La paleta de colores del planeta está cambiando, y no solo porque el calentamiento global traiga consigo más riesgo de incendios y los bosques acaben convertidos en ceniza y fango. Como ya se publicó en ENCLAVE ODS, los océanos están cambiando de color por culpa del cambio climático.

Ahora, además, se sabe que los lagos estarían siguiendo su estela. Según un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters a finales del año pasado, estas masas de agua estarían empezando a cambiar su color y tornarse más verdosos de lo que estamos acostumbrados. 

Esta investigación, que ha analizado más de 5,14 millones de imágenes por satélite de los 85.360 lagos y embalses que había en el mundo entre 2013 y 2020, así lo determina. De su estudio determinaron que la coloración promedio de estos varía según las condiciones climáticas del momento

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Y de ahí, el cambio de color: "El agua más cálida, que produce más floraciones de algas, tenderá a cambiar los colores de los lagos hacia el verde", explica en declaraciones a tiempo.com Catherine O'Reilly, ecóloga acuática de la Universidad Estatal de Illinois y coautora del estudio. Pero aunque parezca que el cambio de color pueda ser bonito, no implica otra cosa que la pérdida de salud del ecosistema acuático

En pleno cambio

La transformación de estos paisajes, además, ya ha comenzado. Según el estudio, el cambio climático amenaza los lagos azules, que pueden disminuir con el calentamiento global. La mayoría de estas masas de agua, además, se encuentran en las Montañas Rocosas, en Canadá, el norte de Europa o Nueva Zelanda.

Tal y como asegura O'Reilly, por ejemplo, los Grandes Lagos de Estados Unidos ya están empezando a cambiar de color: "Son de los que se calientan más rápido y presentan aumentos en la proliferación de algas". 

Los cambios registrados, explican los autores en las conclusiones del estudio, representan "una transformación sustancial de la estructura y funcionamiento de los ecosistemas". 

El color de los lagos

Según escribe Kevin Rose, de la Universidad de Miami, en la publicación especializada Lake Scientist, "los cambios de color en un mismo lago pueden ocurrir de manera natural con el paso del tiempo". Esto, explica, tiene mucho que ver con la salud de la propia agua y de su flora y fauna. Por tanto, la mayoría de las modificaciones, asegura, tienen la marca del ser humano detrás. 

Los lagos azules suelen ser más profundos y fríos. Se suelen encontrar en latitudes altas, donde las precipitaciones y la nieve son abundantes. Sus aguas, además, contienen muy poca cantidad de algas y otras sustancias, lo que se traduce en aguas más claras. Representarían poco menos de un tercio de los lagos mundiales. 

Los lagos más verdosos o marrones se encuentran en zonas más cálidas y secas, especialmente en el interior continental. A diferencia de los azules, su contenido en algas es mucho mayor y suelen experimentar procesos de eutrofización. Estos representan, además, cerca del 69% de la cantidad de lagos totales. 

También existen los lagos marrones, cuyas aguas contienen altos contenidos de materia orgánica disuelta procedente de los bosques. Estas masas de agua suelen acidificarse con más facilidad y las pocas algas que sobreviven en ellas lo hacen por adaptación.