El consumo de energía se corona como la principal causa del cambio climático. Según datos de la ONU, esta industria representa alrededor del 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En concreto, en el año 2022, este sector supuso, tan solo en España, 222,1 millones de toneladas equivalentes de CO₂.
Las viviendas representan una parte significativa de estas emisiones, porque, pese a que se encuentran en plena transición hacia fuentes más limpias, todavía queda mucho por hacer. Solo hace falta ver los datos. Cada hogar consume un promedio de 3.487 kWh al año, tal como indica el informe de Consumos del Sector Residencial en España de IDAE. Esto se traduce, aproximadamente, en 1,5 toneladas de emisiones por cada casa.
Además, la adopción de energías renovables como la solar no solo es una estrategia para reducir la huella de carbono, sino también una vía para disminuir los gastos de los consumidores. Y es que los hogares pueden ahorrar entre el 70 y el 100% de la factura con estas prácticas.
Motivo por el que los paneles parecen haberse convertido en la opción número uno de muchos. Tal es el caso de Alemania, donde vivir en edificios ha dejado de ser un inconveniente para la energía verde. Por el momento, ya han instalado más de 500.000 sistemas solares enchufables en los balcones, lo que permite aprovechar la energía 'eco' al máximo.
El impacto de pequeñas placas en las fachadas podría verse reflejado hasta en un 20% menos en la cuenta bancaria. Una ventaja ideal, especialmente en España, donde los precios de la luz aumentaron un 40,56%, tan solo entre el 2021 y 2022. Una cifra que, para bien o para mal, no ha dejado de cambiar en los últimos años, resultando casi imposible prever los gastos del hogar.
Sin embargo, esta tendencia alemana plantea importantes preguntas, como qué impacto real pueden tener en la reducción del consumo energético o en las emisiones de carbono. Y, lo más importante, ¿puede España seguir el ejemplo germano en la adopción de esta tecnología?
Paneles solares
El funcionamiento de los paneles es relativamente sencillo. Las celdas están compuestas por materiales semiconductores, generalmente, silicio, que generan una corriente eléctrica cuando son impactadas por la luz solar. Esta electricidad puede ser utilizada de forma inmediata para el hogar o bien almacenada en baterías para su uso posterior.
Su eficiencia ha mejorado drásticamente en las últimas décadas. Y, en climas como el español, un sistema de 5 kW puede generar entre 4.000 y 6.000 kWh al año, suficiente para cubrir e incluso superar el consumo eléctrico promedio de un hogar.
Porque, por ejemplo, el frigorífico, en funcionamiento las 24 horas del día, representa casi el 30% del consumo eléctrico total de una vivienda. Le sigue la iluminación, con un 11,7%, la calefacción (7,4%) o el agua caliente (7,5%). Además de otros dispositivos como el de refrigeración con un 2,3%.
Desde una perspectiva económica, los beneficios son claros. En regiones como Andalucía o Extremadura, donde la irradiación solar es especialmente alta, un sistema de este tipo reduce las facturas hasta en un 70%. Esto se traduce en un ahorro anual de entre 500 y 800 euros para un hogar típico.
La amortización de la inversión inicial puede oscilar entre 4.000 y 6.000 euros para un sistema de tamaño medio, pero resultan altamente rentables, ya que su vida útil suele superar los 25 años.
Una 'pequeña' revolución
Sin embargo, aunque la instalación de paneles fotovoltaicos en tejados o solares han sido la opción más popular, esta no es siempre una posibilidad. Ejemplo de ello es España porque, tal como indican datos del INE, el 64,9% de la población vive en pisos —la cifra más elevada de Europa, solo superada por Letonia—.
Pero para Alemania esto no ha supuesto un problema, y ya han instalado más de 500.000 sistemas solares en los balcones; una verdadera revolución energética a pequeña escala. Esta novedad suele consistir en dos paneles solares que se incorporan en el balcón o la fachada del edificio, conectados a un inversor que convierte la corriente continua generada en corriente alterna utilizable.
"Estos paneles solares son una forma de democratizar el acceso a la energía limpia, permitiendo que incluso quienes viven en apartamentos puedan participar en la transición energética", explica Jan Osenberg, asesor de políticas de SolarPower Europe, en declaraciones a Euronews Green.
Según datos de SolarPower Europe, estos "balcones solares" han añadido alrededor de 200 MW de capacidad solar en Alemania, contribuyendo significativamente a la generación de energía renovable.
El éxito se debe en parte a la simplificación de la normativa y a los incentivos económicos. Como explica, para el mismo medio, un portavoz de Meyer Burger, empresa fabricante de paneles solares, "la eliminación del IVA y las subvenciones regionales han contribuido a la popularidad de los sistemas solares en balcones".
En Berlín, por ejemplo, los residentes pueden recibir hasta 500 euros en subvenciones para la instalación de estos sistemas, lo que cubre aproximadamente la mitad del costo de un kit solar básico.
¿Y España?
La adopción de paneles solares está comenzando a ganar tracción, aunque con ciertas diferencias. La legislación española, a través del Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT), permite la instalación de sistemas solares en balcones siempre que se cumplan con las normativas de seguridad y se legalice la instalación.
Esto incluye la necesidad de contar con dispositivos de protección para desconectar la instalación en caso de sobrecargas o cortocircuitos, así como la conexión a la red de baja tensión a través de un contador bidireccional.
Un aspecto clave a considerar es la orientación y la inclinación. La orientación ideal para los paneles solares es hacia el sur, ya que maximiza la exposición a la luz solar durante todo el día. Sin embargo, en muchos casos, especialmente en edificios urbanos, los balcones y fachadas no siempre están orientados hacia esta dirección, lo que puede reducir su eficiencia.
Además, la inclinación de los paneles debe ajustarse a la latitud de la región, con un ángulo adicional para optimizar la captación de luz. En ciudades como Madrid o Barcelona, esto significa que los paneles deben instalarse con una inclinación de entre 30 y 40 grados.
Otra cuestión a tener en cuenta es la normativa de las comunidades de propietarios. Según la Ley de Propiedad Horizontal, esta instalación es legal siempre que no altere significativamente la estética del edificio. Sin embargo, en algunos casos, las comunidades pueden requerir la aprobación previa de la junta de propietarios. En tales casos, basta con el apoyo de un tercio de los vecinos para aprobar la instalación.
Un kit solar para balcón, con un costo inicial de entre 800 y 1.200 euros, puede generar entre 300 y 400 kWh al año, lo que podría reducir la factura anual de electricidad en alrededor de 100 euros. Además, con la eliminación del IVA en equipos fotovoltaicos y las subvenciones regionales, estos sistemas se han vuelto más accesible para un mayor número de personas.
España más 'verde'
De acuerdo con la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), en 2023 se crearon 1.706 MW de nueva potencia de energía solar en instalaciones de autoconsumo. Además, de estas construcciones, 84.545 instalaciones fueron en residencias.
Gracias a ello, España cuenta ya con 6.966 MW de potencia acumulada a nivel nacional. Un dato que, pese a que se haya ralentizado de la tasa de crecimiento en 2022, confirma que sigue avanzado a buena velocidad para alcanzar los objetivos marcados en el nuevo borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).
Porque, tal como explica José Donoso, director general de UNEF, "la situación en España está motivada por la percepción de altos precios de la energía por parte de la ciudadanía, así como la reducción del poder adquisitivo de las familias debido al aumento de la inflación y al agotamiento de las ayudas contempladas dentro de los Fondos de Recuperación".
Y añade: "El autoconsumo sigue siendo rentable tanto para las empresas como para las familias, además de aportar seguridad y estabilidad económica ante posibles crisis geopolíticas. Sin embargo, ante los ambiciosos objetivos de descarbonización que tenemos que afrontar en los próximos años, necesitamos nuevas formas de impulso económico que sean más eficientes, como desgravaciones fiscales, siguiendo el ejemplo de países como Alemania y el Reino Unido, ya que aplican un IVA del 0% a estos proyectos [...]".