El estrés 'se mueve' a 60 kilómetros por hora: cuanto más rápido van los coches más afecta su ruido a la salud mental
- Un estudio comparó el efecto de la contaminación sonora en entornos naturales y con tráfico con distintas limitaciones de velocidad.
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La ciudad nunca duerme, siempre tiene un runrún continuo de fondo, la contaminación acústica. El ruido. Los urbanitas lo tienen tan interiorizado que es una de las primeras cosas que sorprende al ir a la montaña. No porque allí no haya sonidos, sino porque son muy diferentes, y eso afecta también al estrés y la ansiedad.
Ya se sabían, pues hay abundante bibliografía, los beneficios de escuchar paisajes sonoros naturales. Reducen la presión arterial y la frecuencia cardíaca y respiratoria, además de mejorar el sueño. Es decir, los sonidos naturales, como el piar de los pájaros o la corriente del agua yendo río abajo, relajan.
Por otro lado, también está demostrado que los sonidos antropogénicos como el tráfico o el ruido de los aviones están asociados con problemas de salud mental. Un grupo de académicos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) quiso ir un paso más lejos y entender la relación con respecto a la limitación de velocidad.
Hasta ahora, las zonas de bajas emisiones se centraban sobre todo en la contaminación atmosférica y la calidad del aire. Pero además, tienen otro beneficio al reducir el ruido. "Esto pone de relieve un aspecto fundamental de la vida en la ciudad que muchas veces se ignora, la necesidad de acceder a sonidos naturales en medio del constante ruido de la ciudad", dice el doctor Paul Lintott, autor principal del estudio.
De acuerdo con los resultados, "se demuestra que reducir el límite de velocidad en zonas residenciales es una medida simple y efectiva para mejorar la calidad de vida de los vecinos".
La investigación tomó un grupo de estudio en la universidad, con las limitaciones que ello supone por edad y origen, a los que expusieron a diferentes escenarios sonoros. Por un lado, ruidos que se pueden encontrar en un ambiente natural de montaña, con un pequeño río y con animales. Por otro, un ambiente de tráfico a velocidad reducido a 30 km/h y otro a 60 km/h.
Los resultados demostraron, como se esperaba, un cambio en los niveles de estrés de los participantes en el escenario natural respecto al de tráfico rodado. Sin embargo, las diferencias fueron menores cuando la velocidad de los vehículos se reducía, lo que hacía decrecer el ruido.
12.000 muertes prematuras
En Europa, la principal fuente de contaminación acústica es el tráfico. En casos muy específicos también puede ser las aglomeraciones o la industria. La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) calcula que puede estar relacionada con 12.000 muertes prematuras.
El estudio también indica los efectos positivos que tienen los sonidos naturales a la hora de recuperarse de factores estresantes. La exposición de los grupos de estudios a sonidos que se encuentran en este entorno se asociaron a niveles más bajos de estrés y ansiedad.
Según el servicio de información y observatorio del ruido de AEMA, el sonido de las carreteras superior a 55 dB afecta al 25% de los europeos. Este límite es el que se considera "molesto" a lo largo del día. Durante la noche, uno de cada seis duerme cerca de una carretera de la que emana un ruido permanente de más de 50 dB. En este sentido, 6,5 millones de personas padecen alteraciones del sueño crónicas.
Aunque reconocen que la introducción del coche eléctrico supondrá un cambio, creen que reducir los límites de velocidad tendría numerosos beneficios, desde calidad del aire y reducción de los accidentes de tráfico, pondría un bozal al rugir de los motores.