El estrés nos puede pasar factura a todos. ¿Quién no ha tenido esos momentos en los que uno no puede más? Esos días en los que quisieras tirar todo por la borda. Pues hay un país que pone solución a esos días o, al menos, para sus ciudadanos. En Alemania existe un derecho legal que se llama Kur —algo que se podría traducir al español como cura—, un retiro de salud de unas tres semanas que se puede pedir cada cuatro años.
La idea de un Kur no solo sirve para tratar problemas de salud, sino que también se postula como una medida de prevención para que estos problemas no vayan a más. Este retiro debe ser prescrito por un médico y está financiado por el sistema de salud nacional.
Tal y como explican desde German Language Blog, “se prescribe si está estresado hasta el punto de Krankheit (enfermedad), o si tiene una chronische Erkrankung (enfermedad crónica) que necesita ser manejada o minimizada de alguna manera”.
Muchos podrían pensar que se trata de unas vacaciones pagadas, pero ni mucho menos. En el Kur, uno recibe un tratamiento personalizado que incluye un Ernährungsplan (plan de nutrición) y un Trainingsregime (programa de ejercicios).
Un salvavidas para padres quemados
Sebastian Schwerk, director creativo de una agencia de comunicaciones en Dresde (al este de Alemania), era uno de esos padres que había llegado a su límite. Su padre acababa de morir de leucemia, tenía que cuidar de su madre y sus dos hijos mayores estaban en plena pubertad. Le preocupaba que su hijo pequeño no pudiera recibir la atención suficiente.
“Todos esos problemas me estaban causando un gran estrés”, contó a la BBC. Un estrés que le estaba pasando factura en forma de insomnio. Por ello, decidió pedir un Kur, en el que también están incluidos las comidas, el cuidado de los niños y las terapias.
En su caso, señaló a la cadena británica, pasó tres semanas junto a su hijo menor en una clínica a pie de playa. Acudió a cursos de terapia de relajación muscular, meditación, marcha nórdica y yoga. También explicó que tuvo que dejar algunos hábitos como el alcohol, que está totalmente prohibido en ese tipo de clínicas.
En los últimos años, según explica un artículo de la BBC, los problemas de salud en los padres han aumentado, lo que ha generado una creciente demanda de este tipo de servicios, sobre todo tras la pandemia.
“Las clínicas informan que las madres y los padres que acuden a ellas están más enfermos que antes [de la pandemia]”, explicó a la cadena británica Yvonne Bovermann, directora de Deutsches Müttergenesungswerk, una organización sin ánimo de lucro que administra unas 70 clínicas que ofrecen retiros en toda Alemania.
Además, Bovermann destacó que las madres son las que se llevan la peor parte: “Una gran proporción de las mujeres, alrededor del 30%, ya llegan en un estado mucho peor, donde tienes que ofrecer tratamiento, no prevención”.
La solución, aseguran los expertos, pasa por adoptar un enfoque holístico en el tratamiento, donde los padres cuenten con un plan personalizado, que incluya actividades y terapias como la conversación o los ejercicios físicos.
Pero en este tipo de centros, también los niños son atendidos y, por las tardes, padres e hijos pasan un tiempo de calidad juntos. “Creo que es esta combinación lo que hace que estas intervenciones sean un éxito”, contó Claudia Kirsch, jefa de una unidad de investigación de la Escuela de Medicina de Hannover, a la BBC.
Con esto, los padres pueden mejorar sus síntomas depresivos y reducir los problemas de comportamiento entre los niños. Para Schwerk, los principales beneficios que obtuvo de su retiro fueron un vínculo más fuerte con su hijo y una nueva perspectiva para afrontar los conflictos familiares, según publicó la cadena británica.
[Elia Santacreu (Random Box), sobre la vida adulta: "Hay cosas que son una mierda y no pasa nada"]
Una larga tradición
En Alemania, el concepto de Kur existe desde hace siglos. Dependiendo de la calidad de los tratamientos naturales disponibles, explican desde el Deutsch Centre International del Reino Unido, los pueblos o ciudades alemanes pueden obtener el título de Kurort.
Se otorga bajo estrictas reglas, dependiendo de lo que ofrezcan. Por ejemplo, Luftkurorte es un lugar que ofrece un aire y un clima fantásticos. Soleheilbäder es para aquellos lugares donde se ofrece agua rica en minerales y sal.
Asimismo, en todo el país se pueden encontrar más de 300 lugares con la palabra “Bad” en su nombre —Bad Lausick, Bad Segeberg, Bad Homburg, Bad Reichenhall…—. Cada uno de ellos ha sido un Kurort oficialmente reconocido, un título oficial que, según el Deutsch Centre International, es difícil de conseguir y “conlleva grandes valores tradicionales”.