Estornudos, secreción nasal, conjuntivitis, lagrimeo excesivo, gingivitis… Estos síntomas, tan comunes en los humanos, son clave para detectar si un gato padece la conocida como gripe felina. Por separado, no tienen por qué llamar la atención. Juntos, se pueden llegar a convertir en un infierno gatuno.

“Las enfermedades víricas son muy difíciles de diagnosticar, son difíciles de tratar… son difíciles de casi todo”, explica Manuel Lázaro, veterinario clínico. El calcivirus, dice, forma parte de “un complejo respiratorio fundamentalmente producido por el propio calcivirus y por un herpesvirus, antes llamado virus de la rinotraqueitis, que evidentemente alude al tema respiratorio”. Ambos participan en lo que comúnmente se llama gripe felina.

A la complejidad del diagnóstico vírico se une lo que cualquier persona que conviva con un gato sabe: no es del todo sencillo leer su estado de salud. Entonces, ¿cómo saber si su mascota lo padece o no? Para ello, sin duda, la clave es confiar en su clínica veterinaria de confianza.

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“El diagnóstico fundamentalmente siempre es clínico”, asegura Lázaro. Es decir, los veterinarios se guían por la sintomatología: “Si encaja en el patrón, si es un gato, en principio, jovencito, si no está vacunado… Si todo te encaja, sospechas que ese es el agente”.

Diagnóstico y tratamiento

Lázaro asegura que, en realidad, no es “imprescindible” hacer un diagnóstico de calcivirus felino, pues no hay un tratamiento específico para esta enfermedad; “como suele suceder con los virus en general”, insiste. Y pone un ejemplo claro que todo el mundo conoce: la gripe humana.

Si bien con la aparición de la Covid-19 se empezaron a hacer test de detección, esto se hacía más bien “por un tema de epidemiología”, indica el veterinario. Y recuerda que, tradicionalmente, “nadie se hacía un análisis de gripe”. “Si tú tenías muchos mocos, mucha tos, etc., te diagnosticaban gripe. Pero nadie investigaba realmente mucho”.

Con el calcivirus, admite, pasa “un poco lo mismo”. Ya se hable de un calcivirus o de un herpesvirus, el tratamiento “en principio” será sintomático. El veterinario evaluará los síntomas y procederá acorde.

Qué pasa con las vacunas

Cualquiera que conviva con un gato sabe que su veterinario recomienda que, de manera anual, se vacune al animal. Pero ¿protegen las vacunas del calcivirus? “La trivalente felina protege de la enfermedad, no de la infección”, indica Lázaro. Y recuerda que es vital diferenciar entre enfermedad e infección.

“Tú te puedes infectar, pero no enfermar”, indica. Algo que, una vez más, con la Covid-19 se vio en los humanos: hay contagios asintomáticos que no desarrollan la enfermedad, pero que, aun así, expanden el virus a su paso. Por tanto, explica Lázaro, “hay gatos que se infectan de calcivirus, pero no enferman”.

Hay quien pueda preguntarse, entonces, para qué las vacunas. La respuesta es sencilla, según el veterinario: “Previenen la enfermedad, pero no la infección”.

Eso sí, recuerda que un gato puede desarrollar la enfermedad a pesar de estar vacunado. Sobre todo, indica, porque el “calcivirus es un virus que se acantona, es decir, que se esconde dentro del organismo y ante la bajada de defensas u otro tipo de problemas, reaparece”.

Para explicarlo, Lázaro vuelve a poner un ejemplo humano: “Es algo muy parecido a lo que sucede con el herpesvirus en las personas, o las conocidas comúnmente como calenturas”. En diferentes personas, ese mismo virus produce diferentes reacciones: algunas desarrollan herpes zoster, otras se quedan solo con las llagas, y hay quien lo tiene en su cuerpo de manera asintomática.

Con el calcivirus felino, insiste, “pasa lo mismo”. El virus puede ser asintomático en muchos gatos. En otros, en cambio, provoca gingivitis o gingivoestomatitis, es decir, “heridas en la boca y lesiones muy importantes que pueden ser muy molestas para los animales”.

Ante este virus, por tanto, no queda otra que combatir los síntomas. Y, en todo caso, intentar mejorar las defensas del gato, para que su sistema inmunitario luche contra el calcivirus (o, en su caso, el herpesvirus).

Precauciones

Lázaro insiste en que la principal precaución ante este virus es “la previa”. Por tanto, tener la vacunación en regla del animal es esencial. El calcivirus forma parte de la trivalente felina, una vacuna que cubre la panleucopenia (un virus digestivo), el herpesvirus y el propio calcivirus.

Por eso, recuerda, “lo fundamental es vacunar desde cachorritos a los gatos para que estén inmunizados e intentar que no desarrollen la enfermedad en el futuro y que estén protegidos”. En el caso de que el animal contraiga el virus, “lo que haces es tratarlo de forma sintomática”.

Y aquí, el veterinario es claro: “Frente cualquier enfermedad vírica, nunca antibióticos”. Sin embargo, “frente a las complicaciones bacterianas que muchas veces se producen como consecuencia, claro que se ponen antibióticos”, aclara.

Porque, indica, pueden aparecer bacterias que con la bajada de defensas aprovechen para desarrollarse. Es decir, “el tratamiento del calcivirus es controlar la sintomatología que tenga y solo en el caso de que se vea que hay fiebre, complicación bacteriana, en ese caso antibiótico o lo que fuera”, concluye.

Pero ¿qué hacer con el gato? ¿Puede estar en la misma casa con otro felino? Lázaro tiene claro que nunca juntaría con otros gatos a uno enfermo. Aunque hay una excepción que, para este veterinario, confirma la regla: “Si han vivido juntos y están siempre juntos, ya se habrá contagiado también, como con la gripe de las personas, y es una tontería aislar al animal”.

El calcivirus ¿desaparece?

Realmente, lamenta Lázaro, "no sabemos" si el calcivirus acaba desapareciendo o no. Lo que sí se sabe, indica, es que "en muchos casos se queda acantonado o escondido y reaparece".

Porque, insiste, "en muchas ocasiones sabemos que el virus está ahí, lo que no podemos saber es si hay gatos que lo eliminan por completo o no". Eso, dice, es "imposible" de saber. Y es que, matiza, "no tiene sentido hacerle una prueba de PCR compleja a un gato que está feliz".

Eso sí, concluye, "sí que se sospecha que la mayoría de los gatos que se han contagiado lo tienen latente y que en algún momento puede reaparecer".