En los distritos del sur de Madrid hace más calor y en los barrios pobres el cambio climático se pasa peor. Eso dicen los científicos atribuyendo las consecuencias del efecto isla de calor urbano. Mucho asfalto, pocos árboles y jardines, sin demasiadas fuentes que refresquen el ambiente… no hay otra que tirar de sabiduría popular y métodos tradicionales para combatir las elevadas temperaturas del verano, o eso dicen desde 'Redes por el clima'. 

Carmen Haro, coordinadora del grupo, explica que la fortaleza del barrio está en su gente que combina tantas culturas diferentes: "Aquí hay una riqueza y una sabiduría popular tremenda. No solamente compartimos la sabiduría castellana, sino que entran en contacto muchísimos saberes de otros lugares del mundo que también hacen frente al calor de diferentes maneras", y no solo buscando la umbría.

Y lo explica con un botijo. ¿Dónde enfriará más el agua, al sol o a la sombra? Este complejo artilugio popular funciona por el enfriamiento evaporativo. Esto es que cuando las moléculas de agua reciben la energía térmica se evaporan y desaparezcan por el material poroso de la arcilla y dejan que el resto del agua se enfríe. "Esto no pasa con otro material como el plástico, que además es ultra contaminante", ríe Haro.

'Redes por el clima' ha aprovechado la semana cultural del barrio San Cristóbal de los Ángeles, del 2 al 7 de julio, para demostrar los efectos del cambio climático. Enseñaron fotos térmicas del barrio para demostrar las diferencias obvias que hay entre zonas con árboles y agua conocidas de los vecinos, y otras que siguen la lógica dura del cemento. "Queremos enseñar cuáles son los elementos que hacen que unos lugares sean más frescos que otros para también identificar esos pequeños refugios climáticos en el barrio", explica Haro.  

Práctico y barato

'Redes por el clima' es una plataforma de laboratorios sociales que busca dar una reacción coordinada a la emergencia climática en España: "Consideramos que las respuestas al cambio climático no tienen que enfocarse exclusivamente desde lo académico, sino que es fundamental incorporar los saberes populares y ancestrales, potenciando las diferentes formas de conocimiento colectivo", explican. 

Como ejemplos prácticos, mencionan algunos trucos nada nuevos y muy útiles. Como las cortinas pulverizadas con agua, que al ponerlas en las ventanas pueden refrescan el ambiente. O las cortinas de esparto que son recias y aún dejan pasar la luz.

También mencionan cerrar las ventanas durante el día para que no entre la calor y abrirlas por la noche para refrescar. Mejor si pueden ser varias encontradas para que hagan corriente. Y recuerdan que aunque la temperatura ambiente sea de 35 °C, el asfalto de la carretera y las plazas pude llegar a más de 70 °C. Todo suma, y cemento, coches, aparatos eléctricos hacen que suban poco a poco la temperatura. 

Refugios climáticos

Según el Instituto de la Salud Global, más del 4% de la mortalidad estival en las ciudades europeas es atribuible a las islas de calor urbanas, y esto es un efecto que se acentúa en los barrios donde hay menos espacios verdes. 

Por eso los refugios climáticos son necesarios. Ya que son lugares donde los vecinos, y especialmente las personas vulnerables, tengan un espacio seguro donde pasar las horas de calor extremo. 



Estos no tienen que ser solo parques y jardines, sino también se pueden utilizar centros de salud, bibliotecas o colegios públicos con aire acondicionado y posibilidad de tomar un refrigerio. 

Haro explica que en lo que están haciendo en 'Redes por el clima' son laboratorios ciudadanos frente al cambio climático y diseñar con la población acciones vecinales. Para ella es importante resaltar el trabajo colaborativo: "Aquí nos reunimos muchísimas iniciativas y no es solo porque sea uno de los barrios más afectados por el cambio climático, por las islas de calor, sino porque hay un tejido social muy potente". 

La plataforma también se ha sumado a la presentación en el colegio de Navas de Tolosa de la iniciativa Este patio es un mundo, para demostrar cómo pueden hacer resiliente un el campo de juego escolar a los efectos del cambio climático. Este patio imaginado y diseñado por las vecinas y vecinos del barrio se llenará de sombras y actividades de agua. 

Semana cultural

Esta semana ha sido la semana grande de San Cristóbal de los Ángeles. Empezaron el martes, 2 de julio, con actividades infantiles y al día siguiente tuvieron la jornada cultural centrada en el clima. El viernes contarán con una parte lúdica con música y karaoke

Con las fotos térmicas de su propio barrio los vecinos pudieron ver donde estaban los 'centros calientes'. Komons

Javier Sáez, presidente de la Asociación de la Unidad de San Cristóbal, dice que el año pasado abordaron el tema de identidad de género con la participación de Alicia Ramos, cantautora y defensora de los derechos LGTBIQ+. Esta vez querían tocar el tema del cambio climático. "San Cristóbal es un barrio vulnerable y nosotros, aceptando esas estadísticas, también creemos que evidentemente hay que ser ecuánime. Cuando alguien tiene más necesidades hay que dotarle de más medios", reclama este vecino. 

Sáez reconoce que el barrio tiene problemas de violencia y tráfico de drogas, como cualquier otro, pero se enorgullece de que a la vez es un barrio muy solidario. El presidente de la asociación de vecinos dice: "Allí donde vemos una problemática, intentamos solucionarlas con propuestas, no solamente quejándonos".

Para él, San Cristóbal tiene muchas dotaciones como colegios, institutos, centros de salud y deporte que consiguen que "la gente esté activa" pero necesitan tener "sensación de barrio para defenderlo más". San Cristóbal de los Ángeles es "un barrio muy vivible", según Sáez. Pues tiene un huerto comunitario con lista de espera y un auditorio hecho por ellos mismos y ni un solo semáforo; "todo está muy peatonalizado para los residentes", explica. Y es que donde hay gente, hay barrio.