La influencia de las empresas cada vez llega más lejos, y junto a eso la responsabilidad de custodiar los derechos humanos, una tarea que en algunas zonas puede ser muy complicado. Las empresas se asegurarán que en las camisas que llevan con gracia los maniquíes no hay trabajo infantil, o que las manos que han recogido los aguacates que llegan a España desde Chile o Sudáfrica no han estado trabajando, literalmente, de Sol a Sol o incluso más

Tras un periplo en la Comisión Europea, en la que ha ido atrás y adelante, la normativa de la debida diligencia aprobó y se ha hecho norma. Las compañías tendrán que aplicar la ley europea a sus operaciones, allá donde las hagan. Si antes eran recomendaciones ahora son obligaciones que las empresas que operen en los estados miembros tendrán que incluir en su marco en los próximos años. 

Esto aplicará a empresas que tengan más de 1.000 empleados y un volumen mundial de negocios neto superior a los 450 millones. En cuanto a las franquicias, esto afectará a aquellas que el canon supere los 22,5 millones y siempre que la empresa tenga un volumen de negocios mundial superior a los 80 millones de euros. Las corporaciones tendrán entre tres y cinco años para aplicar los cambios en su ordenamiento jurídico. 

Se niegan así algunos mitos como que es suficiente, mientras que las empresas cumplan la normativa local, o que en Europa no hay esclavitud moderna. Hay sectores como el de la agricultura o el de las aplicaciones hi-tech de reparto que rozan la legalidad. 

El Observatorio Industrial para el Crecimiento Inclusivo ha publicado el informe del observatorio de la empresa y los derechos humanos en el que hace un análisis de cómo las empresas pueden ser un motor para el cambio, y beneficiarse. Así, el informe guía y anima a las compañías a promover una economía inclusiva ahora que los ojos de la UE se ponen a ello. El Observatorio industrial ha publicado numerosos reportes relacionados con el trabajo, la inclusión y la equidad social. 



Mónica Gil-Casares, directora de Investigación, Innovación Social y Consultoría de CODESPA creadores del Observatorio, explica cómo el informe pone el foco en cómo las empresas pueden contribuir a resolver los retos que tenemos actualmente en la sociedad: "Este informe intenta ayudar a aplicar la nueva directiva que ha salido en materia de derechos humanos y convertirlos en una oportunidad". 

Informe del Observatorio empresarial para el crecimiento inclusivo

A lo largo de la publicación, las empresas encontrarán una guía práctica para que puedan conocer e identifiquen sus riesgos, gestionarlos y mostrar su compromiso con los derechos humanos de sus grupos de interés, incluyendo trabajadores, clientes, comunidades, etc.

La investigación consta de cuatro partes. En el primer capítulo se explica brevemente qué son los derechos humanos y qué tienen que ver con las empresas.

El capítulo 2 se centra en la creciente regulación en materia de debida diligencia en derechos humanos y en las implicaciones para las empresas, prestando especial atención a instrumentos legislativos de la Unión Europea, como la recién aprobada directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad.

El capítulo 3 desgrana el proceso aplicación de debida diligencia, analizando sus diferentes etapas y mostrando buenas prácticas implementadas por las empresas en cada una de las fases.

En el capítulo 4 se describen las oportunidades y beneficios que puede suponer para las empresas la adecuada gestión de los riesgos en derechos humanos, como por ejemplo la prevención de la exposición de la empresa a riesgos o a responsabilidades legales y financieras.

Esta ley, expone Gil-Casares, garantiza que la empresa pueda garantizar los derechos humanos tanto de sus clientes, de sus proveedores y las personas que trabajan para sus proveedores, de sus empleados. Es decir, toda la esfera directa e indirecta.

A pesar de que el ámbito de aplicación se redujo considerablemente en las últimas negociaciones, la Unión Europea ha dado un paso significativo hacia la responsabilidad corporativa. Según la directora de CODESPA, muchas ONG y grupos de interés solicitaban que hubiera una mayor responsabilidad de las empresas en materia de derechos humanos. Y añadía: "Las propias empresas europeas han demandado a la Unión Europea una normativa común para trabajar y competir en igualdad de condiciones".

Además, desde el informe resaltan que ya es un tema normativo. Hay que cumplir con la ley y que ya ha habido varios casos con sanciones económicas de las empresas que no cumplían y eso conlleva una pérdida intangible en prestigio. 

La comunidad de inversores está cada vez más atenta a la reputación social. "Se lo creen y empiezan a gestionar estos temas sociales y concretamente los derechos humanos. Esto son temas que hacen una empresa muchísimo más atractiva para retener talento y para posicionarse contra sus competidores en el mercado y acceder financiación". Lo que facilita su camino entre los inversores

Inclusión social

Las tiendas de Moda-Re son un ambiente seguro y lo más cercano al mundo real.

La segunda razón es ambiental. Les dan una segunda vida a 42 millones de kilos en prendas y complementos.



"Tenemos parados de larga duración, normalmente de una edad avanzada y que neceseitan reinventarse, mujeres víctimas de malos tratos o con carga familiar monoparental, presidiarios que han cumplido penas y están en procesos de mejora del tercer grado", cuenta Alberich. En las tiendas hacen todo tipo de tareas, desde preparar los escaparates, los procesos de gestión y el trato con el cliente, que es importantísimo. 

Estas personas vienen derivadas por los servicios sociales de la administración y supone un balón de oxígeno nuevo. Pueden volver a tener una vida estándar, con una rutina y un sueldo; y esto facilita mucho que lo puedan contratar más adelante. 

Las tiendas Moda-Re en nada se diferencian de una tienda de moda joven. Ni en las prendas, ni en el local ni por supuesto en los empleados. Al entrar en el comercio, las faldas, los vestidos o las camisas están todas perfectamente colocadas, bien iluminadas y sin rastro de haber tenido una vida anterior. 

Esta iniciativa quiere eliminar el estigma de la ropa de segunda mano, que de hecho si han llegado a una segunda vida es porque son de buena calidad, para así poder reducir la cantidad de desperdicio textil, con todo el consumo de recursos que eso supone. También el estigma laboral de la reinserción y la segunda oportunidad.

Como segunda, oportunidad, Paola Londoño habla de lo importante que es para ella ser útil. Ella no quiere "vivir del gobierno", lo que pide es "incorporarnos de una manera correcta donde podamos trabajar y ser parte de la sociedad de una manera positiva".