"¿Cuál es el río más largo del mundo?". Esta pregunta, a priori, podría responderla un niño de primaria: "El Nilo, sin duda". En la actualidad, con 6.650 km de longitud, este río milenario es el que ostenta el título reconocido por el Libro Guinness de los Récords. Pero es posible que en los próximos meses el río Amazonas le arrebate esta distinción, convirtiéndose en el más grande de los ríos —ya es el más ancho y caudaloso—.
En el mundo existen numerosos accidentes geográficos y localizaciones que han sido medidos y reconocidos por una característica que los hace únicos: la montaña más alta (Everest), el océano más grande (Pacífico), el lugar más frío (Yacuti). Pero en lo que respecta a los ríos, existe una dificultad añadida: determinar cuáles sus afluentes y si contarlos o no.
Este condicionante hace que se perpetúe el debate sobre cuál es el río más largo. Hasta hace unos años, se creía que el afluente más lejano —que es desde donde se empieza a medir— del río Amazonas era el río Marañón, al norte de Perú. Algunos científicos y exploradores descubrieron que el río Apurímac, que también discurre por el país andino, conducía a una fuente más lejana. En ambos casos, la longitud total del gran río sudamericano seguía siendo inferior a la del africano.
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Pero en una investigación publicada en 2014, el explorador estadounidense James Contos comprobó que existía un afluente incluso más distante que pasó desapercibido: el Mantaro. Este río tributario se ubica en el centro de Perú y, de confirmarse su discutido estatus como tributario y afluente más lejano del río Amazonas, sumaría 739 km a la longitud total del río andino. Así, alcanzaría unos 6.800 km.
Para poner fin de una vez por todas al debate, la expedición bautizada como 'Amazonas, del hielo al mar', liderada por el documentalista y explorador brasileño Yuri Sanada, ha emprendido su marcha partiendo desde las montañas peruanas con el objetivo de encontrar el origen más lejano.
Durante su travesía, los expedicionarios documentarán con cámaras profesionales la biodiversidad de la zona y los daños que han sufrido los ecosistemas amazónicos por la mano del hombre. "La idea es hacer un documental IMAX”, detalló Sanada a BBC Mundo. “Esta disputa entre el Nilo y el Amazonas es interesante, pero lo más importante es el legado que vamos a dejar para la población del Amazonas", explicó.
Buscando la fuente
“Vamos a probar que el Amazonas nace en el río Mantaro en Perú”, expresó Sanada en declaraciones a BBC Mundo. Esta hipótesis no está libre de controversia. Hay quien cuestiona que el río Mantaro sea propiamente un afluente. Y la razón es que, consideran, no cuenta con un flujo continuo. A mediados de los años setenta se erigió la Presa de Tablachaca que desvía agua vaciando el cauce durante unos meses.
Esta es la tesis principal que tira por tierra el descubrimiento de Contos es que para que sea considerado como el nacimiento del río Amazonas. "Puedes tener el afluente más largo, pero si no tiene flujo continuo, entonces es un punto discutible", explicó Juan Valdés, geógrafo de National Geographic, unos días después de la publicación del estudio.
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Tanto los autores como otros científicos han descartado las afirmaciones de Valdés, defendiendo que la fuente más distante debe definirse como el punto más alejado "desde el que una gota de lluvia llegará a la desembocadura del río", independientemente de su flujo. Según esta definición, el Mantaro sería un afluente.
Un debate interminable
Lo cierto es que, a pesar de estos dos puntos de vista sobre los afluentes, no existe un criterio uniforme para definir el nacimiento de un río: el arroyo fuente o la fuente más distante. Es más, tampoco lo hay para determinar con exactitud dónde termina. A este quebradero de cabeza de la comunidad científica se suma el hecho de que la mayoría de accidentes geográficos cambian constantemente y son susceptibles a los fenómenos meteorológicos estacionales.
Además, cualquier desviación en la medición, cualquier cambio en el curso del río, natural o no, puede dar resultados diferentes en las longitudes de los ríos y alterar la clasificación.
"Es una ciencia complicada, y eso ha dado pie a que la gente haga afirmaciones atrevidas y afirme puntos de vista diferentes", afirmó Angela Thompsell, historiadora de la Universidad Estatal de Nueva York en declaraciones a The Washington Post.