Algunos tipos de drogas psicodélicas, como la psilocibina —sustancia principal de las setas alucinógenas— y el MDMA —predominante en el éxtasis—, han demostrado ser prometedoras como terapias para la depresión resistente al tratamiento y el trastorno de estrés postraumático (TEPT). La investigación sobre su uso para tratar enfermedades mentales estuvo bloqueada durante mucho tiempo por la ley y la estigmatización. Pero en los últimos años ha renacido el interés por estos fármacos, y según algunos expertos se está produciendo una auténtica edad de oro de las drogas psicodélicas en la psiquiatría.
Los estudios clínicos están avanzando a pasos agigantados, sobre todo si lo comparamos con años pasados. “Los tratamientos actuales tienen una eficacia limitada”, señalan los autores de un reciente estudio sobre la relación entre los viajes psicodélicos y la salud mental, publicado en la revista médica Journal of Affective Disorders.
Referenciando a otros ensayos clínicos, los investigadores señalan que la combinación de psicoterapia y antidepresivos solo reduce los síntomas en la mitad de los pacientes, y la otra mitad se consideran resistentes al tratamiento. Además, “muchos pacientes con trastorno de ansiedad generalizada no responden a las intervenciones farmacológicas y psicológicas actuales para el trastorno de ansiedad generalizada”, señalan los autores de la investigación.
La conclusión de estudio, basada en el análisis de aprendizaje automático de los datos de casi 1.000 personas que respondieron a una encuesta sobre sus experiencias no clínicas previas con drogas psicodélicas, es que una experiencia más mística y perspicaz con drogas psicodélicas puede estar relacionada con una reducción duradera de los síntomas de ansiedad y depresión.
Pero, si trasladamos esto a un contexto clínico —donde el consumo seguro es garatía—: ¿hasta qué punto son eficaces estos fármacos experimentales? Lo cierto es que todavía no se conocen muy bien los efectos terapéuticos de este tipo de sustancias.
El doctor James Rucker, psiquiatra consultor del South London and Maudsley NHS foundation trust, que formó parte del ensayo clínico en el King's College de Londres del mayor estudio de los efectos de la psilocibina en pacientes con depresión de Compass Pathways, señaló a The Guardian que su efectividad tiene que ver con la neuroplasticidad.
La psilocibina liberaría ondas de neurotransmisores en el cerebro, que respondería de manera similar a un estado de vigilia. “Eso ocurre cada noche: cuando sueñas tu cerebro se vuelve más plástico, ligeramente más caótico, y es cuando se forman nuevas conexiones", explica el doctor a The Guardian. Y "cuando el cerebro se encuentra en un estado más flexible, se abre lo que consideramos una 'ventana de oportunidad terapéutica'", afirma Rucker al diario británico.
La psilocibina, a examen
No se tienen datos exactos sobre cuántas personas con depresión resistente al tratamiento, pero se estima que afecta entre al 30-40% de las personas con este trastorno. Actualmente, las opciones para tratarla son muy limitadas: cuando no funcionan las pautas con fármacos como los antipsicóticos, anticonvulsivos o benzodiazepinas, ni tampoco el suministro de sustancias como la esketamina, se emplea la terapia electroconvulsiva (TEC) o electrochoque.
Pero cada vez más, se está explorando el uso de otros fármacos experimentales combinados con terapia psicológica. Y los resultados son muy prometedores.
El doctor Óscar Álvarez, investigador principal Programa de Depresión Resistente en el Hospital Vall d'Hebron de Compass Pathways y secretario de la Sociedad Española de Medicina Psicodélica, asegura que los ensayos clínicos, como ha sucedido en otros centros, están arrojando buenos resultados. El de Compass Pathways es uno de los 16 ensayos clínicos con sustancias psicodélicas —11 con psilocibina, 2 con MDMA y 1 con LSD— que se están desarrollando en la actualidad en la Unión Europea.
En un comunicado publicado el 16 de marzo, la Agencia Europea de Medicamentos aseguraba estar trabajando codo a codo con los desarrolladores de terapias psicodélicas desde 2019 y reconoce el potencial de estas drogas en las pruebas clínicas preliminares. “Aunque los ensayos clínicos realizados hasta ahora muestran resultados prometedores, son demasiado pequeños para basar en ellos una decisión reguladora”, se asevera en el comunicado.
El horizonte, sin embargo, es favorable. A principios de febrero, Australia fue el primer país en reconocer los psicodélicos como medicamentos y dio luz verde a su uso controlado cuando las prescriba un psiquiatra a partir de julio. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) designó la psilocibina como "terapia innovadora" contra el trastorno depresivo mayor y el trastorno resistente al tratamiento y algunos estados del país están en la senda para su legalización para uso terapéutico.
Otras terapias experimentales
Otros ensayos con drogas psicodélicas han resultado prometedores para facilitar el tratamiento a pacientes con Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Esta afección de salud mental, según la American Psychology Association, "puede desarrollarse en algunas personas tras acontecimientos extremadamente traumáticos, como un combate, un atentado terrorista, un crimen, un accidente o una catástrofe natural".
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Este año comenzó con buenas noticias en este sentido. Una empresa biofarmacéutica californiana —MAPS Public Benefit Corporation (MAPS PBC)— ha anunciado los resultados positivos de un ensayo clínico en el que se prueba la MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina) como tratamiento del trastorno de estrés postraumático.
Como en el caso de la psilocibina, la MDMA actúa como un estimulante para que los pacientes estén más abiertos durante las sesiones de terapia psicológica. Esto contribuye a que sean capaces de seguir una vida normal, libre de recuerdos doloroso, escenas retrospectivas o sueños o pesadillas recurrentes o trastornos del sueño, que son algunos de los síntomas más comunes. Se espera que en este año la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense estudie su aprobación.
Mientras que en Europa, la utilización de las drogas psicodélicas—incluida la psilocibina— parece lejano. Primero sería necesario que lo aprobara la Agencia Europea de Medicamentos (AEM) y después las autoridades competentes a nivel nacional serían las encargadas de dar el último visto bueno para que lleguen a los estantes de las farmacias. "En 2025 o incluso antes podríamos ver la aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos de la psilocibina", estima el doctor Álvarez.