El bienestar animal es un concepto muy amplio y cuyo objetivo es garantizar el correcto cuidado de los animales y su entorno. En este sentido, la dimensión de un cuidado correcto pasa por promover una relación de equilibrio con el medio natural donde viven e impulsar aspectos positivos como su felicidad.
Ahora bien, ¿qué es la felicidad en los animales? Hasta el momento no existe una definición clara. Si bien un artículo publicado por científicos holandeses estableció que la felicidad animal se basa únicamente en el componente afectivo de la felicidad a diferencia de la humana, que se basa tanto en la experiencia afectiva como en la comparación cognitiva. Es decir, la felicidad animal puede definirse como aquello que siente el animal la mayor parte del tiempo.
Los cerdos, tal y como han determinado numerosos estudios científicos, son animales curiosos que pueden experimentar una gama de emociones, como la alegría, la curiosidad, y la tranquilidad. Y cuando se les proporciona un entorno en el que tienen acceso a comida adecuada, espacio para moverse, interacciones sociales positivas y la capacidad de llevar a cabo comportamientos naturales, es más probable que muestren signos de felicidad.
Ese es precisamente el secreto del jamón Joselito, ese excepcional producto que tanto orgullo patrio genera. Durante toda su vida, los cerdos viven en su hábitat natural, la dehesa, gozando de una absoluta libertad. Los cerdos Joselito disponen de unas tres hectáreas por cabeza, una medida que ha perdurado desde los inicios de la empresa en 1868.
El secreto del mejor jamón del mundo
A medio camino entre el bosque mediterráneo y la pradera, los cerdos de Joselito viven en la dehesa, en el suroeste de la península ibérica, entre centenarias encinas y alcornoques que les proporcionan abundante alimento. Durante la época de la montanera —que se extiende desde finales de octubre y principios de noviembre hasta mediados de marzo—, los cerdos siguen un patrón de alimentación completamente autónoma.
Diariamente, se deleitan con hasta 7 kilos de bellota y 3 kilos de hierba, a la vez que exploran distancias superiores a los 10 kilómetros con el propósito de seleccionar las mejores bellotas. Este proceso no solo les brinda una alimentación rica en nutrientes, sino que también les permite ejercitar su instinto natural de búsqueda y disfrute en un ambiente totalmente libre y natural.
Y es que los cerdos ibéricos más felices están relajados, comen mejor y acumulan mayor cantidad de nutrientes en su organismo “por lo que existe una ventaja nutricional, además de una ventaja social”, afirma José Gómez, director general de Joselito y sexta generación de la saga familiar. “Si no cuidamos de nuestros animales, les damos la mejor vida que esté en nuestras manos y una alimentación totalmente natural, ¿cómo íbamos a garantizar la calidad de nuestro jamón? Son dos cosas que no se pueden separar”.
Para Gómez, el secreto para crear el mejor jamón del mundo —un título que en muchas ocasiones se otorga al jamón de Joselito— radica en la simbiosis con la naturaleza: para mantener en un estado óptimo a los animales, también es necesario mantener su espacio natural en un estado óptimo. Así, señala, un punto fundamental es la regeneración de la dehesa basada en el pastoreo regenerativo, una filosofía íntimamente ligada a la agricultura regenerativa y el manejo holístico de los ecosistemas.
Entre otras cuestiones, esto ha llevado a la empresa familiar a plantar más de 536.831 árboles desde 2003. Una encomiable tarea de reforestación que le ha valido ser galardonado con el certificado Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal (PEFC-Programme for the Endorsement of Forest Certification), uno de los principales reconocimientos mundiales en este ámbito.
“Esta labor de regeneración es fundamental para mantener la biodiversidad de nuestro ecosistema y promover redes de interacción con otras instituciones que también regeneran la naturaleza como el Instituto Tierra en Brasil”, indica Gómez.
“Para nosotros, todo esto no es cuestión de marketing o relaciones públicas. Es algo que se lleva haciendo en mi familia desde 1868 y que siempre seguiremos insistiendo. Es nuestra manera de devolverle a la naturaleza una parte de lo mucho que ella nos da”, concluye el director general de Joselito. “Además, es la única manera que nosotros conocemos de obtener la máxima calidad en todos nuestros productos”.