Madera ecológica para restaurar un monumento protegido y potenciar la industria “verde” en Andalucía. La restauración del patio de la capilla del Hospital Real, la sede del rectorado de la Universidad de Granada (UGR), un edificio del siglo XVI catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) se ha realizado con vigas de madera producida de manera local y ecológica y fabricadas por un proceso desarrollado por una investigación de la propia universidad. Un proyecto que apunta a las claves de una futura industrialización respetuosa con el entorno en la zona.
El Hospital Real de Granada fue encargado por los Reyes Católicos tras conquistar la ciudad a finales del siglo XV. Terminado en el reinado de su nieto Carlos V, sirvió como el principal hospital de la ciudad durante siglos, también como sanatorio mental y en el siglo XIX pasó a la Diputación provincial. Desde 1971 pertenece a la Universidad de Granada y sirve como sede del rectorado.
El problema era restaurar el BIC respetando el material original, la madera. Felipe Hita, arquitecto de Annona Arquitectura, estudio encargado de la restauración, explica a ENCLAVE ODS que el problema era respetar el tamaño y la forma de las vigas originales, partidas por exceso de carga y flexión por errores en obras anteriores, a mitad del siglo pasado. “La madera comercial, aun eligiendo la de mayor resistencia, no conseguía alcanzar la que, con la dimensión que debían tener las vigas, se le exigía”, comenta.
Por eso se acabó eligiendo un producto desarrollado dentro de la propia UGR, las vigas de madera laminada y fibra de carbono de la Unidad de Investigación de la Madera estructural de Andalucía (UIMA) de la Escuela de Ingeniería de Edificación de la UGR. Un desarrollo dentro en el proyecto Madera para el Futuro parte del Programa LIFE de la Unión Europea de Mitigación del Cambio Climático, financiado por la Comisión Europea a través de la Agencia Ejecutiva Europea para el Clima, Infraestructuras y Medio Ambiente (CINEA).
La madera, además, es de procedencia del Monte de Navahondona del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, en Jaén, es decir, de cercanía. Hita destaca la “menor huella de carbono”, como primera ventaja obvia, pero también “en trabajos de restauración, y más en edificios emblemáticos, es importante tener control sobre el proceso de fabricación de cada elemento. Esto importante no solo a nivel estructural, también para revisar desperfectos estéticos, y solo posible si la madera es de origen cercano”.
El arquitecto valora que “en trabajos de restauración, y más en edificios de elevado valor histórico, la búsqueda de una huella de carbono limitada y de soluciones sostenibles se relega a un segundo lugar, siendo más importante el respeto que las soluciones tengan con el edificio. Pero trabajos como este demuestran que no siempre estas dos características son incompatibles”. Además, lo ve aplicable y escalable a cualquier tipo de construcción, aunque en este caso se hayan desarrollado atendiendo específicamente a las necesidades de la restauración.
Antolino Gallego, responsable de UIMA y coordinador del proyecto LIFE Madera para el futuro, explica que las vigas se han fabricado a través de la empresa spinoff Iberolam Timber & Technology, comenta que este trabajo “es peculiar, no es el tipo de proyecto para el que estará destinada la madera laminada de nuestra investigación, pero tiene un gran valor patrimonial por ayudar a restaurar un BIC, que además es el Rectorado de nuestra universidad”.
LIFE Madera para el futuro desarrolla varios proyectos de bosques de chopos para la recuperación de la Vega de Granada, con el doble objetivo de demostrar la viabilidad ecológica y económica de esta industria de la madera para la construcción y contribuir a la limpieza del aire de la zona y la recuperación de un área de alto ambiental degradada en tiempos recientes por la expansión urbana.
Gallego explica a ENCLAVE ODS que Iberolam —que recibe su nombre por trabajar con madera laminada ibérica— tiene previsto comercializar dos tipos de producto: las vigas laminadas mezcla de chopo y pino de bosques locales de proximidad, todos de Andalucía, y prefabricados mixtos de madera y hormigón, un producto considerado de baja emisión de CO2 “en tanto que la madera captura las emisiones que se producen en la fabricación del hormigón”.
Esta materia prima para la construcción tiene previsto su uso en construcciones residenciales y obra nueva y establecer relaciones con pequeñas empresas y aserraderos locales, que serán los encargados de laminar la madera para los diseños del UIMA. Además, trabaja con dos asociaciones de productores de madera de chopo, Marjal, y de pino, Foret, ambas con bosques en Granada y Jaén y que forman parte del accionariado de la misma Iberolam.
Victoria Carreras, presidenta de Iberolam y de la Agrupación de Productores Marjal Chopo, ha explicado que “contribuir con nuestra empresa a que la Universidad mejore su patrimonio, cuando es la propia Universidad la que ha generado la empresa, es un enorme orgullo”. Carreras también quiso recordar que Iberolam puede participar, con su conocimiento y sus productos, en la rehabilitación futura del edificio de la antigua Azucarera de San Isidro de Granada, también declarada BIC.