Seis años antes de que Neil Armstrong dijese aquello de "un pequeño paso para el hombre…", Valentina Tereshkova ya había demostrado algo que aún hoy es necesario reivindicar: que las mujeres son igual de capaces que los hombres, tanto en la Tierra como en el espacio.
Con 26 años, la astronauta rusa se convirtió en la primera mujer en volar al espacio exterior. Y lo hizo como única tripulante a bordo de la Vostok 6, nave que dio 48 vueltas a la Tierra en tres días.
En Estados Unidos tardarían aún dos décadas en enviar a una mujer al espacio, con Sally Ride. El turno de una europea no llegaría hasta los años 90 del siglo pasado, primero con la británica Helen Sharman y luego con la francesa Claudie Haigneré ya en el 2001.
Aunque con el paso de los años la presencia de las mujeres en la carrera espacial se haya ido normalizando, aún estamos lejos de que sus nombres sean los primeros en resonar cuando se mira a las estrellas.
Pero como en otros aspectos de la vida, “el espacio es una dimensión donde hay que llegar en igualdad de condiciones”. Con estas palabras, Cruz Sánchez de Lara, editora de ENCLAVE ODS, daba comienzo al acto de clausura de la Semana Mundial del Espacio, organizado por Airbus en sus instalaciones de Madrid el pasado viernes.
Alberto Gutiérrez, presidente de Airbus España y jefe de operaciones del grupo aeronáutico europeo (Chief Opperating Officer), inauguró el acto destacando que la importancia de las mujeres en la carrera aeroespacial ha sido el motivo de que se les dedique este año la Semana Mundial del Espacio.
"No solo tiene que haber más vocación, sino que se necesitan más referentes", dijo Pedro Duque el viernes
Sin ciencia, innovación, desarrollo tecnológico e igualdad no hay futuro. Algo que tiene muy claro el que fue el primer astronauta español, Pedro Duque. "Estas chicas que tengo sentadas a mi lado representan la siguiente generación de ingenieras aeronáuticas y astronautas", dijo en referencia a las cuatro jóvenes del instituto Las Musas de Madrid que participaron en la mesa La mujer en el espacio, que moderó el también exministro de Ciencia e Innovación.
Más referentes femeninos
Una mesa en la que las alumnas de 4º de la ESO, 1º y 2º de bachillerato, Marta, Elena, Marta y Miriam, tuvieron la oportunidad de hacer un cara a cara con la actual generación de mujeres espaciales.
Mari Ángeles Martí Martínez, directora de Programas de Desarrollo del A400M y
presidenta de la Women Network de Airbus España, Milena Lerario, directora de Spacecraft Production Spain en Airbus Defence and Space, Belén García Molano, directora de Tecnología y Desarrollo Airbus Defence and Space y embajadora de Inclusión y Diversidad en la compañía, y Mercedes Ruiz Haro, jefa del Área de Sistemas, Navegación y Control en SENER Aeroespacial y representante de la Asociación de Ellas Vuelan Alto (EVA) fueron las encargadas de acercar el mundo de la aeronáutica a las jóvenes.
Todas ellas, ejemplos de ese liderazgo femenino en la ciencia y la tecnología que reivindicó Duque. Porque, como aseguró durante su intervención, para que más mujeres se animen a apostar por una carrera STEM "no solo tiene que haber más vocación –que ya la hay–, sino que se necesitan más referentes", que se visibilicen más y que el "liderazgo sea más permeable".
"No estamos hablando del futuro, sino del presente", recordó Belén García Molano
Naciones Unidas calcula que solo un 30% de las mujeres del mundo estudia carreras STEM. Y el porcentaje que cae al 3% en las relacionadas con tecnologías de la información o al 8% en las ingenierías. Algo que se debe a la escasa visibilidad de las mujeres en estos sectores y, también, a los estereotipos con los que crecemos.
"Hay que desmitificar al científico loco, al ratón de biblioteca, a la persona que no tiene amigos… Somos personas normales, con pareja, con familia, con amigos, con una vida. No somos un estereotipo raro por estudiar una carrera STEM", reivindicó Martí Martínez.
La presidenta de la Women Network de Airbus aseguró que "hay muchas niñas a las que les cuesta ver que las STEM pueden ser para mujeres y no solo para hombres". Por eso, su red de mujeres profesionales lleva desde 2008 haciendo presión para "profesionalizar el liderazgo femenino", pero también dando charlas en colegios para animar a las niñas a seguir sus sueños.
Los 1.300 voluntarios que hay en toda España buscan "cambiar el paisaje de género en todos los niveles, también en el directivo", para hacer de la empresa un lugar cada vez más igualitario. Y es que, como dice Martí Martínez, "hay que cambiar las cosas desde dentro y desde arriba, y las mujeres y los hombres tenemos que estar unidos en esa lucha".
Desde la asociación Ellas Vuelan Alto (EVA) también luchan, como explicó Ruiz Haro, por "fomentar y dar visibilidad al talento femenino en el sector aeroespacial". Especialmente, ponen el foco en la secundaria, esos años decisivos antes del bachillerato: "Compartimos con las jóvenes nuestras experiencias, y les recordamos que las STEM son carreras que requieren esfuerzo, pero que dan muchas satisfacciones".
"Hay que desmitificar al científico loco, somos personas normales, con pareja, familia, amigos, una vida", reivindicó Mari Ángeles Martí Martínez
Liderazgo astronauta
Para conseguir la visibilización de los referentes femeninos en el sector, que como apuntaba Duque "ya los hay pero no suelen alardear de sus logros", se necesita que los líderes de hoy observen más a sus equipos y no se dejen llevar por las apariencias.
"Muchas veces, quien más hace no es quien más alto habla", dijo mientras compartía sus propias experiencias como líder de equipos. Pero no solo eso, también se necesita más "liderazgo astronauta", reivindicó el exministro.
Es decir, más líderes que pongan sus esfuerzos en convencer y no "en mandar por mandar". Aunque, aclaró, hay momentos en los que un –o una– líder tiene que tomar las riendas ser más clásico, "y eso suele ocurrir en momentos de crisis".
Hay ciertos valores, se dijo durante la jornada, que un líder empresarial o político y un astronauta –o alguien que sueña con serlo– deberían compartir: "Los líderes, los gerentes, la gente que establece la dirección de un grupo, la estrategia y se hace responsable de los resultados tiene que motivar al equipo, pero también debe tener una visión clara sobre cómo llegar al resultado final y ser capaz de compartimentar las tareas para que todas sumen", explicó Duque.
"Hay que saber escuchar, pero las ganas de seguir aportando no pueden acabar nunca", aseguró Mercedes Ruiz Haro
Algo que todas las participantes en la mesa redonda comparten. Y Ruiz Haro añade un ingrediente secreto para que el liderazgo femenino se convierta, también en astronauta: "Hay que saber escuchar, trabajar con gente diversa, ver otros puntos de vista y tener mucha ilusión. Las ganas de seguir aportando no pueden acabar nunca".
Camino al espacio
Ser astronauta es algo con lo que muchos niños y niñas sueñan de pequeños. En el caso de estas últimas, sin embargo, esa ambición empieza a desaparecer según entran en la adolescencia.
"Para que las chicas de hoy sean las astronautas del futuro no pueden olvidarse de mantener siempre el interés en el espacio, en las matemáticas, en la ciencia… pero también en la vida", dijo Lerario. Porque, sin esto último, es complicado aplicar ese liderazgo astronauta del que habló Duque.
"El sueño de ser astronauta estira de la gente para que descubra lo que de verdad le gusta"
Durante la jornada, Duque recordó que "el sueño de ser astronauta estira de la gente para que descubra lo que de verdad le gusta, que puede ser ir al espacio o no". En la mesa recordaron que no todo el mundo llega a cumplir ese sueño, pero encuentra uno nuevo por el camino: "De pronto te das cuenta de que en vez de querer montar en el cohete quieres diseñarlo".
Satélites y medio ambiente
Y es que la próxima generación aeroespacial se enfrenta a un reto que no es baladí: diseñar y materializar cohetes que no quemen combustibles fósiles. O desarrollar dispositivos capaces de capturar esa basura espacial que se mueve a 26.000 kilómetros por hora.
"En España tenemos un proyecto de una pértiga para recuperar los satélites cuando ya no están en funcionamiento, que permite que se desintegren en órbita", explico Lerario.
Pero el desarrollo de tecnología espacial limpia va mucho más allá. Actualmente, se están desarrollando satélites que funcionan con energía eléctrica, por ejemplo.
García Molano recordó que "no estamos hablando del futuro, sino del presente": cuanto más sostenibles sean los satélites –y las empresas aeronáuticas–, mayor sostenibilidad tendrá la industria y "nos podremos centrar, como ya estamos haciendo, en predecir desastres naturales".
El ejemplo de la erupción en La Palma es perfecto para entender hasta qué punto esta tecnología espacial, que podría parecer muy lejana de nuestro día a día, nos afecta. "Semanas antes de la erupción ya estábamos recogiendo imágenes del volcán y sabíamos que estaba ocurriendo algo", contó García Molano.
"Las astronautas del futuro deben mantener el interés en el espacio, pero también en la vida", dijo Milena Lerario
Aunque "hoy por hoy no podemos predecir el dónde ni el cuándo un volcán entrará en erupción, sabemos que algo se cuece", añadió. Ahora, el reto está en que esas imágenes recogidas por el satélite europeo Sentinel o el español Paz puedan "ser procesadas por una inteligencia artificial capaz de predecir lo que va a ocurrir".
La capacidad de los satélites de mejorar nuestra vida va más allá de predecir desastres naturales. También monitorean elementos claves para la sostenibilidad del planeta, como el estado de la capa de ozono o si hay manchas de contaminación en el mar, entre otros.
Pronto se podrá incluso medir las fugas de gas natural en todo el mundo. Porque la sostenibilidad del planeta, como dijo Duque, depende de que todos los rincones del planeta puedan ser monitorizados con el mismo sistema, algo que "solo los satélites proporcionan". Solo así, concluyó el astronauta, "se podrán tomar las decisiones adecuadas para el medio ambiente a nivel global".