Desde 1980, los veranos españoles se han ido haciendo cada vez más calurosos. Y, según la Agencia Estatal de Meteorología, también las primaveras. El pasado abril, en algunos puntos de España, como Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia o la Comunidad Valenciana, los termómetros llegaron a marca los 38 °C. Algo inusual en una estación en la que las temperaturas suelen rondar entre los 10 °C y los 22 °C en la mayoría del país.
[Los niños de hoy vivirán siete veces más olas de calor que sus abuelos]
Junto a las altas temperaturas, la falta de precipitaciones hace que el tiempo sea mucho más seco. Esto, unido a lo que marca el mercurio, hace que los días sean agotadores y sea mucho más complicado realizar rutinas y actividades. Algo que afecta especialmente a los más pequeños y a sus centros educativos, donde también pasan buena parte de los veranos (en forma de campamentos urbanos).
“El cansancio, la falta de atención y la somnolencia son síntomas que pueden manifestarse debido al calor excesivo. Esto se debe a que nuestro cuerpo trabaja más para mantener estable nuestra temperatura corporal, disminuyendo el rendimiento de los alumnos en el aula”, explica Juliana Figerio, directora académica de WorldEd School, una red educativa internacional con sede en Florida.
[El síndrome del agotamiento por calor: sus síntomas, sus causas y cómo combatirlo]
Y es que un estudio de Harvard, la Universidad de California y la Universidad Estatal de Georgia apunta a que “la exposición a altas temperaturas impacta de forma acumulativa en el desarrollo de habilidades cognitivas y el rendimiento de los alumnos baja en un 1% por cada grado y medio de subida de temperatura”.
¿Cómo plantear, entonces, este verano el cuidado –y el ocio– de los niños y niñas? Frigerio da, en cuatro claves, los consejos que no se le pueden olvidar a familias y educadores en los tiempos de calor y sequía que corren, especialmente en los campamentos urbanos.
4 claves para que los más pequeños ‘sobrevivan’ al calor
Agua, agua y más agua. Sí, el mismo consejo de todos los años. Pero es que, con las altas temperaturas, nuestro cuerpo tiende a deshidratarse más rápido. Especialmente el de los niños. Y es que necesitamos mantener una temperatura corporal adecuada, y “el principal mecanismo para esta regulación es la transpiración, que aumenta la eliminación de agua y sales minerales”.
Planifica los horarios. Las horas con temperaturas más altas suelen encontrarse entre las 11:00 h y 14:00 h. “Evitar estas horas puede ayudar a los niños a mantenerse concentrados cuando hacen actividades, ya que el metabolismo no trabaja tanto para mantener estable la temperatura corporal”.
Más descansos. Estudiar o hacer cualquier actividad con calor provoca un cansancio mayor al habitual. También problemas de concentración. “Aprovecha este tiempo para desconectar y estirar el cuerpo, para que la mente se despierte y esté más alerta para aprender”.
En la dieta está la clave. "Los alimentos pesados exigen más al metabolismo, dando sensación de pereza. Combinado con el calor, es la receta adecuada para la distracción y la somnolencia". Por eso, indica Frigerio, es imprescindible que le demos a los niños “alimentos ligeros, como ensaladas, sopas y bebidas frías, para no sobrecargar el metabolismo”.