Imagen de archivo de un anciano conduciendo.

Imagen de archivo de un anciano conduciendo. iStock

Historias

Cuándo, cómo y por qué dejar de conducir: estos son los consejos de los expertos en seguridad vial

Un informe de Fundación MAPFRE ofrece las pautas a seguir en el proceso de cese de la conducción en personas mayores. 

20 agosto, 2024 02:51

"Nadie debería conducir cuando no sea seguro", dicen Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de la Fundación MAPFRE, e Isabel Sala Matavera y Elena Vera Campuzano, neuropsicólogas del Institut de Recerca del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en su informe El proceso de cese de la conducción en personas mayores. Eso sí, añaden, "tampoco se puede restringir innecesariamente la movilidad sin un motivo para ello".

Pero nada en la vida es blanco o negro. Como explican estos tres expertos en seguridad vial y envejecimiento en el texto publicado el pasado mes de julio, "la vida es a menudo una paleta de infinitos grises". Algo que, insisten, se visibiliza aún más "a medida que los y las conductoras envejecen (habría que decir envejecemos) y los despistes, olvidos u errores se hacen más frecuentes o más visibles". 

Es en esos momentos cuando a uno —o a sus allegados— se les viene a la cabeza preguntas un tanto incómodas o incluso molestas: ¿debería dejar de conducir?, ¿ha sido un despiste fortuito o se lleva repitiendo tiempo? 

Según Monclús, Sala y Vera, "nos puede resultar complicado tomar la decisión de abandonar la conducción". Saber cuándo y cómo echar el freno y cederle el volante a otro suele ser una tarea ingente y compleja, mucho más complicada que llenar el tanque de combustible (o enchufar la batería a la corriente eléctrica). 

Precisamente por eso, su estudio busca facilitar esta decisión y, sobre todo, orientar a las personas que, con el paso de los años, ven sus capacidades y aptitudes empeoradas. Pues, en España, tal y como recuerda la Dirección General de Tráfico (DGT), "el seguir conduciendo no depende de la edad", sino del estado del conductor en sí. 

Por eso, explica la DGT, "a partir de los 65 años y para asegurar que se mantiene intacta la capacidad para conducir, se reduce el periodo de vigencia del permiso". Se aumenta, así, la "frecuencia de las revisiones médicas y de aptitud para que seguir conduciendo sea seguro para todos".

Emocionalmente complicado

En España, a finales de 2023 —fecha de los últimos datos actualizados— había más de 27,7 millones de personas con permiso de conducir. De ellos, más de 5 millones tenían más de 65 años. En concreto, la DGT reporta que 1.890.302 de conductores tenían entre 65 y 69 años; 1.363.790, entre 70 y 74 años; y 1.789.835, más de 74.

Sin embargo, no todas las personas que tienen en su poder un carnet de conducir se ponen detrás de un volante. Algo notorio especialmente cuando los conductores van cumpliendo años y se ven obligados a aparcar su vehículo para siempre por el empeoramiento de sus capacidades o sus reflejos.

Es ahí donde el estudio de Fundación MAPFRE incide para intentar determinar cómo se produce ese proceso de cese de la conducción y qué se puede hacer para que este sea más llevadero y seguro. Porque, explican sus autores, "el proceso de dejar de conducir es, sin duda, complicado desde el punto de vista emocional".

A algunas personas, por ejemplo, les produce depresión; a otras, en cambio, es la propia conducción la que les produce estrés y ansiedad. Esto, explican Monclús, Sala y Vera, sucede especialmente cuando los conductores ven "limitadas sus capacidades físicas y psíquicas".

"Decirle a una persona que 'ya no sirve para conducir', sobre todo en aquellos casos, relativamente frecuentes, en los que el conductor no solo no reconoce los síntomas, sino que incluso se considera un conductor más seguro que la media, no es tarea sencilla", aseguran los autores del informe. Por eso, indican, "lo habitual es que la persona mayor rechace cualquier planteamiento sobre la conveniencia o necesidad de que deje de conducir".

Un proceso "natural"

Sentarse detrás de un volante no es baladí. Se trata de una actividad compleja que implica habilidades, explican los expertos en seguridad vial, como la "capacidad de atención, toma de decisiones, planificación, adaptación a cambios inesperados, buena capacidad visuoperceptiva, una correcta coordinación visuomotora, capacidad para valorar distancias y velocidades, así como intenciones de otros usuarios". 

Algo que, como recuerdan los autores del estudio, se van perdiendo "como consecuencia del proceso natural de envejecimiento". Por ello, indican, dejar de conducir —sea más tarde o más temprano— se trata de "un proceso natural y previsible que no debería resultar traumático". 

Y por eso recomiendan "reconocer" ese proceso para "anticiparse, prepararse y, a fin de cuentas, naturalizarlo". Para conseguirlo, la comunicación y la implicación de la familia o personas cercanas al conductor son esenciales. 

Empezar a dejar el coche

"Hay tiempo para preparar el proceso", reconocen los autores del estudio. En el caso de la muestra utilizada en el estudio, pasan de media más de 3 años desde la aparición de las primeras dificultades y el cese de la conducción. Desde que se plantea aparcar el coche para siempre y hasta que se produce, pasa de media un año. 

Para conseguir que esto suceda, añaden en el texto, disponer de una alternativa de movilidad, como un transporte público de calidad, es fundamental. Como también lo es incluir a los médicos de familia, aquellos que más cerca tienen a los conductores, para determinar sus posibles pérdidas cognitivas. 

Además, Monclús, Sala y Vera recomiendan que no solo la población sénior, sino toda en general, realice "cursos de actualización de conocimientos y actitudes para conductores y conductoras". Así, aseguran, la seguridad vial mejoraría sobremanera. 

Consejos para seguir conduciendo

Desde el Real Automóvil Club de España (RACE) lanzan una serie de consejos para las personas mayores que sigan conduciendo.

  • Descanse con frecuencia (cada hora u hora y media) si va al volante.
  • Conduzca por carreteras y calles conocidas. 
  • Evite conducir en los momentos con menos luz (entre el anochecer y el amanecer).
  • Procure no conducir con nieve, niebla, lluvia…
  • No conduzca después de comer para evitar que aparezcan señales de sueño.
  • Revísese la vista y el oído con frecuencia.
  • Infórmese sobre los efectos secundarios de los medicamentos que toma, especialmente por si producen somnolencia.

Una decisión voluntaria

Para concluir, los autores del informe recuerdan que "la decisión de dejar de conducir definitivamente en ocasiones es voluntaria y en otras es sugerida o forzada por las personas del entorno". Sea como fuere, insisten, esta debe estar relacionada con la seguridad de la persona que conduce, pero también de todas aquellas que comparten calles y carreteras con ella. 

En general, explican, la media de edad del cese de la conducción se sitúa entre los 72 y los 77,6 años. Además, esta decisión es "hasta dos veces más prevalente en mujeres que en hombres, independientemente del estado cognitivo". 

Los motivos que llevan a las personas a 'dejarse las llaves en casa', en algunos casos, tiene que ver con "la percepción subjetiva de cierto declive de las facultades cognitivas con un aumento de la sensación de inseguridad frente al volante". Sin embargo, en otros muchos se da "una falta de reconocimiento de estas dificultades" o se produce "miedo a sentirse excluido de la sociedad y percibir sentimientos de inutilidad". 

En estos casos, aseguran los autores del estudio, se produce cierta resistencia, lo que, matizan, "puede suponer un riesgo tanto para la propia persona como para el resto". De ahí que insistan y concluyan que en la comunicación está la clave para que las personas decidan no volver a sentarse detrás del volante. 

El estudio concluye que la receta del éxito varía según cada persona, pero tiene unos ingredientes esenciales: comunicación abierta, potenciar la autonomía, hacer una buena planificación, dar apoyo y cuidar del bienestar emocional del conductor que no volverá a serlo.