El Acuerdo de París se firmó en diciembre de 2015, solo unos meses después de que el Comité Olímpico Internacional (COI) anunciara que esa misma ciudad sería la anfitriona de los Juegos Olímpicos. Desde que empezó la planificación de un evento que ha congregado, según los organizadores, 6 millones de visitantes, la sostenibilidad ha estado en el corazón de los planes

Los Juegos clásicos eran un momento en el que las polis griegas paraban las guerras y se congregaban en Olimpia para competir. Hoy el COI sigue diciendo que es un tiempo para "compartir emociones, empujar los límites y cambiar la sociedad".

Georgina Grenon, directora de sostenibilidad del COI y miembro del comité ejecutivo, explica los esfuerzos que han hecho durante los últimos cuatro años, planificando, organizando y ejecutando un plan circular: "Hasta la arena de las playas del vóley se van a quedar para que la gente pueda disfrutar más adelante". 

Uno de los aspectos con el que los organizadores ha estado obsesionado ha sido dejar un legado positivo en la ciudad. Como se ha explicado anteriormente en ENCLAVE ODS, la organización de los macro eventos atraen un número importante de inversiones y turistas en un momento en particular, pero luego dejan una serie de infraestructuras y servicios que la ciudad debe saber aprovechar. 

En esta ocasión, según Grenon, se ha puesto especial atención a la reducción de residuos con la ayuda de Coca-Cola, el patrocinador principal. ¿El objetivo? Recortar las emisiones a la mitad comparado con Río 2016 —Tokio 2020 fueron especiales debido a la pandemia— y favorecer el consumo y producción local. Se ha puesto en acción el lema olímpico, "más rápido, más alto, más fuerte—Juntos" y además sostenible. 

Reducción de residuos

En un acto de la envergadura de los Juegos Olímpicos y en una ciudad como París, la gestión de residuos es un reto. En los estadios y en las fan zones (17 zonas para el uso y disfrute de los asistentes) una de las cosas que más llamaban la atención es que no había ni una sola botella o vaso en el suelo.

Coca-Cola instaló una serie de máquinas de retorno para recuperar envases de plástico IOC

Coca-Cola ideó un sistema de depósito y retorno para poder recoger el 100% de los vasos de plástico, que eran además hechos con material reciclado. Instalaron 700 dispensadores de bebidas en los bares de los estadios, lo que fue un verdadero reto.

Eric Desbonnets, vicepresidente de Operaciones y Sostenibilidad de Coca Cola, explicó que fue como instalar el equivalente a 30 restaurantes rápidos en solo tres semanas: "Eso significa que tuvimos nuestros equipos, el laboratorio I+D en Bruselas y el francés ejecutando soluciones plug and play; ya montadas y listas para funcionar".

Además, la empresa de refrescos se comprometió a recoger, limpiar y reutilizar los vasos en los Juegos Paralímpicos que se celebrarán del 28 de agosto al 8 de septiembre. "Notaréis que no hay botellas en el suelo ni en las basuras. En Francia solo se recicla una botella de cada cuatro, por eso este esfuerzo es tan importante". 

Solo un estadio nuevo

El mayor impacto que tienen estos eventos viene de la construcción de nuevos edificios. Por eso, el COI puso especial atención a la reutilización de edificios ya construidos, como el Stade de France, creado para el mundial de fútbol del 98; el estadio Roland Garros, de 1928; o la casa del Paris Saint-Germain, el Parc des Princes, de 1972.

Según la organización, el 95% de las instalaciones que se han usado en la competición son reutilizadas. Solo se construyó el centro acuático Seine-Saint-Denis. 

En cuanto a la Villa Olímpica, se quedará como un barrio después de los Juegos. Georgina Grenon, explica: "Hay que pensar en esto como un barrio que nosotros alquilamos por unos meses. No es preguntarse como se usará la villa después, sino cómo usamos nosotros el distrito". 

Los organizadores también dijeron orgullosos que todos los estadios y la villa estaban conectados a la red y se podía asegurar que toda la energía sería 100% renovable y no tendrían que usar generadores externos. Además, se conectarían por un sistema de refrigeración subterráneo, aunque sobre esto hubo críticas en la primera semana en la que se alcanzaron los 35 °C durante una ola de calor. 

Restos fecales en el Sena

Las altas temperaturas vinieron tras unas intensas lluvias que aumentaron considerablemente el caudal del río y saturaron el sistema de drenaje de París. Las semanas anteriores a la inauguración, el estado del Sena ya había sido tema de debate, pero para demostrar que se había limpiado a conciencia, la alcaldesa, Ana María Hidalgo Aleu, incluso se bañó en el río. 

Sin embargo, la deportista de Triatlón, Claire Michel, fue ingresada en un hospital cuatro días después debido a una severa infección intestinal causada por E.coli. Presuntamente, se intoxicó al bañarse en el río. 





A pesar del debate por la seguridad de los atletas y la salubridad del río, los Juegos siguieron según lo planeado. En cualquier caso, ese incidente demostró el impacto que puede tener la afluencia de millones de personas durante un periodo de tiempo cuando las infraestructuras no están preparadas.

Paridad

Otro aspecto que vale la pena para que los organizadores se pongan una medalla es el hito de haber llegado a la paridad en atletas. Por primera vez, las federaciones han llevado el mismo número de deportistas, hombres y mujeres. Pero, como siempre, el demonio está en los detalles, porque no lo ha sido el número total en los equipos.

Y otra vez, mirando en el detalle de los países, hay que resaltar ejemplos alejados de la paridad, como es Afganistán. La atleta Kimia Yousofi y la break-dancer Manizha Talash, ambas nacidas en el país islamista, tuvieron que participar con el equipo de refugiados. Pero aprovecharon el atril de los Juegos para lanzar mensajes en favor de la libertad de las mujeres afganas. 

También hubo conflicto con Imane Khelif, boxeadora argelina. Fue víctima de las críticas tras derrotar a la italiana Ángela Carina, quien aseguró que nunca le habían golpeado tan fuerte. El COI reafirmó en un comunicado tras la disputa que la boxeadora había cumplido los requisitos médicos para participar. 

Transporte

Otro de los aspectos que se recalca en la gestión de los eventos es el transporte. Mover a miles de personas es un reto para cualquier gestor. Utilizar el transporte privado en estas circunstancias es complicado, incómodo y caro. Por eso, la ciudad de París amplió el servicio de transporte público contratando más personal para el metro y bus.

Sin embargo, se criticó abiertamente que el precio del ticket simple del tren subiera de 2,15 € a 4 €. El ayuntamiento defendió que eso no afectaría a los parisinos, ya que solo se subía el precio del billete simple hasta septiembre, mientras que el de los bonos mensuales y anuales no variaba. 

Por otro lado, desde que empezaron los planes para preparar la ciudad aumentaron en 1.000 kilómetros el carril bici y Toyota aprovechó una flota de turismos compuesta por más de 2.650 vehículos eléctricos. Pusieron en servicio 3.000 bicicletas de alquiler y se habilitaron buses y lanzaderas a todos los eventos. Además, hubo 18.500 vehículos de hidrógeno. 

El reto ha sido inmenso, pero al final, según los organizadores, ha sido un éxito con algunos aspectos a mejorar. Cada edición vale de prueba de acciones y medidas para mejorar la organización. Así como la gestión del transporte pudo realizarse de otro modo, la eliminación de residuos y reutilización de envases de plástico, fue un éxito. De todo se aprenderá y adaptará a las necesidades que traiga Los Angeles 2028.