Con un panorama preocupante, y para muchos desolador, sobre el futuro del planeta y los estragos del cambio climático, cada gesto cuenta y obra su pequeño milagro. Con estas tres sílabas que suenan a sueños cumplidos Blanca Entrecanales Domecq pone nombre a su finca ecológica, pionera en España por su modelo único y revolucionario que lleva desarrollando durante más de una década.
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Este proyecto personal supuso para ella un cambio radical de vida: licenciada en Derecho, y tras décadas dedicada al cuidado de sus hijos, decidió reinventarse. "Nunca imaginé que iba a ser granjera, pero he descubierto el contacto con el campo, que es una vida que atrapa bastante", confiesa Blanca en su encuentro con ENCLAVE ODS, en Madrid.
La hemos citado para conocer de primera mano su historia y las características que hacen de su negocio un ejemplo de sostenibilidad, y también para hablar de ecología y de cambio climático. La Dehesa El Milagro comercializa sus productos a través de su página web y de puntos de venta físicos, donde además tienen platos elaborados en su obrador, al frente del cual está otra mujer, la chef Marta Alcalá, licenciada en el Basque Culinary Center. Y todo con certificación ecológica.
La sostenibilidad es algo que Blanca Entrecanales conoce de cuna, pues su padre es José María Entrecanales, el fundador de Acciona, un referente en energías renovables. Quizá por eso, idear su granja como si fuera una directora de orquesta en la que todos sus instrumentos (ganadería y agricultura) trabajan en la misma melodía era casi cosa del destino.
Todo empezó en 2011, cuando adquirió una finca de 240 hectáreas en Oropesa (Toledo) y la transformó en lo que hoy es la Dehesa El Milagro. Poco después de comprar el terreno, la empresaria sufrió un grave accidente en un paso a nivel sin barreras del que, afortunadamente, salió ilesa. Y eso también tuvo que ver en la elección del nombre: Dehesa El Milagro.
¿Cómo empezó esta aventura?
Me separé y se produjo un vacío en mi vida, así que las circunstancias hicieron que acometiese esta iniciativa como un proyecto de vida, como un cambio vital. Junto con un amigo arquitecto, que se metió conmigo en esto, empezamos a estudiar cómo podíamos producir alimentos en la tierra de la finca y fuimos a un curso de agricultura ecológica.
Hace 12 años, la agricultura ecológica no estaba tan de moda como ahora y ahora tampoco sé si lo ecológico está ya muy puesto en valor. Lo ecológico ha perdido mucho valor, porque la gente tampoco sabe lo que es ni tiene tanta confianza en ello. Por eso, nosotros queremos hacer una serie de artículos en nuestras redes sociales para darle valor a ese sello ecológico.
Explícanos un poco el modelo de su granja.
Bueno, cuando empezamos en esto fuimos a un curso en Ronda, donde estaba el gurú de Australia Darren Doherty (experto en agricultura regenerativa) que nos explicó un modelo de producción basado en la regeneración del suelo a través de los animales.
El nuestro es un modelo holístico de granja, en el que los animales te facilitan el hecho de tener abono, elaborar el suelo y conseguir que este tenga más riqueza. Se promueve la biodiversidad, porque hay varios tipos de especies de animales: aves, ovejas y vacas. Además, la mitad de la finca son cultivos, bosques y praderas y en el centro están las viviendas y hay una huerta. Aquí no hay cabida para los herbicidas o fertilizantes. Eso es lo que hace que toda esa vida se promueva.
Uno de los problemas del producto ecológico es su precio, lo que hace que esté casi vetado para un amplio sector de la población.
No voy a negar que pueden ser algo más caros y quizá eso haga que haya gente que no puede acceder a ellos. Negar eso sería negar una evidencia. Nuestro objetivo es acercar la granja a la casa del cliente con productos sanos y de una calidad muy alta.
Una mujer empresaria en el campo es algo que empieza a ser más común, aunque sigue siendo un sector muy masculino. ¿Tiene la mujer una visión diferente del campo?
Cada vez hay más mujeres, y la verdad es que me alucina verlas trabajar mano a mano en el campo, con los animales... Yo no lo hago, pero reconozco que me hubiera gustado ser una granjera de verdad. En cuanto a la visión que tenemos del campo, yo creo que lo único que puede ser diferente es que las mujeres tenemos la capacidad de hacer más cosas a la vez.
Su compromiso con el planeta a través de tu dehesa es sólido. ¿Hace falta aun mucha conciencia sostenible?
Es complicado porque se nos llena la boca con la sostenibilidad, pero luego en el día a día nos cuesta actuar. Creo también que la industria tiene que ir mejorando para que nos lo pongan fácil. Luego hay iniciativas muy interesantes al respecto. Por ejemplo, mi nuera ha creado una plataforma en la que las empresas y los particulares pueden pagar proyectos de reforestación para que alguien lo haga por ellos. Está muy bien que existan estas cosas.
Empresas pequeñas como la suya son un oasis entre las grandes explotaciones ganaderas y agrícolas... Parece difícil hacer efectiva la sostenibilidad...
Lo de las macrogranjas es horrible porque al final te comes un pollo que no sabes ni qué es. Aun así, también esos grandes negocios pueden hacer cosas como mejorar la gestión de residuos. Todo el mundo tendrá que hacer sus pequeños gestos. Creo que tiene que haber cada vez más startups y el sector privado debe investigar y desarrollar nuevos modelos para que sean más sostenibles.
En la Dehesa El Milagro también comercializáis productos elaborados en vuestro obrador con el sello ecológico.
Ese es nuestro segundo reto. Yo soy muy cocinillas y decidimos llevar a nuestros clientes algo cocinado con la garantía de que son platos como si los hicieras en tu propia cosa. Ayudamos a las amas y amos de casa con esta propuesta y en la web también ofrecemos un extenso recetario.
Los estragos del cambio climático están ahí, aunque algunos no quieran verlo. ¿Usted es catastrofista sobre el futuro del planeta?
Soy una mujer que disfruta demasiado de la vida como para ser catastrofista, no me lo quiero ni plantear. Soy optimista y confío en que nos iremos adaptando poco
a poco. Es terrible lo que está ocurriendo y el tema del calentamiento de los polos me asusta bastante por todo lo que implica.
Pero insisto en que no soy catastrofista, porque creo también que el ser humano es capaz de adaptarse siempre. La ciencia avanza a gran velocidad y hay muchísima tecnología que vamos a ir construyendo. Lo que sí me parece peligroso es todo el tema de inteligencia artificial (IA), espero que no acaben comiéndonos los robots.