En 1850 se creaban los primeros invernaderos de horticultura neerlandeses. A partir de aquel momento, y como consecuencia de la innovación en lo que respecta a la agricultura, hoy día pueden disfrutar de (casi) cualquier fruta o verdura sin importar la época del año.
Ya sea por las conexiones con los diferentes mercados internacionales o por la aplicación medidas que permitan las condiciones ambientales adecuadas para favorecer el cultivo de las diferentes plantas y árboles, podrán consumir un melocotón en cualquier temporada.
A pesar de los beneficios que esto pueda acarrear, especialmente para los amantes de la fruta, pocos son los puntos positivos de cara al medioambiente. Al contrario, se traduce en un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, un mayor consumo de energía e, incluso, posibles efectos negativos en los ecosistemas globales.
Sin embargo, como en toda situación, existen casos y casos, ya que no todas las frutas requieren los mismos cuidados, ni afectan de la misma forma al medioambiente. Tal es la situación del aguacate, cuya producción requiere de, aproximadamente, 1.000 litros de agua por cada kilo de esta fruta.
El auge del aguacate
En el año 2000, el consumo de aguacate en España era relativamente bajo, con apenas 10.000 toneladas anuales. Tan solo hicieron falta 12 años para incrementar su venta en 3.075.105 unidades. Una cifra que, en 2022, aumentaba hasta llegar a los 45.885.295, según datos de Mercamadrid.
En una década, el consumo de aguacates se incrementó en un 1.392%. 2017 fue el año en el que el consumo de esta fruta se disparó y, hasta la fecha, no ha dejado de crecer. Una evolución que ha llevado a la expansión de las áreas de cultivo, así como a una mayor presión sobre los recursos naturales, especialmente el agua.
Sus múltiples beneficios nutricionales y su versatilidad culinaria han sido los encargados de incrementar la popularidad de esta fruta. Es rico en grasas saludables, en concreto, en ácido oleico, una sustancia de lo más beneficiosa para el corazón.
Además, es una excelente fuente de vitaminas y minerales, como las vitaminas C, E, K y del grupo B, así como de potasio y magnesio. Su alto contenido en fibra favorece la digestión y contribuye a la sensación de saciedad, lo que lo convierte en un aliado para quienes buscan una alimentación saludable.
El lado oculto de los aguacates
Sin embargo, a pesar de tener infinitud de beneficios para el organismo, no resulta igual de favorecedor para el medioambiente. Todo se debe a un mismo factor: la producción de aguacates precisa de elevadas cantidades de agua.
Como regla general, este árbol necesita entre 170 y 230 litros de agua por semana, lo que se traduce en aproximadamente 1.000 litros de agua por cada kilogramo de aguacates. Una cifra que, en comparación con otros cultivos frutales, resulta especialmente alta. Por ejemplo, los árboles cítricos, como el limonero, requieren unos 270 litros por kilo o, en el caso del olivo, 1.500 litros anuales.
Una situación agravada en zonas como el sur de España, donde el cultivo de los aguacates ha proliferado en respuesta de la creciente demanda. Especialmente, en Málaga, considerada el epicentro de esta plantación en la península, a pesar de ser una región expuesta al estrés hídrico, es decir, donde el consumo de agua es más alto que la cantidad disponible.
Sin embargo, Iñaki Hormaza, director del Centro de Investigación de La Mayora del CSIC, asegura en declaraciones a ENCLAVE ODS sus planes de cambio: "Creo que unos 12 kg por hectárea es un objetivo razonable. Hablamos de unos 700 litros por kilo de agua de lluvia y almacenada".
El cultivo de aguacates
En el territorio nacional, el cultivo de aguacates se concentra principalmente en las regiones de Andalucía, con Málaga y Granada a la cabeza, gracias a su clima subtropical. Sin embargo, este crecimiento no ha estado exento de controversias.
Es el caso de Rafael Yus, de Ecologistas en Acción-Verdemar, situado en el campo de Gibraltar, quien advierte en declaraciones a este vertical del desamparo político al que se enfrenta esta situación: "En lugar de aplicar restricciones, cuando todavía estábamos en sequía meteorológica (no llueve), esperaron demasiado y, cuando las aplicaron, ya estábamos en sequía hidrológica (no había suficientes aguas superficiales disponibles)".
Consecuencia de la explotación de los recursos hídricos para el riego de esta fruta, las reservas de agua subterránea están disminuyendo, y los ecosistemas locales están siendo alterados.
Frente a esta situación, la Asociación Española de Tropicales propone varias soluciones tecnológicas con el objetivo de mitigar el impacto ambiental del cultivo de aguacates. Para la organización, tal como indican en declaraciones a ENCLAVE ODS, "la solución se encuentra en el aprovechamiento de caudales de aguas terciarias, la desalación, la conexión de cuentas y otras actuaciones de urgencia".