupado y las ha estado utilizando para acumular ropa”. De hecho, comenta que “tenían enganchada la electricidad y operaban de forma fantasma. Igual que llegan, se van, y la dejan ahí”.
¿Has donado ropa para Ucrania recientemente? Si es así es probable que esté en un descampado cercano a Fuenlabrada. Abro hilo 👇🪡 pic.twitter.com/wleyhWpYFB
— Antonio Díez (@antdiez10) December 25, 2022
Como comenta el técnico de la organización ecologista, es complicado saber quiénes son los responsables, pero “previsiblemente, gran parte de lo que ha aparecido en Humanes puede provenir de la ropa de rechazo”. Es decir, según explica Navarrete, la ropa que se recoge en contenedores pirata, por ejemplo, puede acabar en naves como las mencionadas. Seleccionan la que puede ser revendida en tiendas de segunda mano o en mercadillos y después hay un rechazo de la que se encuentra rota o en mal estado.
“Hay veces que, como ocurre con los escombros, se deshacen de ella de la manera más fácil: en lugar de buscar una empresa que gestione esos residuos textiles (que en ocasiones se pueden utilizar para aislamientos o revestimientos, por ejemplo), los tiran en el campo”, cuenta Navarrete.
En este sentido, Carlos Arribas, responsable de residuos en Ecologistas, añade que “los textiles son una parte importante y creciente de los residuos domésticos y asimilables. Su reciclaje es escaso y acaban en su mayor parte en vertederos o incineradoras”.
Cristina Salvador, responsable de Recumadrid –una entidad dedicada a la recogida, recuperación y reciclaje de textil, entre otros– cuenta que, a menudo, recibe llamadas de varios ayuntamientos "para hacer recogidas de estos residuos". Y añade que incluso están apareciendo "naves de ropa abandonada". Lamenta que esta práctica “está siendo cada vez más habitual”.
Como Navarrete, la experta considera que “todo esto puede venir de ropa recogida de manera ilegal o que no se puede reutilizar”. Comenta que “llevarla a reciclado tiene un coste de tasa de vertedero. Cuando la abandonan es porque no lo quieren pagar y sacan [el dinero] limpio. Recogen la ropa, cogen la que quieren y la que no, la tiran. Es a coste cero”.
Un negocio jugoso
Lo cierto es que en torno a este tipo de contenedores pirata persiste un negocio jugoso. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) alertó en su día de que este engaño puede “mover millones al año”, pues cada uno de ellos puede generar hasta unos 3.500 euros anuales.
Esta actividad ilícita, disfrazada en ocasiones de caritativa, perjudica a las que realmente operan de esta forma e incluso al reciclado textil. Así lo asegura Salvador, que cuenta que “si la gente ve que la ropa acaba abandonada en cualquier descampado, empieza a desconfiar”.
Una forma de evitarlo es fijarse en algunos detalles. Como cuenta la responsable de Recumadrid, “es importante identificar bien en qué tipo de contenedores se deja la ropa”. Por ejemplo, en el caso de la vía pública, deben llevar el logo del Ayuntamiento de Madrid con el aviso 010. Además, en un lateral, siempre suele aparecer la entidad que está detrás de la recogida.
“Buscar la información de quién está detrás de estos contenedores de vía pública es importante”, comenta, pero “si no quieres dejarlo ahí, lo mejor es llamar directamente a una entidad oficial”. Cuenta que, desde Recumadrid, recogen también la ropa a domicilio y también “se puede acceder a cualquiera de nuestras tiendas para dejar la ropa”.
Faltan contenedores
No obstante, aún existe una falta de contenedores autorizados de ropa. Como denunció la OCU en un comunicado, apenas se recoge el 10%; el resto, acaba en vertederos, con un impacto absolutamente negativo sobre el consumo sostenible.
La organización informó en su día de que, aunque los ayuntamientos de más de 5.000 habitantes disponen de puntos limpios con espacios para la recogida de ropa y calzado, los contenedores autorizados en la vía pública “brillan por su ausencia”. Apenas hay uno por cada 4.000 habitantes, cuando lo recomendable según los expertos es que haya al menos uno por cada 1.000 habitantes.
Otro informe publicado hace un año por la cooperativa Moda re-, impulsada por Cáritas, señalaba además que solo entre el 10% y el 12% de los residuos textiles se recogen por separado para su reutilización y menos del 1% de la producción total se recicla en ciclo cerrado, es decir, con el mismo uso o similar.
En total, los datos globales de recogida documentados ascienden a 108.296 toneladas en toda España y, casi en su totalidad, el sistema de recogida es el de contenedores en la vía pública, de los que existen un total de 19.548 unidades.
Qué dice la ley
La situación podría cambiar en el medio plazo. En nuestro país se va a llevar a cabo la transposición de la Directiva 2008/98/CE sobre los residuos a través de la nueva Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Con este proyecto de ley, se prevé la recogida separada de los residuos textiles por parte de las entidades locales antes del 31 de diciembre de 2024. En el plazo de tres años, desde la entrada en vigor de la nueva normativa, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) desarrollará regímenes de responsabilidad ampliada del productor para los textiles. Es decir, la normativa reglamentaria para hacer obligatoria la gestión separada del flujo de residuos de textiles del resto de residuos municipales.
Esto supone un impulso para la economía circular, de manera que se apoya una forma de consumo más sostenible. Sobre todo, en un contexto como el de la fast fashion o moda rápida y de cambio climático. El sector textil es uno de los que más materias primas y recursos consume. Además, según la Agencia Europea del Medioambiente (AEMA), es responsable de al menos el 10% de las emisiones mundiales de carbono.
La fast fashion agrava el problema. Según datos de esta misma agencia de 2022, cada europeo compra al año 6 kilos de ropa, casi 3 kilos de calzado y 6 kilos de textiles domésticos. No usamos el 21% de la ropa que tenemos y, lo que es aún peor, casi la mitad de lo que compramos lo desechamos antes de llegar al año.