Con un sabor agridulce. Así podría decirse que acaba la tercera jornada de la 26ª Conferencia de las Partes de Naciones Unidas (COP26), un día dedicado a la financiación de la mitigación y adaptación al cambio climático.
"Durante las negociaciones de hoy hemos escuchado mucha frustración, pero también reconocimiento", dijo Archie Young, negociador principal de la cumbre del clima que se está celebrando en Glasgow. Las dificultades que supone movilizar el dinero necesario para esta lucha común son, admitió, muchas: "Hay que pasar de las palabras a la acción".
Con estas palabras resumía las discusiones llevadas a cabo ayer miércoles, que concluían con una idea clara: "La financiación privada necesita un papel mayor, pero no a expensas de la pública". Según Young, solo ese equilibro "nos permitirá cumplir los objetivos marcados".
"La financiación privada necesita un papel mayor, pero no a expensas de la pública", dijo Young
Es decir, con ese compromiso –que debió materializarse en 2020– de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para financiar la descarbonización de los países en vías de desarrollo.
Pero, como advirtió la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Patricia Espinosa, "estamos hablando de inversiones de miles de millones de dólares, pero lo que necesitamos son billones".
Porque la realidad climática dice que, para que todos los países del planeta sean capaces de hacer frente a la crisis medioambiental, será necesaria una inversión de entre uno y cuatro billones de dólares al año hasta 2025.
El enviado presidencial especial de los Estados Unidos para el Clima, John Kerry, añadió durante su intervención que conseguir el dinero necesario requerirá "que todos rememos a una". Y añadió: "Necesitamos sentarnos con el sector privado y el filantrópico para trazar un plan detallado sobre cómo poner a trabajar los billones de dólares necesarios".
Kerry remarcó que el Gobierno de Joe Biden está comprometido con esa labor, y que ya han empezado a trabajar para, junto al Congreso de los Estados Unidos, cuadruplicar el presupuesto climático para 2024, "después de haberlo doblado ya", puntualizó.
Para la delegación japonesa, "es crucial movilizar financiación privada para conseguir los objetivos". Y la china recordó a los allí presentes que todo es cuestión de voluntad política: "Los países desarrollados deben cumplir sus promesas políticas en cuanto a financiación climática. Nuestras inversiones tienen que estar a la altura de nuestras ambiciones, es la única manera de conseguir nuestras metas".
Falta de confianza
La financiación que se está negociando es, como se repitió una y otra vez, insuficiente. Como recordó el presidente del Banco Africano de Desarrollo, Akinwumi A. Adesina, "los 100.000 millones no son una varita mágica que solucione los problemas de las naciones africanas".
Sin embargo, reconoció, son un primer paso para, de invertirlos correctamente, fagocitar cambios reales que lleven al mundo a una verdadera economía descarbonizada.
"Estamos hablando de inversiones de miles de millones de dólares, pero necesitamos billones", recordó Espinosa
"Necesitamos cambios sistémicos y, sobre todo, empezar a repensar cómo medimos la riqueza", alertó Adesina. Tal vez, reflexionó, el Producto Interior Bruto (PIB) no sea la herramienta adecuada para valorar si el desarrollo de las economías, porque "muchas veces favorecemos a aquellos que están destruyendo el planeta".
Sin duda, la nota más crítica de la jornada la pusieron los países más vulnerables y empobrecidos, cuyos ministros de finanzas recordaron una y otra vez que no solo es necesario comprometer financiación para atajar la crisis climática. También hacerla accesible y ponerla a disposición de los que la necesitan.
Porque, como recordó el ministro de Finanzas y Servicios Públicos de Jamaica, Nigel Clarke, muchos países se están enfrentando ya a las consecuencias del cambio climático. "Los desastres naturales y los eventos extremos son una realidad para nosotros. No podemos permitirnos el lujo de esperar por la financiación dos o cinco años", avisó.
Para evitar la situación que describió Clarke, Espinosa hizo un llamamiento a las naciones del mundo: "Necesitamos transformar los miles de millones en billones y que todos los stakeholders se comprometan, si no será imposible".
Si no, no se podrá cumplir lo que dijo el secretario de Estado en el Ministerio de Medio Ambiente, Conservación y Seguridad Nuclear alemán, Jochen Flasbarth: "No hay razón para que los países desarrollados estén orgullosos, pues hemos perdido nuestra oportunidad. Pero tampoco para que nuestros colegas en desarrollo desconfíen, pues solo en tres días ya se ha avanzado en las negociaciones". Aunque, por el momento, sigan estancadas.