Quienes cumplen más de 100 años parecen tener la fórmula secreta de la vida (casi) eterna. Son pocas las personas centenarias que pueblan el mundo, pero la mayoría de ellas viven en zonas insulares. La búsqueda de ese elixir de la eterna juventud se centra ahora en islas como Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón), Nicoya (Costa Rica) o Icaria (Grecia).
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Todas ellas coinciden en una cosa: sus centenarios son abundantes y gozan de una salud de hierro. Además, forman parte de las conocidas zonas azules del planeta, un concepto creado por Dan Buettner que pone sobre el mapa un estilo de vida y unas condiciones medioambientales que favorecen la longevidad.
Pero Cerdeña, Okinawa, Nicoya e Icaria no son las únicas islas en las que los centenarios proliferan. En 2022, países insulares como Guadalupe, Barbados o Martinica demostraron que es posible colarse entre los lugares más longevos del planeta. Y es que, por cada 100.000 habitantes, 75, 71 y 63, respectivamente, superan los 100 años de edad en estas islas caribeñas.
Okinawa, una vez la cuna de la longevidad, se encuentra ahora en los 68 centenarios por cada 100.000 habitantes –muy por encima de la media japonesa, que se sitúa en los 62, aunque muy por debajo de la época prepandemia–. En Nicoya, la cifra baja a 42. En Icaria, uno de cada tres habitantes llega a cumplir los 100. Por su parte, en Cerdeña, hay 30 centenarios por cada 100.000 habitantes.
Más allá de la genética
Aunque los genes tienen mucho que ver en la longevidad, hay otros factores que hacen que las personas vivan más y con salud. Según la investigación de Buettner, que llevó a situar a Okinawa como una de las islas con más centenarios del mundo, la clave de su esperanza de vida está en la dieta y en algunas prácticas sociales muy específicas. Estas, además, coinciden con las de otras personas de más de 100 años de otras regiones del mundo.
Para los okinawenses, la comida es medicina. El pescado, la fruta, la verdura y las legumbres son esenciales en sus menús. El alcohol, además, también está presente, pero con mesura. Además, su clima tropical y una marea apacible hace que el entorno natural de esta isla sea óptimo para la vida.
Sucede algo similar en el resto de islas centenarias. La alimentación se encuentra, siempre, en el centro de la longevidad. Lo más sorprendente es que el alcohol también lo está. Aunque no haya consenso científico en cuáles son los secretos de estas comunidades en las que se vive tanto, Buettner sí que ha creado una 'receta mágica' de la longevidad, que ayudará a que superemos, al menos, los 90. Todo, con base en sus observaciones a lo largo de los años en las zonas azules.
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Las 9 claves de la longevidad
Muévete. Según explica Buettner en su web, las personas más longevas del mundo "ni corren maratones, ni levantan pesas, ni van al gimnasio". Más bien, asegura, viven en entornos que promueven el movimiento natural y constante, pero no forzado. Y pone un ejemplo: "Tienen jardines, pero los trabajan de manera tradicional, sin tecnología que les ayude a cuidar de ellos".
Sentido de la vida. Sería el 'plan de vida' de los costarricenses o el 'ikigai' de los okinawenses, es decir, el motivo por el que las personas se levantan cada mañana. Según Buettner, tener claro por qué haces las cosas te brinda 7 años más de vida.
Momentos de relax. El estrés es uno de los mayores enemigos de la longevidad, pero incluso en las islas centenarias se sufre. Para combatirlo, estas sociedades han generado rutinas que lo calman. Por ejemplo, en Okinawa, se toman unos minutos diarios para recordar a sus ancestros; en Icaria, tienen por costumbre dormir una breve siesta; y en Cerdeña apuestan por una 'happy hour' que les desconecta de la rutina.
La regla del 80%. Según la teoría de las zonas azules, la clave está en dejar de comer cuando se esté un 80% lleno. Y es que, asegura, esa sensación de no tener hambre pero no estar 'a reventar' hace que el estómago trabaje mejor. La norma en los lugares más longevos está en comer una cena ligera a última hora de la tarde o primera de la noche, y nada más hasta el día siguiente.
En los vegetales está la 'magia'. Las legumbres son esenciales en las dietas más centenarias. Aliñadas con verdura y fruta, conseguimos la receta de la vida eterna. La carne se reduce en estas zonas a 5 raciones al mes. Las dietas ricas en vegetales y legumbres –que no vegetarianas– son la norma.
Un vasito de vino. Los pobladores de las zonas azules, es decir, las más longevas y sanas, beben alcohol de manera moderada, pero regular. La clave, dice Buettner, está en beber una copa de vino diaria con amigos y comida.
Sentido de comunidad. Según Buettner, los centenarios que viven en las zonas azules del planeta tienen un fuerte sentido de la comunidad, y esta está especialmente relacionada con la fe o religión.
Amor por los suyos. La familia es lo primero. Ese lema es común entre todos los centenarios estudiados por Buettner y sus comunidades: invierten (con amor y atención) en los más pequeños de la casa, mantienen a los mayores cerca y conviven con sus parejas hasta el fin de sus días.
Nacer en la 'tribu' correcta. Las personas más longevas del mundo han nacido o han elegido formar parte de círculos sociales y comunidades que promueven comportamientos sanos. Y es que fumar, la obesidad, la felicidad y la soledad son contagiosos. Por eso es imprescindible que las redes de apoyo de las personas centenarias sean saludables. Para ello, por ejemplo, en Okinawa han creado los 'moais', un grupo de cinco amigos para toda la vida.