Enclavada en la provincia de Teruel (Aragón), se encuentra una región pintoresca que se ha ganado en los últimos tiempos fama como la ‘Toscana española’. Este rincón olvidado pero encantador, conocido como Matarraña, ha cautivado a numerosos viajeros por su cautivadora belleza natural y la rica historia que albergan sus calles.
Con su aire de serenidad, su paisaje alberga un espectacular entorno natural que baila al compás de las estaciones —del verde de la primavera a las tonalidades rojizas del otoño— y una arquitectura que refleja la época medieval a través de sus calles empedradas, centenarias iglesias o antiguos castillos.
Los 18 municipios que componen la comarca del Matarraña, bañada por el río del mismo nombre, ocupan una extensión de 933 kilómetros cuadrados y tienen una población de casi 9.000 habitantes. Entre ellas se encuentran varios pueblos de piedra con encanto medieval como Valderrobres, Calaceite o Beceite.
Históricamente, esta comarca ha servido como un nexo entre las tierras del interior y la costa del Mediterráneo. Su ubicación, a escasos 20 kilómetros en línea recta del mar, junto a su proximidad con las comunidades valenciana y catalana, ha impregnado a esta región con un marcado carácter mediterráneo y la ha convertido en un enclave fronterizo de gran relevancia a lo largo de la historia.
Sin embargo, si bien esta región ha permanecido como un secreto bien guardado, cada vez son más los viajeros que descubren su magia y se enamoran de su encanto. Y es que en los últimos años, la región se ha conformado en un punto de interés turístico creciente entre los viajeros que buscan experiencias auténticas y fuera de los circuitos tradicionales. Estos son algunos de sus pueblos más encantadores.
1. Calaceite
Al noroeste de Matarraña, este encantador pueblo es conocido por su conjunto urbano renacentista y barroco excepcionalmente bien conservado. Reconocida como la capital cultural y monumental de la región, Calaceite atrae artistas de todo el mundo —entre los que se encuentran los escritores chilenos José Donoso y Mauricio Wacquez— gracias a su imponente casco antiguo donde podemos encontrar numerosos edificios señoriales, ermitas o portales.
2. Valderrobres
La capital de la región es un tesoro medieval del noreste de España. Con su imponente castillo que domina el horizonte y sus callejones empedrados que serpentean entre casas de piedra, este pueblo embauca a sus visitantes con su atmósfera histórica y su magnífico entorno natural. Además de su castillo, destaca la iglesia de Santa María la Mayor, sin duda, uno de los edificios góticos más impresionantes de todo Aragón.
3. Beceite
A pesar de su encanto arquitectónico, este pueblo es conocido por su conexión con la naturaleza. Declarado Bien de Interés Cultural y Zona de Especial Protección de Aves, Beceite es el punto de partida ideal para explorar el espacio natural del Parrizal, la gran estrella natural de la región. Se trata de un escenario bañado por aguas turquesas que se recorren a través de unas pasarelas de madera que hacen del espacio un lugar idílico.
4. La Fresneda
Este municipio es el vivo ejemplo del encanto histórico de la región. Los vestigios de su antiguo castillo, su imponente plaza Mayor, el elegante edificio del ayuntamiento o el esplendoroso Palacio de la Encomienda y la singularidad del Convent (un antiguo convento reconvertido en hotel) hacen de este pueblo como uno de los destinos más bellos de la zona.
5. Ráfales
Este pueblo es otra de las joyas de alto valor histórico y artístico de Matarraña. Es imperdible su plaza Mayor y su Ayuntamiento del siglo XVI que alberga una antigua cárcel, ahora restaurada y de gran interés histórico. Otros puntos de interés son la iglesia gótica, los vestigios del castillo Calatravo y los portales, además del Museo del Aceite, un espacio que se sitúa en un antiguo molino restaurado.