Desde que Elon Musk se puso al frente de la red social Twitter en el último mes de noviembre, la situación se ha vuelto difícil para muchos de los divulgadores científicos e instituciones que utilizan esta red social para informar de una forma veraz sobre cuestiones tangenciales como el cambio climático.
Algunos como Mark Maslin, profesor de ciencias del sistema terrestre en la University College London y autor de libros como How to Save Our Planet, aseguran al medio británico The Guardian que "ha habido un cambio masivo" en la red social. Alegan que recibe cada vez más comentarios groseros y que "nos está pasando a todos".
El científico lamenta esta situación y señala al despido de Sean Boyle, jefe de Sostenibilidad en Twitter antes de la llegada de Musk, como un punto de inflexión en la política que ha llevado la red social hasta ahora. Este experto, que en su biografía incluye "centrado en el cambio climático y la sostenibilidad", fue uno de los que salieron de la compañía en el despido masivo que puso en marcha el CEO de la compañía.
Según cuenta Maslin al diario británico, este experto estaba intentando que la información veraz apareciese en primer lugar al hacer búsquedas en la red social. “Estaban usando el cambio climático como un buen banco de pruebas, porque estaba bastante claro quiénes eran los buenos y los malos actores”, asegura, "pero fue despedido y Twitter se convirtió en el salvaje oeste".
De hecho, otro de los científicos que conversa con este medio, Ed Hawkings, profesor de ciencias del clima en la Universidad de Reading, con más de 94.000 seguidores en Twitter, apunta que ha visto "un gran aumento" en los tuits que niegan el cambio climático. A menudo, a través de teorías de la conspiración o temas desacreditados sin base alguna. “Una fracción mayor de los comentarios son personales y abusivos”, apunta, y añade que, ahora, “cualquier tuit medianamente popular de un científico del clima recibe un aluvión de respuestas”.
En España, sin ir más lejos, se ha dado recientemente una auténtica batalla entre los negacionistas del clima y los meteorólogos. Como reconocía a AFP Alexandre Lopez-Borrull, profesor de Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), "el coronavirus ya no es tendencia, los conspiracionistas y los negacionistas que hablaban de eso ahora propagan desinformación sobre el cambio climático".
Entre insultos como "criminales" o "asesinos" se cuelan afirmaciones o ataques hacia estos científicos que creen en la desorbitada teoría de los chemtrails, que viene a decir que las autoridades utilizan aviones para envenenar a la gente con productos químicos o para crear desastres climáticos como sequías, y la prueba estaría en la estela blanca que dejan en el cielo. Una afirmación sin ningún tipo de base científica ni veracidad.
La discusión ha subido tanto de nivel que la propia Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se pronunció en respuesta a los ataques que estaban recibiendo los científicos españoles por redes sociales. "Las entendemos como un espacio de encuentro y cercanía con la sociedad, aficionados y profesionales. Compartimos nuestro trabajo y conocimiento. Somos respetuosos con la libertad de expresión y agradecemos la interacción", apuntaban, "pero todo NO vale".
Como ellos, el propio Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) salió a desmentir hace una semana los mensajes falsos sobre las presas que estaban siendo derribadas para producir electricidad.
A esto se suman cuestiones como las que señalaban medios como Maldita sobre cómo se está utilizando la insignia de Twitter Blue para potenciar la desinformación, porque, por un lado, la verificación pagada ofrece sensación de legitimidad a la cuenta que propague la información y porque los comentarios de usuarios con el tic azul tienen más visibilidad.
De esta mayor importancia de mensajes desinformadores informaba, a principios de año, la agencia AFP, que apuntaba a que la información falsa estaba floreciendo en Twitter. De hecho, en declaraciones de Jennie King, jefa de investigación y respuesta climática en el Instituto para el Diálogo Estratégico, aseguraba que esto lo que hace es que "planta esas semillas de duda y hace que la gente piense que tal vez no haya un consenso científico”.
En este sentido, The Guardian hace alusión a una encuesta en la que han participado 468 climatólogos internacionales. Hace un mes, este trabajo encontró que los científicos destacados eran los más propensos a enfrentar ataques en la red social, y la mitad de los que habían publicado al menos 10 artículos informaron que habían sufrido acoso en línea como resultado de su trabajo en la lucha contra cambio climático. Además, una de cada ocho científicas que denunciaron estos mensajes había sido amenazada con violencia sexual.