Wolfgang Amadeus Mozart es uno de los compositores más reconocidos mundialmente. Su prodigiosa habilidad de niño o su temprana y misteriosa muerte son algunos de los datos que marcaron la vida del artista y que han pasado a la historia. Sin embargo, el relato de su cercana relación con su estornino se ha perdido con el paso de los años.
El 27 de mayo de 1784, Mozart se encontró en una tienda de Viena con un simpático estornino que improvisó el tema de su Concierto para piano Nº 17 en sol mayor. Viendo que él y el ave tenían una personalidad afín, y que ambos compartían una gran inteligencia, decidió adquirirlo y llevárselo a casa como mascota.
Por 34 kreuzer —la moneda que se utilizó en Centroeuropa entre el siglo XIII y el XIX—, Mozart había conseguido un pequeño y alegre amigo que le sirvió de consuelo, de distracción y también de musa.
Durante tres años, el estornino aprendió a imitar algunas de las canciones que el compositor le silbaba. En una ocasión, Mozart sometió al pájaro a una prueba: canturrear el comienzo del Allegretto de su Concierto número 14.
Por culpa de un sol mal entonado (cantó un sol sostenido en lugar de un sol natural), el ave se quedó a unos acordes de acompañar a la orquesta de Mozart en uno de sus conciertos y de cumplir el sueño del músico: que la banda sonara como un coro de pájaros.
Finalmente, el pájaro falleció el 4 de junio de 1787. Su destino fue mejor que el del propio compositor, que le organizó un majestuoso funeral, al que todos asistieron vestidos de luto. Mozart enterró al estornino en el patio de atrás de la casa y le dedicó, con gran pena, un poema que entremezclaba el sarcasmo con la nostalgia.
Este funeral le fue negado al propio Mozart, que murió pobre cuatro años después y fue enterrado en una fosa común.
Una especie singular
Al igual que los loros, aunque con mucho menos prestigio, los estorninos pueden imitar una gran variedad de sonidos. Y, pese a ganarse el cariño del compositor austríaco, hoy en día son vilipendiados por toda la comunidad conservacionista.
Se trata de una especie invasora que domina los hábitats de otras especies y compiten con las aves locales por sitios donde anidar y alimentarse. Un bando de millones de pájaros puede juntarse y regalarnos un espectáculo natural, formando una mancha negra en el cielo.
No obstante, esta especie de 'baile' no es mero capricho, es una técnica de supervivencia que facilita la búsqueda de alimento y ayuda a despistar a posibles depredadores.
Esta especie también es denominada 'tordo' y en España tenemos de dos tipos: el estornino negro, ligado al Mediterráneo, y el estornino pinto, mucho más europeizado y el que conoció el compositor.
Entre sus comportamientos destaca también la capacidad de imitar cualquier sonido, desde la alarma de un coche hasta el tono de llamada de un móvil. Una cualidad que sorprendió hasta al mismísimo Mozart.