"Una zona natural o urbana que ofrece unas condiciones ambientales benignas para protegerse de un contexto desfavorable, como el exceso de calor, la escasez de agua o el acceso deficiente a un hábitat adecuado". Así definen desde el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) los refugios climáticos.
Un parque, un paseo o una rambla llena de árboles y fuentes podrían ser un refugio perfecto contra las inclemencias climáticas. También lo podrían ser espacios cerrados, como edificios públicos, que ofrezcan resguardo, ventilación y acceso a agua natural.
La idea de los refugios climáticos es que la ciudadanía cuente con áreas donde huir de las temperaturas extremas —sean altas o bajas, dependiendo del lugar del mundo y de la época del año—. Y no solo eso, recuerdan desde Greenpeace, también son lugares donde "descansar un rato, refrescarse y luego continuar con sus actividades durante los días más tórridos".
Se trata, por tanto, de lugares en los que huir de ese efecto isla que se genera en las ciudades cuando el calor apremia. Sobre todo en esos momentos en los que, como ya contamos en ENCLAVE ODS, las temperaturas de las urbes se incrementan por el calor que emanan materiales como el asfalto o el cemento. Y es que cuando los termómetros superan los 30 grados, el primero puede llegar a alcanzar los 70 grados y el segundo, los 60.
Los refugios climáticos, que ya empiezan a extenderse a lo largo y ancho de España, en realidad son un 'invento' puramente parisino. Fue el ayuntamiento galo el que, en 2017, los impulsó como estrategia de resiliencia y adaptación a la emergencia climática.
Anne Hidalgo, alcaldesa de la ciudad, los incorporó como parte fundamental de su reconversión 'verde' de París. Así, propuso adaptar centros públicos, como colegios, y transformarlos en pequeños oasis de frescor durante los meses de veranos en los que estaban infrautilizados.
La estrategia parisina fue, por tanto, la primera en hablar de llenar de vegetación los patios de los colegios. O, incluso, cambiar los materiales ya existentes por otros permeables que no absorbiesen el calor (para desprenderlo, lentamente, después).
Barcelona, la precursora
En España, la primera ciudad en seguir los pasos de la capital francesa no fue otra que Barcelona. Ya en 2019 introdujo en nuestro país el concepto de refugio climático y empezó a diseñar diferentes espacios para proteger con ellos a su población del calor extremo que experimenta la ciudad en verano.
Y todo gracias a un plan aprobado en 2018 por el consistorio liderado en aquel momento por Ada Colau para cumplir con el Acuerdo de París y la Agenda 2030. Desde ese año, la Ciudad Condal ha venido incorporando cada vez más espacios de frescor para que cualquier persona pueda protegerse de las temperaturas.
Ideados con la población más vulnerable en mente —como ancianos, niños o personas que sufren pobreza energética—, los refugios climáticos barceloneses son espacios accesibles y acondicionados a 26 grados. Además, cuentan con zonas de descanso y agua potable.
En la actualidad, según la propia web del Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad cuenta con 368 zonas catalogadas como refugio climático. Entre ellas hay mercados, centros comerciales, parques y jardines u oficinas. Sin embargo, lo que más destaca son los centros culturales y deportivos: en total, la capital catalana cuenta con 273 espacios de esta índole que van desde piscinas a patios de colegios, museos, bibliotecas o fundaciones privadas.
La estela de la Ciudad Condal la han ido siguiendo, además, otros municipios de Cataluña. Y es que, según el Gobierno de la Generalitat, habría hasta 1.538 refugios climáticos en toda la región.
El triángulo 'fresco' vasco
En el norte, también triunfan los refugios climáticos. Aunque haya quien piense que las temperaturas de la cornisa cantábrica no son tan altas como las de la meseta, el Mediterráneo o el sur de la península, cabe recordar que el calor extremo impacta a todo el territorio nacional.
Por eso, precisamente, las capitales de provincia de Euskadi se han puesto manos a la obra. Bilbao, según la propia web de su consistorio, ha decidido adelantarse al incremento del número, la intensidad y la duración de las olas de calor estivales en los próximos años. Para ello, el ayuntamiento ha habilitado 131 "espacios o edificios de los que la ciudadanía puede hacer uso para sobrellevar las consecuencias del calor extremo".
La iniciativa bilbaína consta de 65 refugios climáticos interiores y otros 66 exteriores en toda la ciudad. Parques, jardines, mercados municipales, estaciones de transporte, oficinas de turismo o centros comerciales hacen las veces de espacio para huir del calor.
Pero como sucede en Barcelona, en la capital de Vizcaya florecen espacios culturales que, ante las altas temperaturas, se reinventan. Abundan así los centros municipales, las bibliotecas, los polideportivos, los museos, las iglesias o las salas de exposiciones que acogen a todos aquellos que necesiten descansar del calor.
Siguiendo el ejemplo de Bilbao, Vitoria-Gasteiz ha abierto una serie de refugios climáticos tanto interiores como exteriores. Estos últimos están formados por la red de espacios verdes de la ciudad.
Los interiores están conformados por 29 edificios de gestión municipal o entidades públicas y privadas. Y una vez más, los espacios culturales son los preferidos: centros cívicos, polideportivos y museos son el lugar perfecto para resguardarse del calor.
Lo mismo sucede en San Sebastián. Donostia cuenta con 37 refugios interiores y 52 exteriores a los que, desde el Ayuntamiento, animan a la ciudadanía a acudir entre mayo y octubre para protegerse del calor. La mayoría, una vez más, son casas de la cultura, centros culturales, polideportivos, museos y bibliotecas.
Además, San Sebastián recalca que todos ellos se encuentran a temperaturas máximas de 26 grados y son de acceso completamente gratuito. Todos los barrios de la ciudad cuentan con sus propios refugios climáticos tanto exteriores (parques y jardines) como interiores.
Madrid
Este año, la capital ha lanzado una nueva campaña estival en la que anima a oriundos y visitantes a refugiarse del calor en la cultura. Para ello, enmarcado en el programa Veranos de la villa, han organizado actividades en las olas de mayores temperaturas, de 15 h a 17 h, de los meses de julio y agosto.
Los museos de la ciudad y varias salas de cine, explican en la web de Veranos de la villa, son los espacios con temperaturas bajas que propone el consistorio madrileño. Estas últimas ofrecen precios reducidos, como el día del espectador, en las sesiones que empiecen antes de las 17 h.
Asimismo, el Círculo de Bellas Artes (CBA) se ha reinventado en refugio climático, con espacios de descanso para huir del calor. En total, el Ayuntamiento de Madrid ha habilitado 31 espacios culturales para esquivar las altas temperaturas.
A estos espacios cerrados habría que sumarles la 'playa' de Madrid, esa zona de Madrid Río llena de fuentes de chorros para refrescarse, y que está abierta desde las 11 de la mañana hasta las 9 de la noche. Además, la ciudad cuenta con pérgolas nebulizadoras en La Gavia (en Vallecas) y Plaza de España.
Murcia
La red de refugios climáticos de Murcia dispone de una nutrida selección de jardines, parques, museos y bibliotecas que ayudan a la población a huir de las temperaturas extremas que azotan el municipio. En total, y en su primera fase de implementación, la ciudad cuenta ya con 31 espacios interiores habilitados con áreas de descanso accesibles y climatización.
Desde el consistorio, además, animan a toda la población a visitarlos, pero especialmente a las personas mayores, a los enfermos crónicos, a los menores y a las mujeres embarazadas. Es decir, indican en su web, a "aquellas que pueden sufrir de manera más directa los efectos del calor".