Ramón de la Sera (Murcia) es miembro de la Asociación de Cáncer de Próstata de España (ANCAP), y el ejemplo de que el tumor más común entre los hombres se puede superar. Hace casi 10 años le operaron y hoy "ya no padezco incontinencia urinaria. Hace más de dos años que no necesito compresas, dodotis, ni salvaslips". Y añade: "Tampoco disfunción eréctil. No necesito medicación alguna; tengo erecciones espontáneas". Con trabajo, esfuerzo, sin agobiarse psicológicamente, apoyado por un buen entorno social y, por supuesto, con la ayuda del personal clínico, asegura que las condiciones de vida mejoran mucho. 

Muchas veces, en este tipo de situaciones, lo más difícil es poder mantener el ánimo alto. El Dr. Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y Ruber Internacional Centro Médico Habana, dice que los pacientes se enfrentan a muchísimos "desafíos emocionales durante el tratamiento". Y los que no son emocionales...

Es tanta la incertidumbre a lo desconocido y la ansiedad a recaer que es harto difícil mantener la actitud. A eso se le suma la mella en la autoestima por incontinencia urinaria o el impacto en la esfera sexual. Todos son factores que ejercen una presión constante. En estos casos, el Dr. Sánchez Encinas recomienda grupos de apoyo e intervenciones psicológicas de terapias. "Con el apoyo adecuado es posible mitigar estos efectos". Por eso, trabajos como el de ANCAP son tan importantes. 

Solo en 2021 se detectaron 35.764 nuevos casos, y de 2014 a 2019 la incidencia del cáncer de próstata aumentó un 3% cada año, y el de cáncer en estado avanzado un 5%. Por otro lado, organizaciones científicas auguran una subida generalizada de diagnósticos a nivel mundial. 



Es por eso por lo que se recomienda una observación temprana. El Dr. Sánchez explica que más de la mitad de los cánceres de próstata se diagnostican en hombres de 65 años o más. Él recomienda estar atentos a partir de los 50 y, si hay antecedentes familiares, hablarlo con el médico incluso antes. Además, como en tantas otras cosas, el estilo de vida tiene que ver. 



"Las dietas altas en grasas animales y bajas en frutas y verduras, así como un alto consumo de productos lácteos y calcio, puede incrementar este riesgo", dice el doctor. Y continúa: "La obesidad también juega un papel significativo, ya que está asociada con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de próstata avanzado y de mortandad. Otros factores como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la falta de actividad física también pueden contribuir a elevar el riesgo".

La investigación oncológica avanza, pero aun es mejor la prevención. iStock

En los análisis se miden los niveles de antígeno prostático específico (PSA) en sangre, que es una proteína producida por la próstata. Si son anormales, se recomienda una resonancia para proporcionar una imagen detallada e identificar áreas sospechosas para las que se podrían requerir una biopsia dirigida. Esta prueba  puede ser muy molesta y con riesgo de infección.

Es recomendable hacerse pruebas tempranas y regulares. En concreto, el Dr. Sánchez Encinas recomienda que, si los niveles de PSA son normales, la prueba sea cada uno o dos años. Pero si hay antecedentes familiares, se puede recomendar que se haga con mayor frecuencia. En cualquier caso, "la decisión de continuar con las pruebas de detección periódicas debe basarse en una conversación continua entre el paciente y su médico".

Los avances van hacia "la personalización de la terapia, la mejora de la precisión y el uso de nuevas tecnologías".

Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos

El tipo de tratamiento dependerá de la agresividad y extensión del tumor. En el caso del cáncer de próstata localizado, hay diferentes opciones. Primero, el oncólogo recomienda una vigilancia activa, que implica un seguimiento estrecho del cáncer, pero sin iniciar un tratamiento de inmediato, con sus correspondientes efectos secundarios. Luego habría otros tratamientos cada vez más invasivos como son los quirúrgicos o focales. 

En el caso de tumores avanzados, los tratamientos van encaminados a evitar que las células tumorales se extiendan a otras sanas. Para eso es fundamental la terapia hormonal que bloquea la secreción de testosterona que el cáncer necesita para crecer. También, la quimioterapia en estos estadios avanzados tiene un papel relevante. 

Calidad de vida

Estos métodos pueden resultar agresivos y tienen implicaciones serias en la calidad de vida, por eso la elección del tratamiento debe ser individualizada, considerando los riesgos, beneficios y preferencias del paciente. Es esencial que estos discutan todas las opciones con su equipo médico para tomar una decisión informada.

El Dr. Miguel Sánchez Encinas recuerda que la supervivencia a los cinco años en los tumores localizados de cáncer de próstata es superior al 99%, mientras que en los avanzados está en torno al 32%. 

En los últimos tiempos, la medicina ha avanzado mucho en general, y la oncológica en particular. Ahora se centran "en la personalización de la terapia, la mejora de la precisión y el uso de nuevas tecnologías". En este sentido encontramos los inhibidores PARP y la cirugía asistida con robots, que mejoran considerablemente la precisión de la operación y los tiempos de recuperación. También, la mejora en la fase de análisis ayuda a identificar las enfermedades en estados cada vez más precoces. 

El cáncer, desafortunadamente, es la pandemia del siglo XXI que además se ve potenciada por una alimentación basada ingredientes transgénicos, un estilo de vida cada vez más sedentario y el abuso de sustancias como el alcohol o el tabaco. Por eso, lo mejor que se puede hacer es seguir las recomendaciones del doctor o doctora