Las coronas de espinas juveniles, una especie de estrella de mar que vive en las aguas de la región del Indo-Pacífico, son capaces de soportar olas de calor marinas muy por encima de los niveles que matan a los corales, según una nueva investigación de la Universidad de Sídney (Australia). Además, estas estrellas se convierten después en depredadores de los arrecifes, justo cuando vuelven a crecer.
Esta especie, nativas de la Gran Barrera de Coral, son una de las principales amenazas de los corales. De hecho, según este estudio publicado en la revista Global Change Biology, tan solo los ciclones y los episodios de blanqueamiento tienen un impacto mayor sobre la mortalidad de los corales.
"Descubrimos que las estrellas de mar juveniles con corona de espinas pueden tolerar casi tres veces la intensidad del calor que causa el blanqueamiento de los corales, utilizando un modelo que mide la temperatura a lo largo del tiempo", explicó en un comunicado la profesora Maria Byrne, autora principal del estudio.
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Estos nuevos hallazgos, señalan los investigadores, muestran que la resistencia de la especie al calentamiento de las aguas podría exacerbar el efecto devastador que tiene el cambio climático en los arrecifes de coral. “Se trata de un hallazgo importante que tiene implicaciones para comprender los impactos del cambio climático en los ecosistemas marinos, especialmente la influencia de pequeñas especies crípticas poco estudiadas”, añadió la investigadora.
A lo largo del experimento, los juveniles de esta especie mostraron una tolerancia al calor sorprendentemente alta, superior a la que mostraron sus homólogos adultos. Esto, señalan los investigadores, muestra que los juveniles tienen el potencial de persistir a largo plazo como herbívoros mientras esperan que el coral vivo se recupere antes de convertirse en carnívoras.
Según investigaciones anteriores de la profesora Bryne, también miembro del Marine Science Institute y del Sydney Environment Institute, los juveniles pueden sobrevivir alimentándose de algas y esperar al menos seis años a que el arrecife vuelva a la vida. Entonces, estos juveniles pueden convertirse en depredadores de corales y comenzar de nuevo el ciclo.
"Se sospecha que la pérdida de depredadores naturales debida a la sobrepesca y la acumulación de nutrientes en el agua contribuyen a los brotes de estrellas corona de espinas”, afirmó Matt Clements, estudiante de doctorado y coautor del estudio. “Ahora tenemos pruebas de que la mortalidad de los corales inducida por el blanqueamiento podría ayudar a los juveniles que viven en el fondo marino, lo que provocaría grandes oleadas posteriores de adultos en los arrecifes que agravarían los estragos del cambio climático".
Los arrecifes, en una situación límite
Un estudio realizado por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en 2018 mostró que durante el periodo 2014-2017, coincidiendo con el anterior episodio de El Niño, el 75% de los arrecifes de coral tropicales del mundo experimentaron estrés por calor lo suficientemente intenso como para provocar blanqueamiento. Para el 30% de los arrecifes del mundo, ese estrés fue suficiente para matar los corales.
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El blanqueamiento y la muerte de los corales pueden desencadenarse cuando las aguas se calientan entre 1 y 3 grados centígrados por encima del máximo normal de verano, dependiendo del tiempo que dure la temperatura. Todos los corales que forman los arrecifes que se encuentran en nuestro planeta tienen una relación simbiótica con las algas que viven en su interior y tanto los corales como las algas dependen de esta asociación para prosperar.
Sin embargo, cuando se estresan por las altas temperaturas y los niveles de luz, los corales suelen expulsar sus algas, volviéndose blancos. Un breve blanqueamiento no mata necesariamente al coral, pero un blanqueamiento prolongado y severo puede provocar enfermedades e inanición, señala la NOAA.
La muerte de los corales tiene un importante impacto en la vida silvestre, ya que los arrecifes de coral sustentan algunos de los ecosistemas con mayor biodiversidad del mundo. Muchos animales marinos como tortugas marinas, peces, cangrejos o medusas dependen de estos arrecifes para sobrevivir.
Y es que los arrecifes de coral brindan refugio, zonas de desove y protección contra los depredadores. Por eso, tal y como avisan desde la oenegé WWF, “a medida que los ecosistemas de arrecifes colapsan, las especies que ya están en riesgo pueden enfrentarse a la extinción”.