Coffee Productions y el centro tecnológico AINIA han desarrollado un prototipo de cápsula de café compostable y biodegradable en el mar. Este proyecto surge como una respuesta para reducir el impacto medioambiental de la creciente moda del uso de este tipo de producto en los hogares.
Alberto Forteza, gerente de Coffee Productions, explica que el objetivo “es elaborar, con compromiso y dedicación, una amplia gama de productos de calidad comprometidos con el entorno, ya sea en el ámbito medioambiental o en el relacionado con la salud”.
Según Oxfam Intermón, cada año se consumen aproximadamente unos 7.000 millones de cápsulas de café en el mundo. Para entender su magnitud podemos imaginarnos colocándolas en línea: una tras otra darían la vuelta al mundo 14 veces.
El café en cápsula se está asentando cada vez más en el mercado europeo y ya representa el 23% del consumo total de café en los hogares. Según un informe de la Asociación Española del Café (AECafé), en España, el consumo representa el 16% respecto al total del consumo de este estimulante.
Si se colocan en línea todas las cápsulas de café consumidas durante un año daría la vuelta al mundo 14 veces
La complejidad de la composición de la cápsula, que a menudo mezcla diferentes materiales como el plástico o el aluminio, combinado con los posos del café, dificulta enormemente su reciclado y su procesamiento en las plantas de gestión de residuos estándar.
Según Oxfam Intermón, no son estrictamente un envase, por lo que no se pueden tirar en el contenedor amarillo. Sólo se pueden depositar, por tanto, en el contenedor orgánico. El problema es que su periodo de biodegradación oscila entre los 100 y los 500 años.
Innovación para la sostenibilidad
El prototipo desarrollado Coffee Productions y AINIA tiene entre sus componentes el polihidroxialcanoato (PHA), un biopolímero producido por bacterias por fermentación bacteriana del azúcar o lípidos. Su aplicación más conocida es la fabricación de botellas desechables, bolsas y otros productos de un solo uso como pañales, servilletas, vasos y cubiertos.
Para analizar la biodegradación de estas cápsulas, AINIA ha contado con la colaboración del Grupo de Polímeros y Materiales Avanzados de la Universitat Jaume I de Castellón (UJI), coordinado por el profesor Luis Cabedo, que ha analizado su descomposición en el medio marino simulado y real.
En los estudios realizados, la cápsula ha alcanzado una biodegradación en el mar del 30% en 9 meses, por lo que se prevé que se biodegradará completamente en un período máximo de 3 años. En condiciones de compostaje industrial, este tiempo se reduce a poco más de un mes.
Luis Gil, técnico de la línea de envases de AINIA, señala que “la obtención de este prototipo supone una solución tecnológica ante el reto de lograr envases más sostenibles y respetuosos con el medioambiente. Por un lado, es una cápsula industrializable que cumple con la función barrera de conservar la vida útil del café; y, por otro lado, respeta los requisitos de compostabilidad y biodegradación marina”.
Por una Europa sostenible
El proyecto ha sido cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), en consonancia con los crecientes esfuerzos de la Unión Europea por desarrollar la Agenda 2030 y la directiva europea aprobada en 2019 para prohibir todos los plásticos de un único uso.
“La sostenibilidad es un elemento que cada vez tiene mayor peso para el consumidor a la hora de decantarse por un producto u otro", concluye Gil. Por eso, desde AINIA trabajan en varias líneas de investigación para la producción de biopolímeros a partir de subproductos de la industria como restos de zumos, remolacha, residuos sólidos urbanos, restos de poda, cáscaras de frutos secos y huesos o de suero láctico de queso.