La situación de la pobreza infantil en España es crítica. Casi el 11% de los niños y adolescentes carecen de lo necesario para una vida digna. Además, según los datos que maneja UNICEF del indicador de AROPE, hasta el 34,5% de los menores de 18 años se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social. Y es que, el hecho de estar empleado no es sinónimo de estabilidad familiar.
Tal es el caso de Cristina, beneficiaria de la ONG, que aunque su marido y ella están trabajando, aseguran no llegar a fin de mes. "Está todo muy caro y no nos da para más", confiesa. Porque, como ya denunciaba la OCU en abril, en los últimos tres años el precio de los supermercados ha subido una media de un 38%.
¿Los productos más afectados? El aceite de oliva suave (225%), el azúcar blanco (91%), el zumo de naranja (81%), los huevos (67%) el arroz (65%) y las zanahorias (65%). Pero no solo incrementan los precios de los alimentos más básicos, sino también de aquellos destinados a los bebés —en un 23,5% según en INE—, como la leche en polvo, los cereales o los potitos.
Además, a esto hay que sumar el aumento del precio de la vivienda, del gasoil o, en general, del día a día, porque cada año resulta más caro vivir, sobre todo, en ciudades como Madrid. Tanto es así, que el gasto medio por hogar en 2023 fue de 32.617 euros, lo que supone un aumento del 3,8% respecto al año anterior.
Sin embargo, no todos los sueldos llegan a esa suma, ni todas las familias cuentan con miembros empleados porque, como explica María Nieves, también beneficiaria del proyecto, a veces, incluso los abuelos deben ayudar a sus hijos con parte de su pensión para conseguir sacar adelante a los nietos.
Los bebés, primero
En este contexto, surge el proyecto de Baby Despensa, fruto de la Fundación Meridional. Comenzaron en 2020 y, desde entonces, no han dejado de crecer hasta lo que son ahora: un proyecto pionero, como dicen ellos, centrado en cubrir las necesidades alimenticias —y un poquito más— de los pequeños.
Lorena Bodegas, coordinadora de proyectos de la fundación, cuenta a ENCLAVE ODS que ya ayudan a 70 madres, aunque, asegura, tienen a más de 40 familias en lista de espera. ¿Y cuál es su función? Repartir cada semana pañales, potitos (de frutas, pescado, carne y pollo), además de leche entera o de fórmula, a familias con niños de entre 0 y 3 años.
Pero, explica Bodegas, la demanda no deja de crecer: "El año pasado recibíamos cada 15 días una llamada o un email con una nueva solicitud de una familia para entrar en el banco, ahora son cuatro a la semana". Por ese motivo, se han visto en la obligación de reducir la ayuda hasta los dos años, aunque afirman siempre estar dispuestos a ampliar el plazo si la situación es grave.
Y es que, aunque la Fundación Meridional está presente en más de seis países alrededor del mundo, como Perú, Ecuador o Sierra Leona, ha decidido poner el foco en España —su país de origen—, especialmente a raíz de la crisis de 2008. A pesar de que "la situación es mucho más drástica en otros lugares”, se dieron cuenta de que, en el caso español, "ha crecido muchísimo la pobreza infantil". Y, con esa premisa, quieren hacer de Baby Despensa su "proyecto estrella".
Los productos
La dinámica es sencilla. Sin voluntarios de por medio, son los propios trabajadores de la fundación quienes compran directamente los alimentos, lo que, según explica Bodegas, "sale más barato conseguirlo desde Mercadona" que de las marcas de los alimentos, incluso aplicando el precio de ONG.
¿Cómo lo organizan? Cuentan con una lista donde se refleja todo lo que deben comprar, según las demandas de cada familia. Y aunque el reparto es todos los miércoles, hay productos como los pañales que se reparten a la quincena, pero siempre garantizando que, afirma Bodegas, "cada familia va a tener lo que necesite semana por semana".
"Nos preguntan cuántos pañales usan los bebés y nos dan lo que necesitamos", explica Cristina, una de las madres que acuden al banco. Ejemplo de ello es el caso de Estefanía García, con gemelos, y a quien dan el doble de productos.
Y es que, a pesar de que cuatro litros de leche, seis potitos y diez pañales, puedan parecer una ayuda 'insignificante' para muchos, no lo es para estas familias. Ainhoa Heredia, otra de las madres que buscan asistencia en Baby Despensa, asegura que "cubre mucha ayuda al mes, [...] a lo mejor 200 o 250 euros".
Otro aspecto diferencial de este banco es que "no hay variaciones de producto". Además, se adaptan a las particularidades de los niños, por lo que, si uno debe tomar una leche específica para los cólicos, afirma Bodegas, hacen "todo lo posible por comprársela". Eso sí, siempre y cuando lleven el informe pediátrico que demuestre tal necesidad.
Una situación similar ocurre con los potitos. Desde el proyecto ofrecen alimentos a todo tipo de perfiles y, en casos como las familias musulmanas, donde no se consume cerdo, adaptan la oferta de productos.
No solo alimentos
Si bien es cierto que la iniciativa se basa en proporcionar alimentos y bienes de primera necesidad para los bebés, como son los pañales, la iniciativa trata de no cerrarse y busca ir un paso más allá. Por eso, como dice Bodegas, están focalizando sus energías en que "no sea solo asistencialista".
Lo hacen a través de diferentes propuestas, como un área psicológica, porque muchas de las madres que solicitan ayuda a este banco traen escenarios complejos. "Vienen de violencia de género o de situaciones complicadas con sus maridos", explica Bodegas. Pero no solo eso; también cuentan con familias provenientes del extranjero, como aquellas del asilo colombiano o "madres africanas que tienen una situación muy dura".
Por ese motivo, y aunque tiene función de servicio psicológico al uso, centran su labor en escuchar a las mujeres porque, como señala Bodegas, "son perfiles que se sienten muy aisladas de la sociedad y necesitan ser 'parte de'".
Y, ¿por qué hablar siempre de madres o mujeres? La respuesta es clara: de las 70 familias que acuden actualmente a Baby Despensa, tan solo tres personas de las que van a recoger los alimentos son padres y, una vez más, el rol de cuidador de las mujeres cobra protagonismo.
Uno de sus servicios 'extra', es la posibilidad que brindan a las familias de solicitar productos fuera de listado habitual. Entre ellos, cunas, tronas, sillas de paseo —ahora, seis en lista de espera—, ropa, hamacas, barandillas de cama o humidificadores son solo algunas de las cosas que se ofrecen. Para optar a ellas, deben indicar el primer miércoles de cada mes lo que necesitan, y, a partir de ahí, desde la ONG se encargarán de conseguirlo.
Lo hacen, generalmente, por medio de la fundación Project Infant. Sin embargo, también están abiertos a cualquier tipo de donaciones por parte de terceros, tanto de alimentos —siempre que sea lo que ellos reparten— como de otros productos. "El otro día vino un padre a darnos libro de niños", recuerda Bodegas.
Otro caso —de recogida y devolución de productos— es Estefanía, quien, tal como indicamos algún párrafo atrás, tiene gemelos. Hace un tiempo ya le entregaron una sillita de coche y, ahora, le dan la segunda. Además, para seguir incentivando esta colaboración mutua, cuenta, "traeré los dos Maxi-Cosi que tengo y así también puedo ayudar a otras mamás. Sé que supone mucho gasto".
Siguiendo esta línea, desde la dirección del proyecto tratan de incentivar el conocimiento y las oportunidades que las mujeres que acuden a la organización pueden ofrecer. Se explica así, "el caso de éxito", como ellos dicen, de una madre que, tras realizar un curso de masaje quiropráctico, le ofrecieron la posibilidad de convalidar sus prácticas en el local, haciendo masajes a las beneficiarias.
Incluso, siguen un pasito más y, cuenta Bodegas, "colaboramos con otras asociaciones para ayudar con cursos para conseguir empleo o una inserción laboral". Aunque, asegura, "esto nos cuesta un poco porque las madres tienen situaciones en las que no tienen con quién dejar los niños y no pueden llevarlos a la guardería".
Más allá de Madrid
A pesar de que la Fundación Meridional está en más de seis países distintos, los recursos son escasos y, por el momento, Baby Despensa está solo en Madrid. En concreto, en la Plaza del Pozo del Tío Raimundo, uno de los barrios más vulnerables de la capital.
Sin embargo, desde la coordinación de proyectos lo tiene claro: "Nuestra idea es que no solo esté en Madrid, queremos ampliarlo". Pero, para ello, indican, "necesitamos apoyarnos con la Ley del Desperdicio Alimentario [prevista para el 1 de enero de 2025] y queremos que las empresas, en lugar de tirar los potitos, nos los donen". Porque, señalan, es complicado llegar a todas partes partiendo de recursos propios.
Para seguir creciendo, animan a instituciones, como el Ayuntamiento de Torrejón, con el que ya trabajan, a ceder sus espacios para que puedan llevar el proyecto a otras localidades sin tantas dificultades. Además, están abiertos a todo tipo de propuestas, como es el caso de una familia con trillizos en Arganda del Rey, a quienes la propia directora de Baby Despensa, Silvia Saura, lleva los productos porque "vive cerca".
Pero, como sucede en cualquier escenario de la vida, la ayuda siempre es bien recibida y más si esto puede mejorar la vida a otros. Por eso, y a pesar de que no trabajan con voluntarios de forma habitual, sí tienen esta opción, tanto de forma individual como con empresas, e incluso, tal como explica Bodegas, se pueden acomodar al horario de estos.
También están abiertos a donaciones. Así lo muestran en su página web y, aunque según Bodegas, "un poco obsoleta", pretenden incorporar alternativas como el PayPal o el Bizum para llegar al mayor público posible. Porque, incluso cuando las aportaciones son pequeñas, aseguran, "significan mucho".